La historia política del mundo está llena de falsos positivos, con propósitos non santos. Los aplican quienes afirman que "en política y en el amor vale todo…", y lo creen por encima de concepciones morales. Hacen del respeto a la ética conductual individual o grupal, una costumbre sobre la cual cabalgan políticos, fieles al viejo concepto de "el fin justifica los medios".
Un nuevo escándalo está matando en la opinión pública al anterior desaguisado. La hegemonía mundial de la prensa adversa al socialismo venezolano con todo el poder mediático y financiero del capitalismo salvaje, disfrazado de "democracia representativa" solivianta a la población con matrices de opinión antichavistas, mientras le echan tierra a su detritus opositor violento.
Partidarios de gobiernos torturadores y asesinos disimulaban bautizándonos "democracia vitrina de América" entre 1959 y 1999. Hoy necesitan escándalos oficiales para levantar su desprestigio y su comportamiento represor habitual en pasados gobiernos.
El violento plan opositor necesita su Plan A B C, Amargura Bestialidad y Cocaína. A investigar todo solicitó el gobierno socialista, en el caso del militar terrorista en situación de retiro, que falleció tras su desmayó cuando iba a declarar en el tribunal por anunciar con satisfacción (está grabado), pedidos y planes de asesinar a venezolanas y venezolanos, entre ellos al Presidente.
Es urgente evitar que se apague el caso de ladrones opositores que robaron a una hija de los Kennedy, timaron a artistas internacionales, y numerosos donantes de medicinas y alimentos, es decir, estafaron a Raimundo y a todo el mundo", con el cuento de una "ayuda humanitaria a Venezuela". Que calaña la de esos políticos que aspiran gobernarnos.