El País de España, llama golpe a la autonomía universitaria o a la García Arocha, decisión del TSJ

Jueves, 29/08/2019 06:39 AM

  En esta lucha, que mucho tiene de irracional y hasta parece como infantil, ¡vainas de muchachito malcriado!, la oposición extremista, está atrapada en una deforme interpretación del cuadro internacional, el cual percibe como una lucha entre el bien y el mal y específicamente entre un supuesto comunismo y la democracia, representado el primero por Rusia y China y la segunda por Trump, con toda la carga xenófoba, racista y de violencia que este porta y el nacional, según lo cual, como resultado de lo primero, Venezuela estaría atrapada en el comunismo de Maduro y en consecuencia por una feroz dictadura.

            Ayer, en mi propia casa, donde desde hace un tiempo un grupo de vecinos nos reunimos intentando crear un Consejo Comunal, lo que hasta ahora tiene tintes de kafkiano, una joven muy participativa y positiva, influida por esas ideas de la oposición extremista, en un momento de “descanso” en la tarea que desarrollamos, introdujo el tema de la “política” y se desató contra el gobierno y, como trabajadora que es dijo un promontorio de cosas que casi todos los presentes convalidamos, pero en un momento dado calificó a Maduro de cosas horrendas y de “dictador feroz”.

           Como suelo decir, quizás porque privilegio mi condición de maestro, aborrezco por demás eso de hacer política metiendo embuste. Quien eso hace, si está consciente, sabe no tiene la verdad y entonces lucha con la mentira como arma, con todo lo que esto comporta. Mi joven amiga, debo decirlo por nobleza, no está mintiendo, estrictamente hablando, pues se limitaba a repetir la prédica que a ella llega de políticos que desprecian la verdad.

           Por eso y “muchas cosas más”, me sentí tentado a intervenir en el asunto, pese era el anfitrión y obligado a mantener las más cordiales relaciones, lo que pudo implicar hacer silencio ante aquel infortunado comentario.

            ¿Sabes bien, amiga mía, lo que es una dictadura? Creo que no. ¿Sabes que si en Venezuela hubiese una dictadura, yo no te hubiera permitido hacer ese comentario en mi casa, el mismo que sueles hacer y en este espacio que da para la calle y con el tono de voz que lo hiciste? Si fuese como dices, inmediatamente cualquiera, en mi caso, te bota de su casa, no por el juicio que te has formado del presidente y aquí expresado a voz en cuello, sino porque con eso le comprometes y haces sujeto que le detengan contigo y hasta todos los demás que aquí están y  suframos las consecuencias que se derivan cuando eso pasa en una dictadura.

         Sabes bien que aquí, entre nosotros, hay militantes del Psuv, defensores del gobierno  y segura estás, que por haber dicho eso, nada te va a pasar, como no te ha pasado antes, porque cosas más graves que esas se dicen por la televisión y se escriben en los diarios. Y esto sucede, porque aquí no hay dictadura. Hay un gobierno incompetente, nadando en un mar de errores y hasta inconsecuencias, por las cuales pagamos todos, como que el salario no nos alcanza para vivir y carecemos de elementales servicios como el de salud y que en este sector tengamos casi 20 días sin recibir el servicio de agua potable. Pero no hay dictadura. Como para que a uno no le allanan la casa sólo por no ser partidario del gobierno y haber cometido indiscreciones, hasta simples como la de hablar mal del mismo en público y por haberle encontrado libros de Aquiles Nazoa y hasta Andrés Eloy Blanco, lo que titulaban de literatura subversiva, se lo lleven hasta para un campo de concentración, no sin antes torturarle con sadismo. Eso, para que lo sepas, lo hacen las dictaduras y eso, no sólo hizo Pérez Jiménez, sino también Betancourt y Leoni, para dejarlo hasta aquí.

            Retomé esto para escribirlo, como lo estoy haciendo, porque anoche revisando la prensa hallé la noticia en Panorama de Maracaibo, según la cual el TSJ resolvió que las universidades autónomas venezolanas, en un plazo de seis meses, deben llamar a elecciones. Lo que me pareció muy bien, pues lo que en cuanto a eso sucede es por demás insólito y hasta antidemocrático, como que la señora García Arocha, rectora de la UCV, muy “democráticamente”, lleva un poco más de veinte años usurpando ese cargo en nombre de la democracia.

           Inmediatamente la prensa internacional se hizo eco de la noticia, como el diario El país, de Madrid, generalmente inclinado a favor del factor opositor más extremo de Venezuela, tanto como el ABC de la misma ciudad. El primero de los nombrados, en primer plano comento de la siguiente manera, La crisis política e institucional que vive Venezuela este 2019 se bifurca en un nuevo frente de lucha. El Supremo, controlado por Nicolás Maduro, dictó una polémica sentencia que obliga a realizar elecciones con nuevas reglas para renovar las autoridades de las universidades nacionales, consideradas por años un bastión opositor a la revolución bolivariana. Esto supone un golpe a la autonomía democrática de la que gozan estas instituciones y que está consagrada en la Constitución.”

https://elpais.com/internacional/2019/08/28/america/1566946880_854966.html

         El País asume la noticia como mi joven amiga, inexperta, pero eso sí bien intencionada. Pero como el diario español bien sabe lo que dice si mintió y dijo que eso constituye un rudo golpe a la autonomía, cuando se intenta corregir dos garrafales errores y hasta abusos de la burocracia universitaria, que si conforman un atentado verdadero a la autonomía. Por haberse intentado corregir, en los tiempos de Chávez, una aberración antidemocrática, que vuelve al autonomía un asunto de élites, como que el voto de un profesor vale en un porcentaje sustancialmente siperior al de un estudiante y cualquier otro miembro de la comunidad, las autoridades universitarias entre ellas la señora García Arocha introdujeron un recurso en contra del intento renovador y democratizador, lo que llevó a la paralización de todo proceso electoral hasta tanto eso quedase resuelto. Con esto las autoridades vieron prolongados indefinidamente sus mandatos, tanto que la mencionada señora en la UCV ha reinado “democráticamente” por dos décadas.

           Como la resolución del TSJ no sólo llama a elecciones en un plazo de seis meses y de conformidad a la nueva ley, según la cual los votos tienen el mismo valor, lo que significa la democratización del proceso y el derecho a elegir, las viejas autoridades contrarias a eso, quizás temiendo pudiera significar el fin de sus viejos privilegios, lo que no luce verdadero, tomando en cuenta la correlación de fuerzas que pareciera prevalecer dentro del movimiento estudiantil de ahora, el universo más nutrido, pero también por las viejas andancias y derroteros, han optado, como al principio considerar lo que es justo y democrático, como una manifestación de agresión a la autonomía universitaria. Es la misma mentira, la de la dictadura para justificar la ilegalidad y los abusos propios.

             El País, como lo hace cualquier político, justifica la presencia de los rectores de las universidades autónomas en esos cargos por casi 20 años, particularmente la que más tiene dolientes, como la señora García Arocha, “en la política de obstaculización judicial del funcionamiento de estas instituciones que inició Hugo Chávez en 2009, cuando comenzaron a suspenderse todos los comicios estudiantiles alegando inconstitucionalidad de la Ley de Universidades”.  Es pues, según el diario español, “Curpa e´Chávez”, que eso haya sucedido y lo que más, les preocupa que la sentencia del TSJ venga “con una coletilla que vislumbra un nuevo conflicto: de no realizarse los comicios en el lapso previsto, los cargos quedarán vacantes y podrían quedar a disposición de quienes nombre el gobierno de forma interina.”

            “El País” quiebra lanzas por una autonomía en la cual una élite universitaria se comporte como propietaria de la institución, tanto que pretende continuar dándole valor insignificante el movimiento estudiantil y demás miembros de la comunidad ajenos a la élite. Y además pretende que esta se alce contra una disposición democrática del TSJ, que goza del respaldo de las mayorías nacionales por su alcance, al margen de las debilidades que pudieran atribuírsele a ese organismo, y de paso que la autoridad usurpada, ejercida ilegalmente por años, se alce contra el Estado. Tanto que ve como una ilegalidad que en caso que en plazo fijado no se produzcan esas elecciones, el Estado opte por nombrar autoridades transitorias que se encarguen de hacer cumplir el mandato del TSJ. Olvida El País, que la autonomía universitaria en Venezuela, sigue sustentada absolutamente por el aporte de los venezolanos todos a través del Estado.

            La prédica es la misma. En Venezuela hay una dictadura y en consecuencia ilegal y siendo ese el cuadro, entonces se justifica el golpe, la invasión y hasta todo exceso de violencia. Porque la legalidad es un estorbo para quienes quieren deshacer al país y no tomar en cuenta la opinión de las mayorías. Así como en las universidades autónomas, pese la composición de la población estudiantil dentro de ellas ha variado, se insiste en igualar democráticamente el valor de los votantes. Son conductas atávicas y clasistas. Y siempre con la mentira por delante.

 

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