Cuando oigo reiteradamente a una dirigente opositora de acciones con violencia y odio, gritar que vivimos bajo un gobierno narco, dicho sin constancias sino murmuraciones y campañas chillonas, me da la impresión que ella insulta con su proceder clasista y racista comprobado, que la mantiene muy lejos de las preferencias electorales. Contrario a lo sucedido en sus inicios, la señora oligarca de "los amos del valle caraqueño", María Corina, la del "capitalismo popular", metía la coba y gustó algo en sus inicios políticos, sin embargo tiene bien ganado el mote de "little crazy", dicho en inglés que es su lengua favorita..., pasando a ser la reina de la insania política en Venezuela, encabezando con sus locuras verbales repetitivas, el por qué se le tiene horror a la oligarquía, y a su ridiculómetro politiquero gestual.
Fémina de la alta sociedad caraqueña, junto a integrantes de la derecha maltrecha son insistentes en recomendarnos la democracia de Colombia. Será que ella y sus escasos partidarios radicales pro gringos, no leen informes como el de la Coordinación Colombia Europa. El documento incluye casos de 6.863 víctimas de ejecuciones extrajudiciales en territorio colombiano, 5.763 entre 2000 y 2010 durante la Presidencia de Uribe Vélez. En ese período al menos dos personas por día fueron víctimas de homicidios responsabilidad de la fuerza pública.
El informe, también es avalado por la estadounidense Fellowship on Reconciliation, vigilante de los derechos humanos, violados a troche y moche. Es asombrosa la falta de justicia en la vecina república e imprescindible enterar las circunstancias desagradables, a quienes se pavonean porque van hacia Colombia. Se quedarán con la boca abierta al saber las estadísticas homicidas. Le ocurrió al joven de 22 años hijo de un vecino a quien su padre le encomendó hablar conmigo, y le mostré estadísticas ocultas acerca de la "democracia colombiana", donde 2 Presidentes entregaron la soberanía del territorio hermano bolivariano, permitiendo bases militares extranjeras, lugares donde no se acatan las leyes colombianas, sino las del país ocupante.