Vuelta a la Patria
Por: Antonio Pérez Esclarín
Miércoles, 28/08/2019 08:45 AM
¿Cómo hemos permitido llegar a esta situación tan catastrófica? ¿Será porque a los que nos gobiernan no les alcanza ninguno de los problemas que sufrimos los demás? ¿Será que la ideología y la retórica les acalló la voz de sus conciencias? Si en verdad les importa Venezuela, si les duelen los problemas de la gente y quieren mitigar su sufrimiento, ¿por qué no apresuran una salida honorable y muy rápida dentro de los cauces que prevé la Constitución? ¿Por qué alargar esa lenta agonía que se traduce en montañas de sufrimiento y muertes?
Uno sale de Venezuela, sin importar el país, y queda deslumbrado al ver los supermercados abarrotados de todos los productos inimaginables y a precios realmente accesibles, y hasta resulta incomprensible comprobar que muchos de esos productos sobre todo de alimentos, bebidas y ropa, son más baratos que aquí. Resulta también sorprendente abrir el grifo y que salga agua, o saber que siempre vas a tener electricidad, y que el transporte funciona muy bien y con una puntualidad que nos cuesta mucho comprender. Uno se admira de ver que en los baños públicos hay papel y jabón y que están extraordinariamente limpios. En definitiva, que todo en el país funciona.
¿Cuándo fue que empezamos a maltratar a Venezuela y a maltratarnos entre nosotros? ¿Por qué hemos permanecido tan sumisos? ¿En qué pensábamos cuando cantábamos con el pecho henchido de pasión el “Gloria al Bravo Pueblo? ¿Cuándo fue que empezamos a acostumbrarnos a este caos y el orgullo de ser venezolanos se fue transformando en miedo y queja?
Recuerdo que hace ya unos cuantos años, yo hice con unos amigos una expedición por los pirineos y, como se nos habían acabado las pesetas, que era entonces la moneda oficial en España, bajamos a un pueblito de unos trescientos habitantes que, por supuesto no tenía banco, pero vimos un letrero que decía “Caja rural de ahorros” Entramos y le dijimos al señor si aceptaría cambiarnos unos bolívares de Venezuela. El señor no dudó ni un momento: “Por supuesto que sí: el bolívar es una de las monedas más fuertes y seguras del mundo”. Hoy nadie acepta el bolívar al que consideran un papel sin valor.
Volver a la Patria es regresar al caos y al sufrimiento: en mi casa de Maracaibo me he encontrado sin luz y sin agua. Es constatar que las cosas pueden y deben hacerse de otro modo. Es avivar el compromiso de trabajar con más decisión por enrumbar al país por los caminos de la conciliación y el progreso.
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