Me cuesta echar esos cuentos largos, como Amaranta Rojas, a veces, con sus moralejas, mi querida agropecuaria que ahora me inspira. Pero el caso es que Banesco está eliminando sus agencias y sus cajeros automáticos, y el Banco Venezuela solo entrega en efectivo un billete de 50.000 bolívares. Creo, en mi ignorancia, que se trata de una conjuración financiera en contra de los POBRES. Una conspiración en contra de los más débiles. Siempre ha sido así.
Pero en este momento no han valido las explicaciones y razones políticas y financieras para lo que hacen los bancos con el efectivo y con el poco dinero que cada POBRE puede administrar desde sus cuentas de banco.
Una persona cercana a Banesco me explicó, muy cultamente, que –"¡Hay que apalear a los pobres!", ¡dijo Baudelaire, mijo…., "para que recobren la dignidad"!... ¡y no sigan apoyando a Maduro, Coño! ¡Qué sigan votando por el chavismo!... Estoy de acuerdo con Escotes ¡Coño!".
Mientras tanto la gente, que como yo vive de un sueldo y de una pensión, sigue "el camino del efectivo", como el de Santiago, necesario para el transporte público; para el ir y venir diario a través de la ciudad, y encontrar a Dios en algún lado.
El ser humano tiene la capacidad de adaptarse a las condiciones de vida más insólitas. Hay maneras de maneras de vivir; ¡hay maneras y maneras de vivir!, esta es la única razón que explica la extravagante sociedad en la que hacemos nuestra vida; esta "resignación elevada", que nos embarga, muchas veces llena de sabiduría, porque en el fondo sabemos que no hay mal que dure cien años… ni cuerpo (¿coño!) que lo resista.
El Banco de Venezuela entrega a los POBRES un billete de 50.000 bolívares, no de 10.000, no de 20.000 (esos son para los pensionados, lo que equivale a decir: "El bistec solo sale con papitas fritas , no sale con arroz") , solo 50.000 bolívares. Las razones uno no las conoce. Uno supone que lo hacen para que no haya mucho dinero circulando en la calle. …Pero ¡No creo!... Es algo que tienen los bancos en contra de los POBRES.
Si yo gano mensualmente 68.000 bolívares, contando los cesta tickets, y me paga el Banco de Venezuela, quincenalmente, la mitad, nunca voy a poder retirar de mi cuenta efectivo, porque nunca voy a tener 50.000 bolívares en mi cuenta…; a menos que yo sea Nicolás Maduro, que, inclusive, los ahorra en Petros y en lingoticos (por eso de su "dieta", como presidente).
En el "pacto social" entre la banca y el Estado, en ese matrimonio de conveniencia, el varón con todos los derechos, el hombre de la casa es la banca, quien marca el peso "genético" del especulador, por encima de la "gens debilucha" que heredó… los peorros intereses de la sociedad.
La banca socialista odia a los POBRES. Ese sentimiento es más poderoso que ella y su matrimonio acordado. Claro, uno piensa y se RESIENTE… Mientras los burócratas del gobierno; "los compadres y las comadres", conozcan a alguien adentro del Banco de Venezuela, no tendrán (esos) problemas…
Una persona me explicaba cultamente que…"al pueblo hay que someterlo con la brida corta, para recordarle siempre quién manda". Otra me explicaba que, "así no gastamos el poco dinerito (dinerito suena a que esa "basura" vale mucho)… en Cucuy". Otro, dijo no sé qué cosa acerca de la inflación... Bueno, ¡Vainas de POBRES!...
Un día llegué a mi casa y me dijeron que había que pagar 20.000 bolívares porque el ascensor se había dañado con el apagón, y dije –"voy a tener que vender uno de mis cuatros ¿Qué voy hacer con dos cuatros?"… …Más adelante –"¿Qué voy hacer yo con dos ventiladores?", y vendí uno para pagar la caja del Clap… …–"Yo no necesito una greca y una cafetera eléctrica, voy a vender la cafetera, por si se va la luz me quedo con la greca", y con lo que me dieron en el mercado de los corotos pagué el recibo de CANTV… …Una tarde recibí un mensaje de mi hermano preguntándome si tenía ampicilina, porque tenía una infección en una muela –"¡Coño! ¡Y qué haces tú con el dinero!", le grité, más cagado que indignado… Tuve que vender el teléfono fijo, ese aparato que dice CANTV que es de ellos. Con eso compré la bendita caja de Ampicilina.
Todavía mi vecina pensaba que yo vivía con muchas ventajas: que tenía un celular inteligente y una computadora, internet y una lavadora Samsung… –"Es verdad vecina, ¡hay quienes no tienen nada! -le dije- Vecina estoy vendiendo una línea telefónica, o sea, vecina, estoy vendiendo mi número, ¿Está interesada? "La vecina hizo una llamada y me preguntó…¿En cuánto?"…
Ahora no tengo teléfono fijo y tampoco tengo internet. Pero, como el cuento de la zorra y las uvas, me dije:
–"¿Y a quién le interesa tener internet? ¿¡Para qué son los libros entonces!?... Mis libros me consuelan, y tengo todos los que necesito, ¡hasta que muera!".
Una mañana me llama mi hermano para informarme de la muerte de nuestra hermana mayor –"No tiene a nadie, hermano, ¿Cómo la enterramos?" –"¿Y sus hijos?" -le dije todavía zarataco del sueño – "Se fueron hace años ¿Qué hacemos?, ¡yo no tengo ni una lucha partida por la mitad!"…
–"Bueno –pensé- qué voy hacer con tantos libros (¡Qué voy hacer con ese criadero de chiripas!, pensé) ¡Vamos a vender mis libros para completar lo que nos dé la Alcaldía!".
Meses después vendí la cama de mi difunta Madre, un aire acondicionado dañado, mis pocas herramientas, hasta dos sartenes; muebles de madera y de plástico, solo para poder comprar jabón, lavar la ropa con mi Samsung y bañarme yo (cuando llegaba el agua) y pagar el condominio, la caja del Clap, pagar la luz… y el gas (estoy pensando seriamente vender la cocina, pero ¿Y si se va la luz otra vez?...
En la ciudad el conuco es otro, los animalitos son distintos pero la mengua en el campo produce el mismo efecto de pérdida, de contracción. Si se reduce la velocidad se reduce el espacio recorrido, si se reduce la alimentación se reduce la nutrición, y así las funciones fisiológicas, la salud, en general, las capacidades, las habilidades, disminuye todo…, en favor de los depredadores. ¡Coño! ¡Ni los Vietnamitas!....