"El exceso de cátedra, hásele de acunar y acuñar a Atilio Borón, doctor en ciencias políticas de la Universidad de Harvard, académico de la U. de Buenos Aires y una de las voces más relevantes de las ciencias sociales en América Latina. Es precisamente todo lo que uno se imagina: un intelectual argentino de izquierda, muy culto, con acento bonaerense y vozarrón gastado por el exceso de cátedras". A más del contrapaso, defecto de cátedra, estarían los que ha de expresar Atilio: "Esta izquierda que rasga vestiduras con Maduro es de jardín infantil, están castrados políticamente". Ver página: https://www.laiguana.tv/articulos/541524-atilio-boron-izquierda-maduro-es-de-jardin-infantil-politicamente/. Leíase esto, por el periodista Hermes, en Dígalo ahí, en el botiquín de don Tiburcio de La calle Alegría de San Carlos, cuando Matraquita Comunista, expresara: "El señor Borón, qué varón, quedóse en pañales, pues esa izquierda, no llega ni a preinfantil". A lo que Piquiña Rebelde, expresara: "Estarían entre los espacios del vientre y el gateo". "Penumbra espacial sombría muestral borrosa", dijo el cura Eduardo. "Pol qué, no hay tanta mezquindad, y tanto egoísmo, como también, tanta luindad", dijera El Tinaquero Gallardito, quien recibiera una infausta noticia, cuando alguien, en ese instante de lo de Atilio Borón, le dijera que a su mujer le terminaba de dar un infarto fulminante en su casa tinaquera, a lo que manifestara altisonante, Gallardito, el tinaquero, en lenguaje del diputado Pineda, el de los campestre cojedeños: "¡No puede sel, si la acabo e’cogel!".
Rosa María, aledaña, oía todo lo dicho en el patio de bolas de don Tibu, cuando barría su patio cargado y cagado de gallinas, a lo que la vecina Machú, que oía la lectura de Dígalo ahí, le dijera: "Supiste Rosa María, lo de dossier y Walter Martínez". "No, Machú, dime algo, vieja vecina". "Gua, le suspendieron el programa: Pegásela y pegóselo, Jorge Rodríguez, el ministro para la comunicación y la información". "¡Bien hecho, plátano jecho!", dijo Rosa María, que salióle como criada respondona, en defensa de Blanca Eekhout y de Patricia Villegas, a quienes el tipazo, que no tipejo, pues no es pendejo, despreciáralas, a las muchachas, a la sorna, burla burlando y a la songa y songa, y pedantería: "Mandan más que un general maduro presidencial". A lo que Hilario, el cochinero de La Morena, atento a la lectura, expresara, en la talanquera de bolas criollas: "A la pedantería, le llega su día". "Como a cochino su sábado", espetó, Julio Mantequilla, el hijo de Rosa María. Siguió Hilario: "Eso de, acontecimientos en pleno desarrollo, es de Ludovico Silva". Continua Hilario en su fina disertación, recordando al olvidado de la izquierda preinfantil, al filósofo y poeta, Ludovico, que decía: "Una de las cosas más difícil para la mente humana, es poder aprehender los acontecimientos en entero movimiento histórico, los hechos reales en el mismo momento de estar ocurriendo", o sea, en pleno desarrollo, dijo terminante Hilario, el cochinero de La Morena, frontero a Julio Mantequilla, el hijo de Rosa María, en tendido de palmeras acostadas, que no 700 palmeras, para el atajo de las bolas. Para este cura ignaro raro cleuasmo asno: El pueblo sabe más que las culebras, sabe dónde está la hebra para sacar el ovillo, a más de que el pueblo sabe de exceso de cátedra y de defecto de cátedra. De exceso de cadera y defecto de cadera, que no la del renco Pinto. El pueblo, ese que habló endenantes, de discutida lectura, conoce de casos límite contradictorios, sin saber sabiendo. El pueblo, endespués, sabe de sabiduría aristotélica, que es saber, llevada, la sabiduría, por el que sabe que no sabe. ¡El pueblo, se hace el pendejo! ¡El pueblo, se hace el güevón!
"El exceso de cátedra, hásele de acunar y acuñar a Atilio Borón, doctor en ciencias políticas de la Universidad de Harvard, académico de la U. de Buenos Aires y una de las voces más relevantes de las ciencias sociales en América Latina. Es precisamente todo lo que uno se imagina: un intelectual argentino de izquierda, muy culto, con acento bonaerense y vozarrón gastado por el exceso de cátedras". A más del contrapeso, defecto de cátedra, estarían los que ha de expresar Atilio: "Esta Izquierda que rasga vestiduras con Maduro es de jardín infantil, están castrados políticamente". Pues bien, el exceso de cátedra, es directamente proporcional a exceso de caderas, de nalgas, con el poeta García Márquez. Si el filósofo Atilio Borón, conociera, con concienzuda conciencia, las veces en que posara las nalgas en la silleta y en la poseta, fuera más importante, sería un filósofo borroso, mas y más borroso, aun y aún, si conociera las veces que se parara de la silleta y de la poseta. Mas y más, filósofo borroso profundo, sería, si capturara las veces, no que posara, sino que pasara por un medio, tercio incluso aristotélico profundo, entre pararse y sentarse, chancleta y poseta, como el tejer y el destejer de la Penélope, casos límite contradictorios, asina, exceso y defecto, instrucción moral moderna oriunda aristotélica, de la forma ser y noser, modernidad ilustrada originaria de la enciclopedia védica upanishad sánscrita. Pues, hay más de ocho millones de caso límite contradictorios, exceso de cátedra y defecto de cátedra, exceso de cadera y defecto de cadera, exceso de nalgas y defecto de nalgas, silleta y chancleta, son apenas algunos de ellos, en la ciudad desnuda borrosa budaiana y heraclitoiana, cuajada de contradicciones, y de sucesiones armónicas simultáneas contradictorias.
"El exceso de cátedra, hásele de acunar y acuñar a Atilio Borón, doctor en ciencias políticas de la Universidad de Harvard, académico de la U. de Buenos Aires y una de las voces más relevantes de las ciencias sociales en América Latina. Es precisamente todo lo que uno se imagina: un intelectual argentino de izquierda, muy culto, con acento bonaerense y vozarrón gastado por el exceso de cátedras, a más, más bien estarían entre de expresar que: "Esta Izquierda que rasga vestiduras con Maduro es de jardín infantil, están castrados políticamente". Pues bien, el exceso de cátedra, es directamente proporcional a caderas, a nalgas, a culo culto, con el poeta García Márquez. Si el filósofo Atilio Borón, conociera, con concienzuda conciencia, las veces en que posara las nalgas en la silleta y en la poseta, fuera más importante, sería un filósofo borroso. En similaricadencia, el Libertador Simón Bolívar, inscríbese en la misma borrosidad, de chancleta y poseta. Las chancletas del Libertador, las botas del Libertador, el estribo del Libertador, búsquele usted más sinónimos a las chancletas del Libertador, va a tener a un sinnúmero de sinónimos y de antónimos, lo que hace de la palabra chancleta, una palabra borrosa, por el sinfín de definiciones que tiene. En analogía, el Libertador Simón Bolívar, inscríbese en la misma borrosidad, de silleta, a lo más que su inteligencia y su magín pudiera imaginar, de lo que la palabra silleta va a tener a un sinnúmero de sinónimos y de antónimos, lo que hace de la palabra silleta, una palabra borrosa, por el sinfín de definiciones que pudiera tener, pues, una definición es una explicación del significado de un término, llevada, dicha definición, por los elementos a los cuales el término pueda corresponderse. Nuestro Libertador, tuvo montura y tuvo bajadas, de la silla de montar, y sus nalgas calabánse entre el borren trasero y el borren delantero de su silla sobre su cabalgadura, y entre ellos, los borren, en el medio, en el tercio incluso aristotélico profundo (1/2), el centro universal unificado reflexivo teilhardiano (1/2), que formóle el cayo en el culo, por lo que ganóse el cognomento histórico de culo de hierro libertario de pueblos y de formación de repúblicas, en que las consideraciones, exceso de cátedra, del Libertador, eran de nalgas, exceso de caderas, ahí sobre la silla borrosa reflexiva. El Libertador fue un difuso hombre borroso, él no lo supo nunca, al igual que Penélope, transitó el medio, en las bajadas y las subidas, entre la chancleta y la silleta, entre el borren trasero y el borren delantero. Penélope con la aguja, y el Libertador con el culo. La borrosidad, está en todas partes, en la aguja y las nalgas de Penélope, en el magín y en el culo del Libertador, exceso y defecto de cátedra y de cadera. La borrosidad es cuestión de grado, llevada por un tanto factual distintivo, que en nuestro discurrir es tercio incluso aristotélico profundo, que tanta falta hale hecho a la humanidad, por la nugatoria aristotélica del tercio incluso estagirita, en preponderancia de su lógica elemental del tercio excluso estagirita, por más de tres mil años, no obstante inmerso en el tercio incluso aristotélico profundo (1/2), que hubo de aflorar con el derrumbe de Las Torres Gemelas Neoyorquina, 11/09/2001, de la disquisición georgebushiana: "O estás conmigo o estás con mi enemigo", del Derecho Inusual Extraordinario, con que los gringo go home, han jodío a medio mundo, y que Venezuela salióle criada respondona, con ¡NO MAS TRUMP! en que detrás de esta expresión, hay millones del mundo marchando protestante, protestando, con firmas firmes abiertas desafiantes a la ONU en desastre cajón de sastre.
Si el exceso de cátedra, hásele de acunar y acuñar a Atilio Borón, es directamente proporcional a nalgas, a culo, a exceso de cadera. Entonces sea dicho que su contraparte es el defecto de cátedra y el defecto de cadera. Ergo vergo sea dicho que Atilio Borón y el Libertador, excesivo cayo culo ilustrado paranoide y excesivo cayo silla turca ilustrada esfenoide. Ergo vergo sea dicho que cayos en culo liturgia y en paloma turca, sean la búsqueda sostenida con trabajo y más trabajo, hasta ver salir los cayos, que no los cachos, para tener Patria. Ergo vergo sea dicho que el culo y la turca, han de permitir pasar del sarampión preinfantil ideológico al sarampión juvenil ideológico, entre rasgarse las vestiduras burguesas reales acomodadas y el rasgarse las vestiduras progresistas ideales avanzadas.