Durante el gobierno del presidente Nicolás Maduro, Venezuela ha sido objeto del mayor ataque imperial contra alguna economía en América Latina. El más grande poderío militar del planeta ha enfilado todas sus armas para acabar con la revolución bolivariana a consta de lo que sea.
Los intereses transnacionales y de los que están detrás de los que mandan en la Casa Blanca han aplicado las más viles estrategias de guerra no convencionales para maniatar y desestabilizar una de las mejores economías de la región de inicios del siglo XXI.
Las consecuencias actuales de esa política de agresión imperial, en alianza con los sectores empresariales opositores venezolanos son las siguientes:
1) Desabastecimiento e inflación inducida por los monopolios privados, que ha ocasionado alto niveles de inflación en los últimos años. Según el mismo Banco Central de Venezuela el índice de precios al consumidor se ha venido incrementando en los últimos años: En 2015 cerró en 180,9%, en 2016 fue de 274%, en 2017 de 862,6% y en el año 2018 alcanzó la exorbitante acumulación del 130.060%.
2) Pdvsa llevada a crisis. Se ha afectado a la principal industria del país, la petrolera, que es la principal fuente de divisas y de ingresos fiscales que financia el Presupuesto Nacional, incidiendo en la caída de su producción y exportaciones. Según el BCV, la actividad petrolera ha caído en 47,50% en los últimos 5 años.
2) Caída en la producción nacional. Esos resultados han incidido notablemente en la producción nacional. En esos 5 años (Período III Trim 2013 - III Trim 2018), el Producto Interno Bruto ha caído 52,37%. Pero no sólo ha caído la actividad petrolera, también ha caído la actividad no petrolera en -51.43%, la minería en -50,76%, la manufactura nacional en -76,27%, el sector construcción en -94.74% y las Instituciones financieras en -78,64%. En total las exportaciones de bienes cayeron en -62,38% los últimos 5 años y las importaciones de bienes en -74,93%.
3) Intensificación de la conspiración interna. Claro que la guerra económica declarada por el Imperio del Norte nos ha afectado. Sus sanciones y bloqueos, sus limitaciones a los créditos internacionales y refinanciamiento de la deuda, el impulso de la conspiración económica interna con sus aliados en Fedecamaras, Consecomercio, Venamchamp, Fedenaga, Fedeagro, Conindustria, Cavidea, Cavefar, entre otros empresarios opositores y conspiradores como las Empresas Polar, han tenido alta incidencia en el comportamiento de los indicadores económicos.
Claro que nos ha impactado la conspiración interna en PDVSA y en el Ministerio de Energía impulsada por el corrupto y traidor a la patria Rafael Ramírez y sus secuaces ex gerentes petroleros liderados por Eulogio del Pino y Nelsón Martínez. Que se suma a los recientes ataques imperiales contra PDVSA limitando su capacidad operativa y financiera instalada para producir y exportar el petróleo que mantiene a una sociedad altamente rentista y dependiente de los dólares petroleros. Que son esas mismas divisas necesarias para poder sostener el gasto público con tendencia socialista, cargada de inversión social.
Estos factores conspirativos han afectado el desempeño de otras empresas estatales entre ellas de la telefonía, agua, electricidad y la minería. Pero también han sufrido las empresas privadas en su rol fundamental de generador de empleos.
4) Gestión económica para la sobrevivencia. Muchos insisten que hay que revertir los errores cometidos. Pero no hay errores que revertir en una economía de guerra porque realmente la política económica interna aplicada en los últimos años ha sido de sobrevivencia. Porque quién puede diseñar un plan económico estable si sabe que cuando produzca y comercialice en el exterior, su despacho va ser paralizado, que sus barcos serán confiscado. ¡No es fácil esa situación! O por el contrario, cuando firmamos y pagamos contratos de importación, por ejemplo, de gasolina, alimentos o medicina, y en el proceso de envío te confiscan o roban los barcos.
Evidentemente, que no hay una política monetaria, fiscal, petrolera, cambiaria, industrial distinta que revierta o se blinde contra esos ataques imperiales, que buscan desestabilizar y conspirar en la economía con un fin político claro y abierto: derrocar al gobierno y controlar la riquezas petroleras que son de los venezolanos.
Es por eso que hay que insistir, y todos los cuadros políticos de la revolución deben repetir por todas partes que las sanciones, bloqueos y conspiración económica interna han sido determinantes en los resultados mostrados por el Banco Central de Venezuela.
5) Permanencia de las fallas económicas estructurales. Los elementos anteriores nos han afectado porque los enemigos externos e internos de la revolución saben cuáles son nuestras fallas económicas estructurales: altamente dependientes de las exportaciones petroleras (96%), de los ingresos que reportan al fisco nacional (65%), de la dependencia de las importaciones para el consumo industrial y humano (70%), que la producción de bienes y servicios de primera necesidad y de consumo masivo están controlados por grupos monopólicos y oligopólicos agremiados y que son enemigos del gobierno.
Y ha sido sobre esas fallas estructurales que los enemigos de la revolución desde Washington diseñaron los ataques a nuestra economía. Valga decir, la guerra económica externa e interna en los últimos años ha afectado de manera contundente por las debilidades industriales, vulnerabilidades y niveles de dependencia de la economía externa.
Por eso crearon a Dolartoday y otros portales web para afectar los costos de las importaciones en todos los bienes y servicios importados. Por eso, los importadores de oficio presionaban al gobierno que les diera más dólares para seguir importando, para afectar las reservas internacionales y conspirando a la vez. Y atacaron fuertemente al gobierno y su política económica, generando expectativas negativas que satanizaban los inversionistas extranjeros y nos hicieron un país riesgoso.
Conociendo su nivel de dominio en el mercado de bienes y servicios, los monopolios como las Empresas Polar han manipulado los precios para inducir de manera impune la inflación semanalmente.
SOLUCIONES ANTAGÓNICAS
Para los opositores la salida a esta situación económica es que se vaya Nicolás Maduro de Miraflores, para los revolucionarios la salida es impulsar una economía productiva cada vez menos dependiente del sistema comercial, financiero y de pagos que dominan los Estados Unidos.
Es una tarea revolucionaria la que está llevando el pueblo revolucionario y poco a poco estamos avanzando.
Realmente los que nos hace falta para esquivar esos ataques son empresarios y trabajadores patriotas que estén dispuestos a poner a cultivar y procesar nuestras tierras, industrializarlas y etiquetar los bienes obtenidos con la marca "hecho en Venezuela".
En ese sentido, hay que reactivar la industria petrolera con nuestra propia inteligencia, conocimientos y tecnologías; así como mantener el programa de subsidios directos a la población.
Asimismo, hay que recuperar el poder adquisitivo a niveles de hace cinco años como condición necesaria para impulsar la demanda agregada interna que estimula la producción nacional.
Correo: agiussepe@gmail.com
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