¡Leales siempre! y ¡reales siempre!

Lunes, 10/06/2019 07:28 AM

Hay más ocho millones de casos límite contradictorios, en la ciudad borrosa desnuda, ¡leales siempre! y ¡reales siempre!, es tan sólo uno de ellos. El uso de agentes secretos, es una de las configuraciones límbica antagónicas, de la guerra y la paz. El que tiene capacidad de maniobra ha de utilizar, y de hecho el imperio CIA manipula, y todos los días, sanciona y compra con bastante real, en el sentido de la coima, de la corrupción, la carroña y del engaño, para todo esto se vale del dinero, y de reales a dos manos de los venezolanos, con los ¡reales siempre! contra ¡leales siempre! Con los ¡reales siempre!, chócale a más de uno en el gobierno, en las distintas instituciones, empresas públicas y privadas, en el mundo, y en especial en Venezuela, el imperio criminal gringo go home, detrás de CITGO, la empresa del pueblo venezolano, tal el gobierno inglés y portugués, detrás del oro y de los reales denarios de Venezuela. El imperio homicida, úntanle el carro carroñoso y úntanle la mano carroñosa, a los venezolanos apátridas facinerosos funerarios, con los reales dinerarios de la Patria de Bolívar y Chávez, el aspecto, ¡reales siempre!, contra ¡leales siempre!, y vemos a los salta perico, brincoteando la talanquera, y echando espumarajos por la jeta y por la desleal y real al revés bragueta, por la bokemoneta hecatombe fecal mierda, que usara en la guarimba guerra biológica de boñigas heces en las calles caraqueñas del Este de 2017, contra mílite y pueblo que no calle ni arrodíllase ante nadie, hasta que llegó la comandanta ANC, y mandó a parar, y la paz trascendiera de la mierda en el tercio incluso aristotélico profundo, compadre Pepe.

Con digresión y sin digresión, los salteadores, proyectando en los demás sus actuaciones traidoras oprobiosas realengas fracasadas, gritando a todo pulmón, lo suyo, ¡reales siempre!, contra ¡leales siempre!, y el imperio inescrupuloso malhechor, mandando al carajo las doctrinas y las ideologías, que no le son correspondientes a sus intereses agrestes, y de éste, el robo, el bloqueo, asedio, asalto, violaciones, congelaciones, sanciones, el cerco, las coerciones, la guerra política económica social cultural ecológica comunicacional financiera monetaria petrolera, ataques eléctricos e hídricos, calentamiento climático, los falsospositivos, la falsa ayuda criminal humanitaria, fraudulentos derechos humanos, bloqueo marítimo hambruno CLAP, golpes de estados, atentados criminales magnicidas, la malicia y la mafia. El imperio criminal yanqui go home, manda al carajo viejo a la moral, a la ética y a la estética, y limítanse a la delincuencia y a la hechicera obscura religión despiadada, compadre Pepe, detrás de la Pepsi cola, el imperio, detrás de la Coca cola, el imperio, detrás de onagro almagro, el imperio, detrás del último de los mohicanos escuálidos guaidó aguado venezolano, el imperio, y después y desde aquí en adelante, el onagro realengo almagro desalmado de los ¡reales siempre! contra los ¡leales siempre!, en este relato, dada la importancia de un onagro burro a la de un aguado pajudo venezolano, que al fin y remate, detrás todo esto, ha de estar, el patudo imperio cementerio ante un puebloalzao aporreado erguido de pie y con coraje que no ríndese ¡CARAJO!

Con digresión y sin digresión, a la política, a más de filosofía, hale faltado la suprema ironía quijotesca cervantina, compadre Pepe, que hay que recuperar en las escuelas, escuelitas y escuálidos, y en todas las esquinas, ponerse en cuatro, y no dejarse ni quedarse con los pantalones en el suelo guaidoiano, en la guarimba guerra biológica de la mierda a la calle, contra el mílite y el pueblo que no calle ni arrodíllase ante nadie. Con ese ano pelao, oloroso guipuzcoano francesa fragancia patorrabana, y hacer el cuatro, borracho cantando ranchera la arrechera al pueblo, el pueblo ebrio cantando las cuatro verdades del barquero, y en cuartos de milla, cerrando filas con Juan Carlos Onetti Borges, que no con Juan Gerardo Antonio Guaidó Márquez. Juan Carlos Onetti Borges, el poeta uruguayo sanchopanzaiano, que dijera, en bonifacia oportunidad seglar pasada: "Cuando tenga el poder que nunca tendré, decretaré la lectura obligatoria del Quijote, y ese sería el único cercenamiento que haríale a la libertad". Bueno, compadre Pepe, la lectura del Quijote, no el cercenado ni macheteado por la RAE, que de hecho hízolo en el famoso Discurso de las Armas y de las Letras, en donde volara y violara de un solo machetazo despiadado, a lo cóncavo y convexo, la preposición de, que asina está en la originalidad de 1605: "Quítenseme de delante…", y ahora, en los nuevos Quijotes, de desflecados cojones prepositivos, del cuarto centenario de la publicación del texto cervantino en 2005, aparece: "Quítenseme delante…" La ironía subjuntiva charrúa, de Juan Carlos Onetti, es la que hay que recobrar, pues él abrevó, junto a la camada de escritores del boom latino del realismo mágico manchego, siglo pasado, en William Faulkner, en que éste, leyera al Quijote más de cien veces, y que el comandante Fidel, leyera una decena de veces, en la épica epopeya cubana, y hay que ver la preciosa ironía cervantina del comandante Fidel, lo que púdole haber faltado a mi compadre Pepe, pues tuvo al quemaocausto, onagro almagro bisagro de canciller a lo OEAiano, contrario al ingenioso hidalgo, estúvolo, endenantes, cerca de la traslativa inocente cancillería charrúa, endespués, a la OEAmanía ¡reales siempre!, contra ¡leales siempre!, y aquél esperpento espectro aspecto, contra la Patria de Bolívar y de Chávez.

Con digresión y sin digresión, los ¡reales siempre!, contra los ¡leales siempre!, aquellos los ¡reales siempre!, veríanse amainados con la ironía cervantina quijotesca, arma literaria dialéctica ofensiva y defensiva, llevada por el humor, la fina burla, entre la justicia y la injusticia, la razón y la sinrazón, el amor y el odio, la alegría y la rabia, la guerra y la paz, el amparo y el desamparo, la ilusión y la desilusión, la certeza y la duda, la incertidumbre y la certidumbre, la indeterminación y la determinación, lo lógico y lo absurdo, el miedo y el valor, la esperanza y la desesperanza, la convicción y la noconvicción, lo visible y lo invisible, la verdad y la falsedad, el optimismo y el pesimismo, en fin por la borrosidad, entre todos las palabras pareadas límbica paradójicas, en que la ironía, hace las veces de la filosofía heraclitoiana profunda, de los casos límite contradictorios mentados, el mundo de la justicia, de la paz, de la felicidad aristotélica bolivariana, sería altisonante histórica ejemplar avizorada venezolana trascendental, lo que enseña que de los aspectos límbico antagónicos, ¡leales siempre! y ¡reales siempre!, aquél, ¡leales siempre!, ha de trascender, en el cuartel convite cívico mílite venezolano para el golpe feroz cesarvallejoiano teleológico, tercio incluso aristotélico profundo, de la optimalidad ortogonal pitagórica, hacia niveles superiores de nuevas conceptualidades revolucionarias impactantes, el aspecto de la límbica antagónico, ¡leales siempre!, en que la teoría de la sensibilidad subversiva, la utopía concreta, llevada por el impulso irresistible transformador revolucionario, es el camino a tomar y el comino a comer, compadre Pepe, en la eterna noria notoria del movimiento real espiralino de la historia, como el grano de mostaza bíblico en el Evangelio de Mateo, penumbra sombría whitmaniana, irresistible transformadora revolucionaria del espíritu y de la moral, y con el Padre de la Patria y Libertador Simón Bolívar: "La moral sin el espíritu religioso, no es moral." Así que, como hay bastante cojones y cucharones, también ha de haber bastante ironía, en nuestra educación, en nuestras escuelas, y ha de florecer en traslativa trascendencia, del centro universal unificado teilhardiano, ¡leales siempre! en tanto que ¡reales siempre!, tiende y no pasará nunca, a según Zenón de Elea, de Aquiles y la tortuga, del tercio incluso aristotélico profundo, de los términos límite trastrocados, de lo rápido y lo lento, de los ¡reales siempre y los ¡leales siempre!

Si, con digresión y sin digresión, aparécese siempre, ¡reales siempre! contra los ¡leales siempre! Si los ¡reales siempre!, veríanse amainados siempre con la ironía cervantina quijotesca, arma literaria dialéctica ofensiva y defensiva, de materia educativa. Si los ¡reales siempre!, cual burro, que no camello, cargado de reales dineros contantes divisas de los venezolanos, divísalos y avístalos onagro almagro bisagro, canciller de mi compadre Pepe. Si onagro almagro bisagro, con los ojos de oro barajas valencianas españolas, ante el jumento de dinero repleto, que no el de Sancho honesto, divisa las divisas venezolanas. Si onagro almagro bisagro, el farsante charrúa canciller, de mi compadre Pepe, es contrario al franco poeta uruguayo manchego, Juan Carlos Onetti. Entonces sea dicho, a buen seguro, que el burro forrao de billetes, pasará por el ojo de la aguja contralora corrupta de la contraloría contraria al ojo de la aguja moral lúcida de la lealtad sempiterna del Libertador Simón Bolívar. Ergo vergo sea dicho que el tramposo ambicioso desalmado, hase corrompido más endespués en su periplo y prédica OEAiana con el voto de la Americalatina. Ergo vergo sea dicho que burlóse de Venezuela con ¡reales siempre!, con el botín pendolaje múcura petrolera venezolana contra los ¡leales siempre! de PEDEVESA, sin Rafael Ramírez a la cabeza. Ergo vergo sea dicho que hay que echarle un camión de cojones y cucharones pedagogos y pedagogas, que no pela bolas, en la escuela y educación que es la irónica orientación real cervantina ante la oprobiosa realidad propia del onagro realengo almagro desalmado de los ¡reales siempre! contra los ¡leales siempre!

 

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