Sigue con el diálogo. De Oslo a Estocolmo hay sólo un paso

Lunes, 17/06/2019 08:50 AM

¿Quién quiere guerra? ¿Quién interesado en prolongar esta agonía que vive Venezuela? Es además un absurdo, estando las cosas como están, que un bando espere el otro se rinda a discreción. Aquí no hay vencedores lo que hay un esterero de derrotados. Pues hasta quienes le sirven al interés extranjero quedarían, por lo menmos, moralmente deshechos.

Lo de la guerra no sucedería como en esos chistes mal intencionados, que en veces quienes los hacen y difunden se los creen, en los que según se dice los marines gringos entrarían y el ejército venezolano depondría las armas y los milicianos y todo el mundo saldría corriendo a meterse bajo la cama o ponerse bajo sus órdenes. Pese eso diga un senador estadounidense que en su "sabiduría" y "perspicacia" compara a Venezuela con Granada y espera todo se decida en 24 horas. Es el mismo chiste o chisme malo, según el cual todos los militares y civiles chavistas son corruptos y propensos a degradarse más vendiéndose al mejor postor.

No, así no pasaría. Eso mismo creyeron los americanos en Vietnam, por aquel pueblo pobre, mal armado y de hombres por regla general de pequeña estatura, extremadamente humildes y descubrieron que había en ellos una riqueza enorme y una estatura sorprendente. ¿Está consciente el mundo y venezolanos todos por qué en el norte de Venezuela y las islas del Caribe desapareció casi toda la población primigenia o la indígena? La conquista española en nuestro espacio duró más de doscientos años porque por sus características socioeconómicas y culturales, los primitivos habitantes de este espacio ofrecieron una férrea resistencia. Ellos, en buena medida, dejaron herencia, recuerdo y ejemplo a quienes con posterioridad iniciaron la gesta más heroica y generosa que llevó a nuestros libertadores, como diría el maestro Gallegos, refiriéndose a la inmensidad del llano, "más allá de más nunca". A lomo de caballo y hasta a pie, nuestros libertadores salidos del oriente, Guayana, llano, centro occidente y región andina, se llegaron hasta al fondo del continente combatiendo sin cesar para fundar repúblicas. Por algo y por mucho, no fue obra de la casualidad, Simón Bolívar y Sucre, por sólo nombrar los más emblemáticos, fueron hijos de esta tierra. Y para más señas, no nos los mandó y menos formó Europa.

Partiendo de la historia, la herencia cultural, recuerdo de la gesta de independencia, de los padres de la patria y hasta acontecimientos posteriores de gran envergadura como la Guerra Federal, hay suficientes motivos para estar seguros que el venezolano daría la gran batalla, no por el gobierno, ni ningún personaje de estos de ahora, sino por su herencia, dignidad, soberanía y atavismo.

Pensando la coyuntura con propiedad y fundamentados en la experiencia histórica, del país y pueblo del cual hablamos y de la solidaridad para con Venezuela que despertaría ese acto de agresión e intromisión en nuestros asuntos, lo que sería además como una ofensa y una advertencia a los países y pueblos hermanos, aquí en nuestro espacio nacional y continental se desataría un conflicto de grandes dimensiones. Y conste que no hemos mencionado la solidaridad y respaldo que recibiríamos y con justicia de pueblos y gobiernos más allá de nuestra plataforma continental.

No. No sería una excursión. Menos una de esas operaciones con pinzas de libretos de películas donde, según la narrativa sacada de imaginación pueril, un comando, bajo la conducción de esos tantos héroes que ellos tienen o inventan, al cobijo de las sombras de la noche caería sobre Miraflores, algunos otros puntos más, se llevarían a determinadas figuras y el resto se acomodaría solo. No; eso es cuento para muchachitos, sin creatividad ni arte y, por supuesto, pasa por alto algo muy importante y contundente, el mundo real. La verdad lo saben los gringos, se limitan a amenazar y dudan como ahora lo hace Trump. https://www.aporrea.org/internacionales/n343420.html. Por eso, la guerra tomó otro carácter, no convencional, que es igualmente destructora.

¡Qué feo y doloroso aquello de la guerra civil española donde hasta hermanos se vieron de frente en los campos de batalla! ¡Qué triste ver destruido todo lo que hemos construido y sobre todo por la metralla invasora! ¡Y qué feo y trágico es continuar con esta otra guerra que nos tienen montada!

Para evitar esa tragedia está el diálogo, que debe tener como meta sacar una síntesis de las aspiraciones y deseos de las partes, siendo cada una de estas del absoluto interés de los venezolanos todos. Porque no cabe duda, pues así es la vida, que de lado y lado, entre los de buena voluntad, hay razones y verdades y esto es justo, lo que es pertinente recoger para unir en una propuesta y conclusión del diálogo.

Además, estamos metidos en medio de la confrontación entre las grandes potencias del capitalismo y somos como una pieza de ajedrez que de lado y lado, se le tiene como apetecible. Y el diálogo serviría para diseñar una estrategia nacional coherente frente a ese cuadro o dentro de ese escenario.

Hemos dicho que hay factores de hecho contrarios al diálogo porque las confrontaciones habidas los hace impropios para avanzar y alcanzar acuerdos pertinentes. Las declaraciones de Guaidó, quizás sometido a ingentes e imprudentes presiones, suelen dar muestras que su indisposición natural al diálogo es por demás evidente. Su última manifestación sobre el tema, una vez filtrada una información proveniente de la diplomacia rusa, según la cual esta semana que corre habría una nueva ronda de conversaciones, la hizo en un estilo que deja entender sus deseos, que unida a expresiones anteriores, como poner énfasis que la anterior ronda terminó sin acuerdo alguno, pese contradecir en forma y fondo con lo declarado por Stalin González, está en la idea que refleja el deseo de poner fin a esas gestiones o por lo menos de hecho se comporta en ese mismo sentido. Su reciente llamado al sector militar no deja dudas. https://www.aporrea.org/oposicion/n343261.html. Pero afortunadamente las cosas no le salen como quiere, pues de Oslo se salta a Estocolmo porque afortunadamente hay quienes tienen un cuadro e historia claros nada compatibles con ese infantil que hasta un senador estadounidense repite.

Hay quienes creen que Maduro al tomar las medidas recientes, que significaron la suspensión del control cambiario y en la práctica abandonar toda idea de controlar precios y otras que esperan, estaría abriendo formas de entendimiento con factores económicos de mucho peso, como para que el diálogo, ese reflejado en Oslo o en Suceia, deje de tener importancia, en lo que concierne a medidas políticas como la posibilidad de un nuevo evento electoral. Pues para estos, más que nuevas autoridades lo que el país reclama es crear medios para que la economía crezca, se generen las reglas que ellos llaman "claras", como para que los capitales se sientan seguros. Ante el argumento, según el cual, en Venezuela de hecho no opera ningún control, responden que aun así, siendo esto verdad, existe una "legalidad" que amenaza.

Pero hay una oposición que ya, hasta por inercia, no tiene vuelta atrás, pues ha ofrecido reiteradamente a sus seguidores deshacerse del gobierno y que no dejaría de hacerlo salvo interceda el diálogo y hay una posición que intentará sabotearlo por otros motivos. Pero también hay una aplastante mayoría que apuesta con toda fuerza, esperanza al diálogo y hasta pudiera imponer su rumbo. En esta coyuntura y en estas circunstancias, vale decir como el título, "De Oslo a Estocolmo sólo hay un paso".

 

 

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