Bachelet y Maduro: los Inquisidores del imperio y el capitalismo

Sábado, 06/07/2019 08:04 AM

Dentro de las cárceles de Maduro hay presos de intercambio y hay presos de odio. Es el caso de Afiuni, Braulio Jatar y los 20 estudiantes: estos son presos de intercambio, son para negociar con la derecha, en caso de emergencias económicas y políticas. Afiuni ahora en libertad se reencontrará con su cuenta repleta de dólares y su familia. Lo mismo, o casi, pasará con Jatar y los 20 estudiantes. Pero los presos de odio no cuentan con padrinos, ni con Bachelet, ni la ONU, nadie los quiere; son presos del madurismo, pero que podrían ser presos de la misma Bachelet; son los gerentes y empleados de PDVSA, obreros de Corpolec, militares y todos los que molestan los planes entreguistas de Maduro y las aspiraciones coloniales de las potencias capitalistas.

Rafael Ramírez junto a su familia, si estuviera preso, sería preso de odio, si los detienen no saldrían de la cárcel ni por Maduro y, lamentablemente, tampoco por la Bachelet, que obedece a los intereses de sus empleadores, estamos seguro de eso. O sea, porque ahora esta amable señora sea alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, eso no la hace menos ambiciosa y menos mercenaria, o más "justa" que antes. Hasta no hace mucho estaba persiguiendo mapuches, hasta hace ratico fue la mujer dura en contra de las aspiraciones de Bolivia de tener una salida hacia el mar, antiercito estaba jodiendo a su gente en su propio país...

Pero, ¡Qué se va hacer!, ahora la moda es tener memoria Ram…, la memoria de nuestra opinión pública ahora se deshace fácilmente, como el suspiro de huevo, como el algodón de azúcar; basta que nos impresione y nos emocione una nueva noticia para que se nos borre la anterior.

¿Quién protege a los presos de odio? Ya se fue la Bachelet y eso fue lo que negoció con Maduro: una jueza, un periodista y 20 estudiantes ¡suena bien!, ¡parece un gran avance!: jueza, periodista, estudiantes, ¡presos políticos!, ¡presos de consciencia! Los demás son presos comunes, delincuentes, ¡corruptos!, sin derecho a nada, peor que decir "violadores", "pederastas"… No por otra razón se acusó a Julian Assange de violación, para que ni su propia madre lo defendiera cuando EEUU lo pusiera preso.

Lo primero que se hace en estos casos, con los enemigos, es descalificarlos, machucarlos moralmente, luego lo pones preso o lo matas; quien va preocuparse por la vida de alguien acusado de corrupto, o de violación; qué Narciso Torrealba o Rafael Tortolero va poner en duda la culpabilidad de un enemigo acusado de corrupto, de traidor o de terrorista…, el odio y el resentimiento tienen algo mágico, y es que convierten a muchas personas en jueces, los asciende moralmente; es decir, los "pre-juicios", literalmente hablando, autorizan a los más pendejos para juzgar a cualquiera.

¿Cuántos presos hay en el país acusados de terroristas y los últimos que se enteran de que eran terroristas son ellos mismo? ¡Llegó la inquisición! No solo volvió el capitalismo furioso, también volvieron los juicios sumarios. Técnicamente a Afiuni se le cambió la calificación de su estatus de corrupta y colaboradora con la fuga de un ladrón a "presa de consciencia", a los estudiantes insidiosos de conspiradores, delincuentes, a presos de conciencia (¿?), y al periodista, ni siquiera sé por qué estaba preso ¡Poder! ¡Poder! ¡Poder!, ¡mucho cuento! Mientras los obreros de Corpolec y los de PDVSA, Baduel (el súper conspirador en la sombra) y otros militares.., son ahora terroristas, traidores (esa es la más fea)... o súper corruptos, ¡que ni el diablo los quiere!

Lo que queda claro, de la "inspección" de Bachelet, en que todo es negociable; la libertad, la democracia, el gobierno, el petróleo, el agua, las tierras, la reputación, cuando las partes trabajan en cooperación y en el mismo renglón capitalista, por los mismos intereses. La justicia es otro asunto, ya los pueblos se ocuparan de practicarla en otra vida…, o cuando haya una verdadera revolución.

Lo que queda claro es que el enemigo común de estos antagonistas de telenovela es la revolución, es el socialismo – por más que insistan algunos chavistas "acreditados" que este gobierno es revolucionario y socialista, que Maduro es chavista, o es "otro Chávez" que está en guerra con el imperio –, el enemigo común de Maduro y el Imperio es el socialismo, es Chávez y es el chavismo que descansa en la memoria de los pueblos, no en la memoria Ram de estos exaltados que bailan detrás de la conga de Maduro (que son o muy cándidos o son muy hipócritas).

El imperio va acabar con Maduro y con el chavismo porque Maduro le da la oportunidad de hacerlo, le abrió las puertas de par en par, ató de manos al chavismo y acabó con la revolución, la fosilizó y la convirtió en el populismo más asqueroso de nuestra historia. El imperio va acabar con Maduro porque a Maduro le dio la gana, porque así uso su podercito (recuerden el cuento de Fidel y la barracuda)

No es como dice Bachelet que los venezolanos "merecemos vivir libre de miedo". No, los venezolanos debemos tomar el control de nuestro destino comenzando por el control de nuestras mentes y nuestro sistema nervioso, sin miedo, denunciando la farsa, develando el teatro, la aparente confrontación política entre dos actores, moral e ideológicamente emparejados. La libertad no existe si no se actúa con libertad, sin miedo, nadie nos la otorga, ni Dios, ni Maduro, ni Oslo, ni EEUU, tampoco su democracia representativa peorra con el somnífero de sus elecciones. Libre es el que actúa en razón a su conciencia sin esperar recompensas o piedad de los enemigos, con responsabilidad. ¡Nosotros merecemos solo lo que seamos capaces de conquistar luchando! ¡Viva Chávez! ¡Viva Bolívar! ¡Viva la revolución socialista!

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