Se pretende imponer a la humanidad un nuevo paradigma
Por: Carlos Enrique Dallmeier
Jueves, 29/08/2019 07:50 AM
En efecto, al finalizar la Guerra Fría, las potencias capitalistas dominantes pretendieron imponer un plan de dominación a nivel global que fue bautizado como neoliberalismo, el cual no era otra cosa que el control de las economías del resto de los países mediante la ocupación de sus economías por las grandes transnacionales de los países colonialistas.
Para ello era imprescindible derribar en los países a dominar todos los obstáculos legales que les impidieran alcanzar sus objetivos, como leyes protectoras, tasas aduanales, impuestos al capital extranjero, etc., en lo que se llamó la “globalización”.
Para lograr sus objetivos se basaban, por una parte, en la acción combinada y concertada de la dirigencia de esas grandes potencias creando un organismo para intercontinental que bautizaron como G-7, y por la otra, en el inmenso poder económico de sus economías que creían que bastaría para controlar ese proceso férreamente. Por ejemplo, para el año 2000 los países que integraban el llamado G-7, a saber: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, Japón, Italia, Francia e Italia tenía un PIB en conjunto de 21.094. millardos de dólares, que representaban el 65,84% o dos tercios de todo el PIB mundial para ese entonces que era de 32.036. millardos de $.
Pero como dice el refrán, el hombre hace sus planes y Dios se ríe. En solo 19 años esa situación cambió radicalmente y los países del llamado G-7 tuvieron un PIB para 2018 de 39.149.millardos de $, que representa un 35 % o un tercio del PIB mundial, el cual alcanza 142.045.millardos de $. Significando esto una pérdida brutal del peso específico de esas potencias a nivel mundial, y lo que es peor, con una tendencia irrefrenable en ese sentido.
Por supuesto que para esas potencias esa situación es intolerable y van a tratar de revertirla por todos los medios, para volver al “paraíso perdido” que disfrutaron antes.
Es así como Trump ha expresado tajantemente que “No necesitamos a China y francamente estaríamos mucho mejor sin ellos” borrando de un golpe toda esa palabrería de “la libertad de mercado y de la libre competencia como motor del desarrollo mundial”, con las cuales pretendieron atosigar los cerebros de la humanidad.
Con esta conducta lo que queda en evidencia es lo correcto de la condición descrita por Lenin que rige el imperialismo es inexorables, y que llevaron a las dos grandes conflagraciones mundiales en las luchas por la dominación y que, de seguir los imperios por ese camino, llevará fatalmente a la Tercera Guerra Mundial. Es que el imperialismo es como el escorpión del cuento, es su naturaleza.
SE ESTA DISEÑANDO UN NUEVO PLAN DE DOMINACION IMPERIAL A ESPALDA DE LOS PUEBLOS
En ese mismo sentido Macron, el Presidente de Francia sostuvo que hay que construir “nuevas relaciones económicas en el mundo”, que no significa otra cosa que, ante las nuevas realidades, hacer una reingeniería del proyecto de dominación imperial.
Todo ello, por supuesto, a espaldas de la mayoría de los pueblos del mundo. Es significativo que en esa pomposa reunión del G-7 Latinoamérica no tuvo mayor representación entre los países “invitados”, exceptuado el pelele de Piñera que realmente no representa a nadie en la región. Esto recuerda a los banquetes de nobleza, a los cuales no invitaban a los siervos, sino que simplemente les regalaban las sobras.
Esto es triste pero también esperanzador. Triste porque así ven los imperios a sus lacayos del área, pero esperanzador porque son situaciones como esta la que permiten crear conciencia de la realidad en poco tiempo y permitir la construcción de verdaderas estructuras políticas democráticas a nivel global.
EL AGOTAMIENTO DE LAS RESERVAS DE PETROLEO COLOCAN A VENEZUELA EN EL CENTRO DE LOS PLANES IMPERIALES
El asunto es que todo esto se desarrolla en un marco que afecta directamente a Venezuela, tal como queda de relieve en la siguiente noticia publicada por el portal de noticias de Microsoft:
“Según la compañía BP (British Petroleum), la cantidad de petróleo que queda por extraer en todo el planeta rondaría los 1.700 billones de barriles, …..por lo que todo apunta a que el petróleo se terminaría dentro de 50 años, en torno a 2070. ….Por lo que todos los grandes fabricantes han paralizado, incluso eliminado, los diésel de su línea de ventas y todo apunta a que para 2035, los coches de gasolina serán residuales, si no están prohibidos.”
De hecho en varios países de Europa para el año 2050 solo circularán automóviles eléctricos, lo que demuestra el grado de seriedad con que los países imperiales están enfrentando el problema.
EL ATAQUE IMPERIAL NO ES CONTRA EL “SOCIALISMO” SINO POR NUESTRO PETROLEO
Si a lo anterior le agregamos el plan norteamericano de terminar de controlar militarmente las casi totalidad de las reservas mundiales de crudo, quedan perfectamente claros varios puntos:
a) que el ataque continuado de Estados Unidos en contra de Venezuela no tiene nada que ver ni con Maduro ni con el sistema socialista ni con nada por el estilo;
b) Que esos ataques no son un capricho de Trump, porque fue Obama quien declaró que Venezuela era un peligro para su país;
c) Que la ocupación militar de nuestra patria forma parte de sus planes a corto plazo;
d) Que los movimientos realizados en Colombia con las bases militares norteamericanas y con su ingreso en la OTAN forman parte esencial de ese plan, aprovechando para ello el interés de Colombia de meterle la mano al petróleo del Golfo de Venezuela, como quedó evidenciado en la década de los 50 del siglo pasado en la disputa sobre el islote de Los Monjes y en el conflicto originado por la corbeta colombiana Caldas que penetró dicha zona y que casi llevó a la guerra,
Además, Colombia es demasiado importante para Estados Unidos ya que es el único país del mundo que se prestó a convertirse en un narco estado, garantizándole el suministro adecuado de drogas para mantener bajo control la situación interna, política que iniciaron en la década de los sesenta y que sirvió para castrar los movimientos organizados de los sectores pobres, tanto negros y blancos;
e) Que ese plan contempla el desmembramiento del país para minar las capacidades reales de combate, buscando separar de Venezuela al Zulia y a los estados andinos, manipulando sentimientos regionalistas.
SE ESTÁ ENFRENTANDO EQUIVOCADAMENTE LOS PLANES IMPERIALES
Pero esta situación la estamos enfrentando en forma totalmente equivocada.
1) En el aspecto social lamentablemente la confrontación política interna ha impedido que nuestro pueblo enfrente unido esa agresión. Así vemos como solamente, y de acuerdo a cifras oficiales, una minoría de unos siete millones de venezolanos haya firmado en contra de Trump, cifra pírrica cuando se tiene en cuenta que los mayores de 21 años alcanzan en nuestro país unos 22 millones de personas. Que diferencia a la situación de unidad que se vivió cuando el bloqueo en contra de nuestros puertos cuando Castro o con el incidente del Caldas cuando Lusinchi!!
Me sorprendió el caso de una persona conocida que labora en un ministerio que se opuso a firmar en contra de dicha agresión porque eso sería apoyar a Maduro. Corregir el desastroso rumbo económico es fundamental para incorporar a la mayoría de los venezolanos a la lucha por la soberanía.
Es que viendo cómo se han desarrollado las cosas, la percepción general es que oponerse a esas pretensiones imperiales es apoyar al gobierno, pensamiento que es gravísimo dado el altísimo grado de rechazo popular a la gestión del equipo de Maduro. Si esa situación es consecuencia de una estrategia comunicacional del gobierno, sería la peor canallada que se pueda cometer en contra de nuestra soberanía y debe ser corregida de inmediato.
Y no solo es la actitud oficial. He visto, por ejemplo, como un grupo de “venezolanos” se dirigió al Foro de Sao Paulo, no para denunciar la agresión imperial, que sería lo lógico, sino para atacar a Maduro. Conductas como esas se han repetido en otros escenarios por dirigentes políticos, intelectuales e incluso por miembros del clero, tanto dentro como fuera del país. Por supuesto que esa conducta obedece a la labor de zapa de los agentes del Departamento de Estado.
Hay que saber diferenciar en que una cosa es defender a Maduro y otra muy diferente defender la soberanía. No se pueden meter en un mismo saco. Debemos aprender de los gringos que podrán pelear entre sí todo lo que quieran pero hacia el exterior mantienen un frente unido.
2) En el aspecto militar percibo en la dirigencia política que no existe una conciencia cierta de la gravedad de los hechos. Por ejemplo, es vital contar con una milicia numerosa, debidamente entrenada y armada que pueda enfrentar exitosamente cualquier agresión y lo que veo son “milicianos” que usan en los desfiles sombreros en vez de cascos, camisas en vez de chalecos antibalas o fusiles de madera en vez de fusiles Kaláshnikov. Realmente no asustan a nadie.
Es tal grado de desconocimiento de la situación que la fábrica de fusiles rusos que se iba a instalar en nuestro país cuando Chávez, ahora es cuando se dice que acaso empezará a funcionar en el 2020 o en el 2021? Que irresponsabilidad y que inmenso daño le han causado al país esos desgraciados que permitieron que la producción petrolera alcanzara niveles tan bajos, privando a la nación de recursos hoy muy necesarios para fortalecer nuestro poderío militar.
LAS ELECCIONES ARGENTINAS DETERMINAN LOS PROXIMOS PASOS DEL IMPERIO
El problema real es que la previsible derrota de Macri en las elecciones de octubre próximo puede servir, bien de acicate al gobierno norteamericano para acelerar sus planes intervencionistas o un recule para esperar condiciones más favorables como sucedió después del golpe del 2002.
Ahora, el reciente anuncio de Estados Unidos a abrir una oficina en Colombia para lograr la “transición” y “restaurar la democracia en Venezuela”, así como la orden a sus lacayos locales de acudir a los medios de comunicación a mostrar lealtad al miserable de Guaidó, así como el anuncio de este último de formar un equipo de gobierno dirigido por Leopoldo López, pareciesen indicar una aceleración de los planes intervencionistas.
Es que un eventual gobierno de Fernández en la Argentina, que ya anunció que mantendría con relación a Venezuela la misma postura de México y Uruguay, desbarataría el elaborado plan que Estados Unidos urdió, tanto en contra de Venezuela apoyándose en el grupo de gobiernos títeres que conformaron el llamado Cartel de Lima, como en contra de la integración latinoamericana.
Recordemos que es a partir del triunfo de Macri en el 2015 que se comienzan a ejecutar las acciones encaminadas a sepultar los deseos de unidad en nuestra región, comenzando con el enjuiciamiento a Dilma, la expulsión de Venezuela del Mercosur, el retiro de Chile y de Ecuador de Unasur, y la traición de Lenin Moreno en Ecuador, Almagro en la OEA y Bachelet en la ONU, convencidos como estaban estos últimos del triunfo definitivo de la dominación neoliberal en la región, en una conducta que me recuerda a la de personajes como Petkoff, Pompeyo Márquez, Felipe Mujica, Douglas Bravo, Pablo Medina, Puerta Aponte, y otros, que alguna vez se vendieron como progresistas pero cuando entendieron como inevitable el triunfo imperial una vez disuelta la Unión Soviética, cambiaron de bando sin ninguna vergüenza.
Esa aparente hegemonía imperial en nuestro subcontinente que ya se comenzó a romper con el triunfo de López Obrador en México, sería sepultada con el triunfo de Fernández. Hay que recordar que los sectores progresistas de Latinoamérica cuentan con un indiscutible liderazgo que va más allá de un hombre, con figuras como Correa, Cristina Fernández, Evo Morales, Tabaré Vázquez, Pepe Mujica, Lula Da Silva, Petro, Milagros Salas, Zelaya, López Obrador y tantos otros, que permiten augurar el futuro triunfo del proceso de integración latinoamericana.
En tanto que el imperio no cuenta con mayores líderes de valía en la región, limitándose a apoyarse en un grupito de empresarios corruptos y desprestigiados, tales como Kuzinsky en Perú, Martinelli en Panamá, Uribe en Colombia, Piñera en Chile, el mismo Macri, etc., que no garantizan para nada una defensa exitosa de sus intereses imperiales. En realidad son dirigentes prefabricados artificialmente.
Lo que realmente me preocupa de la situación actual es, por una parte, que siento que la dirigencia del proceso en nuestro país se deja llevar por ideas y consejas traídas del exterior que corresponden a experiencias pasadas y que al final resultan contraproducentes, como aquellas que sostienen que “al imperio se le confronta, no se le provoca”, o que “no puede sostener dos frentes de lucha simultáneos” y por la otra, que la mayoría de los dirigentes progresistas latinoamericanos como Petro o López Obrador encaran la situación en Venezuela como si fuese una confrontación Maduro-Trump y no una cuestión de vida o muerte para el futuro inmediato de la integración nuestra región.
Esas carencias deben ser afrontadas exitosamente de inmediato.