Conversación:
Mafalda:"¿Tú crees que el dinero es todo en la vida,
Manolito?"
Manolito: "No, por supuesto que el dinero no es todo...
¡también están los cheques!"
Tranquilos mis amigos. No es el cuento de esas increíbles cintas cinematográficas de Hollywood, donde el actor principal –el muchacho de la película– no pierde una, ni siquiera equivocado de libreto. Es el recuerdo de nuestra época de niños, algo que hacemos poco, porque los cuentos y sueños vienen desapareciendo para presentarse todo en la vida real. ¿Desde, cuándo usted no tiene una fantasía de niño y despierta contando una aventura o un juego de esa época romántica y tranquila? Retroceder a los años de infancia, cuando la vida era un juego de chiquillos, lleno de inocencia, disfrutando al máximo los esparcimientos infantiles, sin la malicia y la violencia aprendida a muy tierna edad, es algo maravilloso. ¡Claro la televisión en blanco y negro no llegaba a todas partes! Nos volvíamos locos buscando una barajita de los ídolos de nuestro tiempo (Aparicio, y el "chico" Carrasquel entre otros) asistir a clases tenía una motivación y responsabilidad muy especial, de lo contrario el "premio" era: ¡mere mere con pan caliente!
En esa etapa, el jueguito muy practicado por los niños, aparte de algún deporte era el de "policías y ladrones", todos querían ser policías, nadie deseaba formar parte del otro bando. La recreación finalizaba, cuando llegaba una de esas madres –las primeras maestras de la vida– que no perdían de vista a ninguno de los muchachos, ordenándoles con carácter: ¡bueno, ya es hora de acostarse, mañana para clases! Todo terminaba en un tranquilo desfile, cada quien para su casa. Este pequeño relato suena algo extraño para los jóvenes de hoy; ahora muy pocos quieren ser "POLI" y un número alarmante termina en mala conducta; nacieron en un momento muy convulsionado, ambientado con regetton, vallenatos, la "dosis" musical para mantenerlos hipnotizados a punto de "shock", para luego salir a practicar el "jueguito" de años atrás, en vivo y en directo en escenarios callejeros, con armas de alta potencia, dando como resultado: muertos a temprana edad, si no terminan en la cárcel.
Cada momento se escucha: ¡todo ha cambiado; se perdieron los valores! Una realidad muy poco entendida. En los últimos años no es un juego de niños, ni de adultos, es el enfrentamiento entre uniformados y delincuentes. No sabemos quién persigue a quien, pero los presidios están hacinados por presos comunes, policías, guardias nacionales, más, militares del ejército con tiras en las hombreras, atrapados por estar involucrado en actos contra la ley y las buenas costumbres, y para completar los traidores a la patria, atraídos por los dólares, lanzados, como carnada por el imperialismo. Este cuadro de inmoralidad y descomposición le da la razón al pensador Edine P. Beauchêne cuando decía: "LOS QUE CREEN QUE CON EL DINERO PUEDE HACERSE CUALQUIER COSA SON LOS QUE INDUDABLEMENTE ESTÁN DISPUESTOS A HACER CUALQUIER COSA POR DINERO". Casi todos llegan a esos laberintos carcelarios, por una causa muy común: el ansia de conseguir dinero por cualquier medio o manera, menos del trabajo honrado, decente, de las manos laboriosas como debe ser. La incitación por medio de la propaganda alienante de las últimas innovaciones tecnológicas y el afán de riqueza a manos llenas es alarmante.
Es triste y lamentable la cantidad de noticias relacionadas con funcionarios encargados del orden público, arrestados por distintos delitos, unos más graves que otros. Hace poco se declaró culpable un militar de alto rango –mayor del ejército– después del juicio, por habérsele conseguido en su camioneta más de 200 kilos de Cocaína, lean bien ¡Cocaína! El número de policías involucrados en hechos relacionados en: atracos, extorsión, secuestros y muertes de inocentes es preocupante. Solamente en el área metropolitana las estadísticas hablan por sí sola; han bajado por los esfuerzos del gobierno, pero en el capitalismo el consumismo descompone todo; es uno de los grandes pilares del imperialismo para mantener su hegemonía, y por eso tratan de aplacar la lucha del pueblo venezolano.
Los medios de comunicación –especialmente las redes sociales– son utilizados por la oposición para exhibir y resaltar en el exterior, todo lo malo, como culpa de los gobiernos de: Chávez, y Nicolás Maduro. No se acuerdan de más de cuarenta años de gobiernos–AD y COPEI– en el cual convirtieron al país en un verdadero festín con sus respectivas barraganas, sin preocuparse del mal, que lentamente se estaba incubando en los barrios de las grandes ciudades. Todo forma parte del problema, donde lo económico priva por encima de cualquier otro. La solución está en la consciencia de los que quieren a la patria, y no, en el ¡sálvese el que pueda! A pesar de todas nuestras dificultades, no podemos comparar la convulsionada sociedad estadounidense con Venezuela. Por eso el imperialismo en medio de su descomposición, busca proyectar todos sus males en el mundo, porque el "sueño americano" no les sirve para seguir engañar incautos.