Los errores determinarán u obscurecerán nuestra Segunda Independencia

Sábado, 06/07/2019 07:42 AM

Hoy acudimos nuevamente a la idea visionaria de Bolívar, Sucre, Miranda, Chávez y de todos los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras, al antiimperialista pensamiento de luchar por nuestra Segunda Independencia y la dignidad de nuestro pueblo a la altura del juramento en el Monte Sacro que cumplió el libertador, por su amada Venezuela y la Patria Grande. Doscientos ocho años después aquella ofrenda se convierte hoy, para los bolivarianos, en una obligación o compromiso libertario, por tantos apátridas, desleales, imperialistas y traidores que se han colgado del brazo incansable de Bolívar para escudarse en su nombre, o para mancillar la tierra de libertadores. Ya es suficiente el destino que tomaron Colombia, Perú y Ecuador (pueblos que liberó el gigante), pisoteados hoy por la bota norteña, cuya mayor proeza es someter a sus pueblos a colonias del imperio. Jamás en la historia de América Latina ha habido tantos borrones, tantos errores de sus gobernantes y tanto entreguismo al imperio como ahora, sobre nuestros recursos, a cambio de prebendas y privilegios, por parte de la oligarquía de estos países. En Venezuela los oligarcas no han podido entregar la patria de Bolívar por la cohesión existente dentro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y su lealtad a la Constitución. La FANB sabe que una II independencia está estrechamente relacionada con el principio de no intervención, el derecho de autodeterminación del pueblo venezolano y el legítimo derecho que avala a cualquier país soberano para autogobernarse, sin la tutela o intromisión de cualquier potencia extranjera, y este precepto está dispuesto a defenderlo.

Nuestra Carta Magna, dentro de sus Principios Fundamentales, establece que nuestro país es "irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional, en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador". Por lo tanto, son derechos irrenunciables, que no podemos ceder bajo ninguna circunstancia. Venezuela hoy sufre las intromisiones de otros países de la región, de EE.UU., y de sus aliados europeos. La independencia se hace más difícil de delimitar: por los costados de la frontera nuestra suelo patrio ha sido violado cualquier cantidad de veces por los paramilitares, nuestros principales activos fueron robados por el imperio y sus lacayos como otrora lo hiciera el imperio español. La independencia económica ha sido vulnerada, es insostenible, frágil, depende todos los días de un dólar criminal y de un peso cucuteño que ya abrazó nuestra forma de vida económica. De esta manera, nuestro país no podrá ser nunca independiente si no se respetan las decisiones soberanas a nivel internacional; tampoco podrá serlo si sus lacayos no cesan en su obsesión de tumbar al gobierno bolivariano. Pero sobre todo, no podrá serlo nunca, si el gobierno del presidente Maduro persiste en seguir profundizando los desaciertos que obstaculizan la gestión correcta del Estado venezolano. De seguir en esta negación los errores determinarán (de manera positiva) u obstaculizarán (negativamente) nuestra Segunda Independencia: haber ocultado los indicadores económicos durante tres años fue un gravísimo error por parte del Banco Central de Venezuela, ni Chávez en sus peores momentos ocultó estas cifras. Estamos ante la presencia de una hiperinflación inducida, la más grande del hemisferio, así como de las peores caídas ininterrumpidas del PIB y nos negaron esta información, tenemos derecho como ciudadanos a estar informados. A través del BCV junto al ministerio de Comunicación se debieron crear las estrategias necesarias para informar de manera permanente al respecto. Los indicadores en esta materia fueron tomados por los cálculos realizados del FMI, generando más dependencia económica.

No ejecutar los cambios ministeriales necesarios, los pertinentes en materia económica y alimentaria, no deslindar a la FANB de la administración pública y reubicar a corruptos al frente de instituciones públicas o de ministerios, es un error que puede significar el costo de cualquier elección a favor del gobierno. Obviar los acuerdos que debieron cumplir los empresarios con los precios de los alimentos, ha sido la indiferencia más marcada que se le ha hecho al pueblo venezolano, que confió en la protección de su salario por parte del Estado venezolano. Aun me pregunto ¿Por qué el viceministro Tareck El Aissami no hizo nada al respecto? No haber aumentado el precio de la gasolina ha sido una debilidad del gobierno. Su alza es una necesidad que debe ir acompañada de acciones eficaces para frenar el contrabando y el desabastecimiento. Ahora tenemos la gasolina más cara, en virtud de que los hombres con armas que blindan las estaciones de servicios la cobran en moneda extranjera. Dar casa por cárcel a quienes asesinaron a personas inocentes ha sido un irrespeto a sus víctimas y, peor aún, evadir las responsabilidades de Juan Guaidó en todos los delitos que se le imputan para no meterlo preso es un irrespeto para la revolución, para los que luchan diariamente contra el imperio por la independencia del país, contra el saqueo de nuestros recursos y activos. Por último, haber insistido en la visita de la Alta Comisionada de las Naciones para los Derechos Humanos (ACNUDH), Michel Bachelet, para constatar la situación de Venezuela, le salió caro al gobierno. Pensar que la Bachelet iba a emitir un informe a favor de las víctimas de la violencia de los años 2013, 2014, 2017 al 2019 fue irrisorio; o que se pronunciaría en contra de los asesinos y golpistas de Leopoldo López, Capriles, Guaidó, entre otros, fue una barrabasada que no tiene ni pie ni cabeza; que no haya considerado los informes de 12 ONGs que indicaban datos específicos y recomendaciones sobre la violación de los DD.HH. en el país, era lo menos que se podía esperar; que no haya habido un pronunciamiento por la expresidente de Chile (que gobernó con la constitución de un dictador), en torno al robo de la "ayuda humanitaria" de la oposición venezolana, que no haya solicitado el cese del bloqueo económico al gobierno de los EE.UU., que no se haya pronunciado en contra del instrumento jurídico que respalda el bloqueo económico, comercial y financiero de EE.UU. contra Venezuela (Ley 113-278), no debe extrañarnos. Haber insistido en la visita de la dama fue una gran falla, no solo porque el gobierno sabía que esto sucedería, sino porque se desestiman los efectos que este informe pueda tener. Jugar con fuego no es igual que cuando la candela te toca. En su último mandato como presidente de Chile, Bachelet fue contraria abiertamente al gobierno de Maduro, hoy es una funcionaria más de Donald Trump. Nada debe resultarnos sorpresivo.

No es tiempo de seguir errando para ver los efectos (positivos o negativos), es la hora de recular, de transformar todo lo que deba ser transformado, de radicalizar la revolución, de tocar los intocables, de insistir en construir nuestro propio destino, libre y soberano, sin la intervención de comisionados parcializados; con la firmeza de no dar más tregua a los enemigos de la Patria; de definir los que han reprimido y asesinado a nuestro pueblo cuando salió en defensa de sus derechos, exigiendo su detención inmediata. La opresión contra Venezuela es contra el pueblo bolivariano. Si los traidores están en deuda con Bolívar, los bolivarianos debemos honrar su juramento. La victoria dependerá de la unión y contundencia con que defenderemos el bolivarianismo, el socialismo y todas las causas justas de la humanidad para cristalizar la Segunda Independencia, con las banderas de la justicia y la libertad, conscientes de que no cederemos ningún espacio bajo ninguna circunstancia.

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