"Me pregunto en qué clase de sociedad vivimos, qué democracia tenemos donde los corruptos viven en la impunidad, y al hambre de los pueblos se la considera subversiva".
Ernesto Sábato.
La revolución, sin son ni ton, ha perfeccionado un nuevo sistema de control socio político aplicando prácticas represivas muy perversas, en contra del pueblo venezolano, para someterlo hacia un criminal control social, como el que vive Cuba desde hace 60 años.
El reprimir es un verbo que, significa: impedir, utilizando la fuerza, para evitar que se origine o se desarrolle una acción, que lleve implícita una idea con proyección social. Así, vemos hoy en la Venezuela del siglo XXI, la eliminación de partidos políticos, la detención y asesinato de sus dirigentes, de intelectuales y personalidades públicas. Entonces, no es de extrañar que con la asesoría cubana represiva, se haya instalado en nuestro país, algo que a los cubanos le ha resultado exitoso, como es la represión, un nuevo sistema en ejecución, cuando se utiliza el hambre, las enfermedades, y el alto precio de los medicamentos, que produce el alto costo de la vida en nuestro país como medios de represión.
El castigo al estómago del pueblo venezolano asalariado impuesto por la crisis económica. Cuando la búsqueda de un pan o la arepa de cada día, por la necesidad de comer no es por una advocación religiosa. Es por la desesperación diaria de no tener qué comer. Situación de hecho real a que diariamente golpea en forma inclemente a toda una población mayoritaria, que va desde los sectores marginales, a los trabajadores, chantajeados por la semestral bolsa clap. Así, la grave crisis económica, es convertida en un nivel insoportable del alto costo de la vida, que termina por humillar en una forma aberrante a cada familia, donde se aloja la necesidad de sobrevivir.
Cuando en Venezuela se habla de hiperinflación, y de apagones como el de hoy 22 de julio de 2019 a escala nacional, es hablar de la miseria de un país. Es terrible el calificativo de hiperinflación utilizado por los expertos en el área económica cuando describen la espantosa especulación de los precios de todos los artículos de uso y consumo, los inflan los importadores que están legitimando capitales junto a los comerciantes árabes y chinos metidos en esa lavandería asquerosa, rompiendo toda esperanza de acercamiento con respecto a los salarios, cada vez más deprimidos. Ahora bien, ¿cómo se permite este bestial saqueo desproporcionado en contra del país, y el pueblo venezolano. Si no es a la implementación como sucedió en Cuba con la miseria, con el hambre, con la penuria. Y de allá para acá sólo hay un paso, hacia la mendicidad. Y a la muerte. Así suene escandalosamente dramático, es un hecho perverso lo que vemos, que se ejecuta ante los ojos cómplices de toda un estamento social, político, y militar afectado.
Con la cercanía del dólar paralelo a Bs. 11.000 la angustia diaria del venezolano por sobrevivir es de terror. Cada día, el venezolano asume el reto de preguntarse: ¿qué iré a comer hoy?, ¿Cómo haré para adquirir las medicinas?; y: ¿cómo pagaré, con estos altísimos precios? Esta es la triste realidad de este miserable país. Y que alguien lo niegue descaradamente; o se escude detrás de que la culpa es de Donald Trump y no de las prodigiosas apetencias personales, de familia y burocráticas.
Las necesidades son parte del sistema represivo. De hecho, el totalitarismo comunista sabe del poder de este sistema de represión, para someter al pueblo con hambre. En la antigua Roma lo llamaban "pan y circo", aquí lo llaman "clap" y así, medio comido y sometido, han logrado mantener dominado al pueblo, como en Cuba. En Venezuela la intervención cubana ha perfeccionado la represión: cuando utiliza el alto costo de la vida como muro de contención. Y una eficiente arma en el proceso de dominación de un pueblo. Y los resultados son evidentes: hacer del hambre, y la necesidad un sistema represivo.
Todo este desastre de destrucción de la economía es provocado por el gobierno, y ahí su indiferencia ante el alto costo de la vida, el cruel desajuste entre salarios y precios, y la hiperinflación, es una actitud criminal contra un pueblo. Este análisis lo hago con opiniones de gente de a pie, y fácilmente dejó al descubierto la existencia de un proyecto político aberrante: dominar al pueblo. A través de esta crisis imperante de hambre, y de el alto costo de la vida, que apenas alcanza para sobrevivir. ¿Revolución macabra?