El punto de vista femenino

Viernes, 16/08/2019 06:07 PM

Aunque a veces a quienes tenemos ya una edad nos parece que exageran las feministas, sobre todo las españolas, lo cierto es que tiene la mujer razón para estar harta. Todo cuanto se dice, se cuenta y se piensa en el mundo y especialmente en sociedades humanísticamente retrasadas, de una u otra religión o filosofía, está manufacturado por el hombre. Por el hombre zoológico. Por el macho. Si bien puede considerarse que con el rebozado de partes de sensibilidad femenina, naturalmente. Pero en todo caso si la sociedad humana hubiese estado en manos de la mujer, empezamos por que dudo mucho que la mayoría de las guerras no se hubiesen evitado pues ella lo hubiese solucionado todo con una sumamente complicada diplomacia... La mujer no tiene tan exacerbado el gen de la violencia como el hombre. La hembra, mucho más que a asestar una puñalada a su enemigo, está inclinada a dar todos los rodeos que sean necesarios para neutralizarle o destruirle sin violencia física.

Es cierto, lo sabemos. Desde Hipatia de Alejandría, numerosas féminas en la historia de todo: del pensamiento, del arte, de la política, de la ciencia... han brillado por encima del hombre. Pero se da la circunstancia de que eso es irrelevante a los efectos que aquí quiero destacar. Pues quien ha juzgado a la postre el nivel, la pertinencia, la idoneidad, la calidad, la certidumbre, la utilidad y la grandeza del pensamiento o acción de una mujer preclara, ha sido el género masculino. Y la inmensa mayoría de las veces en la historia, sin haber pedido el parecer del femenino. Yo creo que la mujer hubiera podido alterar el orden de prelación si hubiese querido: hubiera bastado instruir a su descendencia sobre los valores de su sexo, aunque fuera a escondidas. Pero a veces sospecho que no le ha interesado. A fin de cuentas ha influido, influye e influirá siempre en el hombre. Pero una cosa es influir y otra decidir. Y como yo personalmente prefiero influir que gobernar, sugerir que dictaminar, no contraer compromiso que comprometerme, siempre he sospechado a través de esta mi íntima disposición que bien pudiera haber sido ésta la actitud voluntaria del género femenino a lo largo del tiempo. Desde luego, mucho más cómodo.

Sea como fuere, el caso es que la mujer ha estado hasta ayer, en unas sociedades menos y en otras más, como las islámicas y la española, subordinada cuando no sometida. Sometida, al menos al dictamen y criterio de "los hombres". Todo cuanto está dicho y sellado a lo largo de la historia de la humanidad es, aparte de ser el resultado de lo consensuado por minorías, el fruto de la decisión del macho. Sea en la materia que sea. Desde la manera de criar a un hijo hasta el modo de organizar la sociedad está acordado por el médico y la Medicina, en el primer caso, y por el pensamiento filosófico y social, en el segundo, del hombre. Así es que creo que el patriarcado de milenios debe cesar, y entregarle él mismo, voluntariamente, el gobierno y las decisiones a la mujer. A ella le será más fácil escuchar el parecer del hombre que al revés. De momento, y como ya he dicho, nos libraríamos de las guerras y resolvería la sociedad humana con mucho más pragmatismo, pero un pragmatismo para todos, los graves problemas de la existencia y los rídiculos problemas sociales generados constantemente por el macho...

Creo, en fin, llegada la hora de la mujer. La sociedad debiera confiarle a ella la responsabilidad que, para bien pero también para mucho mal, hasta ahora se ha arrogado el hombre. Sería una experiencia más que interesante imprescindible, para alcanzar el conocimiento holístico de la vida. Sería como conocer la luna en su totalidad viendo a las claras su otra cara... Sobre todo porque tal como van las cosas, no parece que quede mucho tiempo al planeta para vivir en él como se ha vivido hasta ahora, en buena medida, o en toda, por culpa de la necedad... del macho.

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