El insignificante 11, es el número recordatorio de la mafia del crimen organizado más antiguos y sanguinarios de la historia humana. Sus siglas, nombres, épocas y miembros cambiaba con el paso del tiempo, en la actualidad son reconocidos por muy pocos como la Mafia Khazaria Rothschild, (MKR) mientras la inmensa mayoría se fundieron, enviciandose a sus riquezas y complacencias.
El 11 de septiembre de 1973, se martiriza Salvador Allende, y el pueblo chileno fue inmolado por esta malnacida mafia, producida y dirigida por una de sus diversas prolongaciones, la "CIA", y protagonizada por el fantoche, cobarde y ambiciosos Pinochet, quien masacró, violó, desapareció, secuestró y asesinó a decenas de miles de inocentes, civiles y militares chilenos. Este mismo día 11, el general de brigada de la fuerza aérea chilena, Alberto Bachelet, padre de la ex presidenta de chile, Michelle Bachelet, fue apresado por primera vez. A finales del año siguiente, fue privado de libertad por tercera y última vez, en la misma cárcel donde continuamente fue, brutalmente agredido y torturado por sus alumnos y compañeros de armas. Días más tarde el general fue declarado muerto. ¿Ataque de corazón?
Los años transcurrieron, mientras el oligarca, hitleriano, opresor y asesino Pinochet, obligatoriamente tuvo que resignar por fuerzas naturales, absolutamente todo lo que pudo haber acumulado en este mundo, de la misma manera que fue expulsado desnudo e indefenso del vientre de su madre, para haber cometido las barbaries durante su segunda vida, que desaprovechó al solo acumular riquezas y poderes, ahora se encuentra podrido y hediondo dentro de su ataúd a la espera de la tercera y última vida, con un inquebrantable currículo de consanguinidad con Lucifer.
Siendo presidenta de la tierra del valeroso Salvador Allende, la supuesta izquierdista Bachelet, siempre fue categórica y apartada de la RBV. Hablaba libremente como la decana de chile, la traición era menos evidente, ya que son fracciones del mismo continente, compartían la membrecía de la OEA y Mercosur, y la política era políticamente imperativa.
Ahora como protagonista de los derechos humanos, bajo el paragua de la necesaria Naciones Unidas, ingenuamente o intencionalmente el presidente constitucional de la RBV, Nicolás Maduro Moros, le concedió a su antigua colega, una invitación a la república, para que compruebe por sí misma la situación. Al despedirse, aún en tierra Bolivariana, Bachelet dio su punto de vista en un discurso, describiendo todo lo que presenció, escuchó y leyó. Días después, cuando la Bachelet llegó a su pomposa dependencia, en la antidemocrática, dictatorial, asesinos de cuellos de credos y mal escritas naciones unidas, fue reconocida y agradecida por su peliaguda labor, muchas gracias por todo, ahora lea el manuscrito públicamente, bajo la presión, chantaje o soborno de los agentes de la Nueva Orden Mundial.
Cómo debería estar retorciéndose en su tumba el general Bachelet, viendo a su propia hija Michelle Bachelet, traicionando al aliarse con su propio verdugo, la MKR, y orquestada por la misma ramificación green-go, engañando al pueblo chileno de ser izquierdista, anti Pinochet y supuestamente pro Allende, para llegar a la presidencia de la República de Chile. Siendo capaz de traicionar a su padre y nación, sería obtuso reclamarle la traición a la RBV, más aún teniendo a su hijo y nuera en la cuerda floja, por el desfalco de 1.335 millones $, y mientras el agente de la Nueva Orden Mundial, Elliot Abraham, la amenaza con la tijera que corta cuerdas. Tremendo paquete chileno. Lo más sorprendente su comportamiento pareciera que fuese la reproducción exacta del verdugo de su padre, Augusto Pinochet, al solo interesarse acumular fortunas y paladares.
La solución, es simple pero imposible, porque la señora Michelle Bachelet, tendría ante de todo pedirle perdón a Dios, luego a su padre, después al pueblo izquierdista de Chile, y finalmente a la República Bolivariana de Venezuela.