Izquierda Venezolana: una necesidad urgente que no está en construcción.
- El problema reside, en su esencia, en la existencia de una línea revisionista que conduce al fracaso, a la práctica del empirismo y los métodos artesanos del trabajo político afectado por la dispersión y la ayuna de la teoría revolucionaria.
GESTO ENALTECEDOR
Celebramos el esfuerzo de Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez, https://www.aporrea.org/ideologia/a281101.html), por escribir su propia historia, sin pretensiones proselitistas, más bien con la disposición de dar cuenta de los errores cometidos y la plena disposición de corregir y enmendar rumbos. Ello resulta particularmente importante si partimos de la existencia de una cultura autosuficiente y prepotente a la hora de dar cuenta de sus actos. Es esta la fundamental razón por la que consideramos esencial la búsqueda y formulación de un proyecto político liberador. Ya parece cotidiano para nosotros los que asumimos, sin vacilaciones, los cambios y transformaciones, tomar responsabilidades por encima de nuestras capacidades físicas, materiales e intelectuales. Ello, explica la razón por la que, el ensayo Izquierda Venezolana, es importante por varias razones:
- Porque es deber de todo revolucionario evaluar su actividad politica a fin de introducir los correctivos necesarios en aquellos aspectos que se hayan desarrollado de manera errónea o insuficiente y afinar los aspectos positivos de la politica que se hace llegar a las organizaciones, personalidades e independientes de la Izquierda Venezolana. Pero resulta de mayor importancia para Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez, realizar esfuerzos por encontrarse nuevamente con su historia y con los planteamientos políticos que le dieron origen. Planteamientos y principios que fueron abandonados en un momento determinado. En efecto, los hechos nos demuestran que los autores del mencionado ensayo, en un momento dado, dejaron de pertenecer a la Izquierda Venezolana al servicio de los trabajadores y el pueblo, para convertirse en unos militantes reformistas que manejan un lenguaje radical.
- Este proceso de reencuentro con nuestro pasado adquiere mayor relevancia cuando nuestro pueblo vive un proceso similar. Los venezolanos estamos, no sin dificultades, recuperando una visión de nuestro pasado que nos fue arrebatado por la historia oficial. Ello nos conduce a la recuperación de una ideología que, como pueblo, hemos construido en no pocas batallas. Este proceso hace obvia la necesidad de un proyecto popular, de carácter revolucionario, que nos unifique y de una vanguardia revolucionaria, no decretada, sino nacida de las entrañas mismas del pueblo, que conduzca la lucha. Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez pueden ayudar mucho en este sentido si lograran superar los cuarenta o más años de reformismo y desarme ideológico, que explica en buena parte las derrotas sufridas por nosotros y el movimiento revolucionario en su conjunto.
- Es la segunda vez que un equipo de militantes de la Izquierda Venezolana, que recordamos nosotros, presenta a las organizaciones, personalidades e independientes de la Izquierda Venezolana un análisis crítico y autocritico de su accionar en la vida politica nacional.
- Este es un trabajo colectivo; son cientos los cuadros, militantes y amigos que han intervenido en su realización. Primero, con sugerencias, con ensayos que aportarían con su estímulo para que sigamos adelante.
- Sin duda alguna, estos ensayos representaran un aporte para el debate que se desarrolla en el movimiento popular y revolucionario.
El trabajo aquí plasmado ha sido exigente. Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez lo han desarrollado en medio de una coyuntura compleja y difícil. Coyuntura en la que los trabajadores y otros sectores del pueblo venezolano nos hemos planteado, con nuestra fuerza, la lucha por el poder político y la derrota definitiva del modelo neoliberal, impulsada por la oligarquía financiera internacional y sus aliados en el pais: PSUV-Madurismo-Oposición pitiyanki.
LA AUSENCIA DEL MÉTODO
Pareciera, una cuestión simple el afirmar que sin método científico no puede haber un conocimiento objetivo de la realidad, que la fe no conduce al conocimiento de la realidad y mucho menos a la capacidad para conducir los procesos sociales. Tal evaluación es cuanto más necesaria, si aceptamos que la conducción de una organización política revolucionaria está obligada a proporcionar una sólida formación y calificadas experiencias de significativa validez para la conducción de gobiernos y procesos de transformación social.
A lo largo de este modesto y novedoso esfuerzo se expresa la angustia de muchos revolucionarios ante la carencia del referido proyecto político. De allí, que por su carácter esencial hemos querido puntualizar sus concepciones, componentes y relaciones con la intensidad de rescatar la proposición de pedagogía política que este extraña.
El proyecto político liberador debe partir tanto del esfuerzo permanente y metodológico por adquirir un conocimiento objetivo de la realidad social que pretendemos transformar como de la construcción de la teoría de la revolución venezolana, bolivariana, chavista y latinoamericana que requerimos asumir conscientemente como pueblo, dado el compromiso histórico necesario para la conducción científica de los procesos teóricos-prácticos que ello se deriven.
Las distintas formas de lucha, a que ello da lugar, permitirá no solamente el proceso de reproducción del proyecto asumido sino los cambios y transformaciones conducentes a la nueva sociedad y a la periódica actualización de la referida conducción. Este proyecto constituye una necesidad urgente y, al parecer, no está en proceso de construcción.
Es esta afirmación la que nos lleva a una labor de arqueología política para captar los aportes populares en la formulación de su propio proyecto liberador. El lugar protagónico lo ejerce el pueblo directamente a través de la Democracia Directa. Aquí debemos reconocer ese arduo camino de expresar y representar el sentimiento y la legitimidad popular.
La virtual relación de la calidad de la dirección popular y el conocimiento de la realidad que se intenta transformar se hace evidente a lo largo de este análisis, en su aspecto medular; el cuál no es otro que asumir y dominar el método científico social con capacidad de interpretar la realidad social objetiva, material y en constante transformación.
Es imprescindible generar, a lo interno de la izquierda venezolana, una revolución teórica-metodológica que transforme a sus militantes y dirigentes en sujetos políticos con capacidad para dominar científicamente el materialismo histórico como instrumento válido para producir el conocimiento objetivo de la realidad que vivimos y aspiramos conducir.
El problema está en que los últimos sesenta años acusan a la dirección de nuestra Izquierda Venezolana de una carencia metodológica-científica y de la conformación de una teoría de la revolución nacional. Hemos vivido en un círculo vicioso: la ausencia del dominio de un método científico para la acción política.
Esta realidad, nos ha impedido un conocimiento científico de la realidad que intentamos transformar, lo que se ha traducido en carencias en el campo de la investigación de nuestra realidad. Obviamente, no hemos producido el suficiente conocimiento sobre nuestra realidad y, por lo tanto, tampoco la necesaria teoría de la revolución venezolana.
Frente a esa reiterada ausencia de investigación científica de la realidad social, económica y política se ha conformado una metódica donde se amalgama el empirismo, el pragmatismo, el inmediatismo y la adopción acrílica de modelos, teorías y proposiciones de realidades diferentes a las nuestras. Una de tantas pruebas de ello lo conseguimos en las diversas expresiones de las divisiones de la izquierda venezolana: pro-cubanos, pro-soviéticos, pro-chinos, pro-partidos verdes (a la europea), pro-eurocomunistas, entre otros.
En síntesis, hemos sido caja de resonancia de ideologías, modelos, proposiciones, prácticas y consignas extranjeras. No genuinos intérpretes de las angustias, necesidades y proyectos de nuestro pueblo. Una dirección signada por lo antes expresado, no puede garantizar una conducción científica como lo amerita la complejidad social. En este apresurado análisis resaltamos dos aspectos vitales:
- El primero referido a la abnegación, disposición y combatividad de aquellos venezolanos que se incorporaron a la tarea revolucionaria. Los que cayeron en ese empeño y los que aún persistimos en la búsqueda de esas aspiradas transformaciones.
- El segundo nos los proporciona el interesante esfuerzo de historias partidistas, al evidenciar la impostergable y necesaria evaluación de la gestión de las agrupaciones políticas para su inmediata consciencia y transformación; pues la organización en general y las que aspiran transformar y dirigir la sociedad en sus diferentes niveles, las que no tienen la capacidad para actualizarse, cambiar internamente, ponerse en correspondencia con los cambios que la realidad les demanda y, sobre todo, no transforman su propio sistema de dirección, están condenados a no cumplir lo que prometen y, por lo tanto, a desaparecer.
A nuestra manera de ver las cosas, la evaluación de la gestión de los partidos políticos y demás organizaciones constituye un aporte de considerable magnitud para la ciencia y la práctica política. En esta línea de reflexión, es impresionante la capacidad autocritica para que después de haber vivido los rigores de la derrota del movimiento revolucionario, de haber pasado por divisiones, deserciones y otras manifestaciones de la lucha interna.
¡Que se abran cien flores y florezcan cien escuelas de pensamiento… ¡ 1
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1 Este pensamiento con lo que terminamos este artículo, fue una de las famosas expresiones pronunciadas por Mao Tse Tung en el verano chino de 1956 y que solo como frase poética hasta democrática puede ser recordada en la actual República Bolivariana de Venezuela: "Que se abran cien flores y florezcan cien escuelas del pensamiento para promover el progreso en las artes y de las ciencias y de una cultura ciudadana floreciente en nuestra tierra".