(Testimonio real de esta servidora, el día 12.07.2019, a las 4:00 pm, en mi sector).
Yo me pregunto, si a la hora de contar con los cuerpos de seguridad, en una emergencia (o un grave infortunio -que Dios no lo permita-), ¿Contaremos con esos funcionarios de seguridad, que portan sus uniformes, sus armas de reglamento, sus vehículos de traslado con ética, profesionalismo, servicio, valentía, patriotismo, respeto, ciudadanía, abnegación, amabilidad, decencia... y que atiendan innumerables casos, que la población demanda, día a día?
Me da tanto asco, dolor, indignación, vergüenza... que unos uniformados de esos, que dicen ser SERVIDORES DEL ORDEN Y LA SEGURIDAD PÚBLICA, empleen su investidura, sus armas, sus vehículos de traslado; y pararse en una esquina de la ciudad, cerca de licorerías donde un Comandante de la Guardia Nacional Bolivariana (vestido de civil), llama a sus hombres uniformados del "Honor es la Divisa", a ingerir alcohol y disfrutar los servicios de una prostituta, y ésta, complace todos los gustos -y sin descaro-, frente a la vista de una intelectual, señora y madre de familia, trabajadora de la administración pública, promotora de lectura, activista por la paz y la solidaridad de los pueblos; que llega a su residencia (saliendo de su trabajo), y tiene que presenciar ese asqueroso espectáculo, porque el frente del edificio donde vive, estaba en "santa calma". ¡Por fortuna mis hijas no estaban en ese momento, conmigo!
Esta escena, la presencié en vivo por 15 minutos, y tuve que hacer el paro que no tenía la llave principal de la reja del edificio, para ver semejante asquerosidad, que dos Guardias Nacionales Bolivarianos, identificados como "Jaimes" y "Linares", sacaban su miembro viril y la dama del sexo salvaje, lo hacía a la forma oral, y éstos, manoseándola como un objeto cualquiera. Su Comandante (como les dije en el párrafo anterior, vestido de civil), fue por más botellas de cerveza, para que sus hombres de confianza se dejaran saborear el falo.
A 2 metros tras de mí, estaba el socio de una papelería, presenciando el escabroso hecho. Su impresión no era de esperarse: al igual que yo, queríamos vomitar y maldecir que éstos dos funcionarios armados y uniformados, se presten para éstas aberraciones y no, para garantizar la seguridad y la paz, a la población.
El uniformado identificado como "Jaimes", le mordió el pezón a la prostituta, y enseguida, salió del carro mentándole la madre. Su vestimenta, era indeseable. Mejor que ella estuviese desnuda, llamando la atención a cuanto galán-borracho con dinero, le apeteciera aceptar sus servicios, en las afueras de las licorerías (que abundan como panaderías o un local de venta de alimentos).
Tan cínica y despreciable fue la conducta de éste comandante, dirigiéndose a sus dos uniformados del "Honor es Divisa": ¿Satisfechos, mis queridos Jaimes y Linares? ¿Cómo les pareció? - ¡Tremenda hembra es esa perra, que le mordí el pezón y no quiso chupármelo más!- Exclamó con ironía "Jaimes". Enseguida soltó esa risa infernal su comandante y les dio la orden de irse.
¡Hasta pude observar las placas del vehículo "Chery", modelo Orinoco, color blanco, con el logo de la Guardia Nacional Bolivariana!
Luego que se marcharon, subía mi hermana con su hijo a visitarme, y saber de sus sobrinas. Se sorprendió verme en el frente del Edificio donde resido (porque en verdad, no soy persona de permanecer en las afueras del edificio, salvo cuando bajo a botar la basura, al llegar el camión del aseo urbano). Le conté lo sucedido a ella, y totalmente indignada expresó: ¡HERMANA, HASTA LOS CUERPOS DE SEGURIDAD, TAMBIÉN SE HAN PROSTITUIDO. ESTAMOS DESAMPARADOS!
Quizás, si cuento con los dedos de mis manos, existirán mujeres y hombres uniformados, con sus armas de reglamento y transitan en sus vehículos, representando a sus instituciones, velan por la seguridad y la paz de la nación, realizando su trabajo con responsabilidad, mística, servicio, seriedad, firmeza... Como diría Cristo: "Pocos son los elegidos, en trabajar por la justicia".