Auditórium
La revolución ha muerto
Por: Edgar Perdomo Arzola
Viernes, 13/09/2019 07:16 AM
Ya es suficiente la derrota y el desencanto del pueblo venezolano por el pésimo manejo de la economía, ya basta de las repeticiones vacías del modelo fracasado cubano. La realidad está definida con hechos con la destrucción del país, palabras y consignas huecas no mitigan el hambre. Por lo tanto, la miseria controla la situación, donde las palabras huecas chocan contra la realidad de la tragedia que vive Venezuela.
Los resultados de 21 años de revolución con la constituyente de 1999 en el siglo pasado dieron origen a que las banderas que diferentes fuerzas políticas levantaban por el socialismo y la revolución como los elementos fundamentales de un discurso político que planteaba proyectos económicos y sociales en una alianza revolucionaria de Izquierda, cuyo proyecto bandera era: “El eje Orinoco-Apure para desconcentrar Caracas” y vean lo que hicieron, continuaron con la rancherizacion de la Capital con los llamados barrios verticales de la Gran Misión Vivienda Venezuela, basta con este solo ejemplo del engaño. y el desastre que estamos viviendo.
Ahora buscan alianzas políticas con los restos cadavéricos de la Izquierda revolucionaria o vanguardia revolucionaria latinoamericana, incluso se hacen algunos procesos de unificación ante el mojón mental imaginario de bombardear el Palacio de Nariño en Bogotá en 11 segundos, con unos aviones obsoletos.
Los dirigentes de la revolución están convencidos de abrirse una ruta electoral, donde buscaran unificar esfuerzos, para intentar revertir el contenido del mal concepto de “izquierda”, que por supuesto que es el mismo que tiene al pueblo cubano en la miseria. Destrozaron este concepto por encima de sus valores llámense: trotskistas, maoístas, estalinistas, guevarista etc.
Utilizaron puros clichés desprestigiados que habían fracasado por años, y pasaron a ser la bandera del terror de la revolución bolivariana para sostenerse en el poder
Decirse revolucionarios para estas agrupaciones del vario pinto polo patriótico es reducir su carácter revolucionario. Miden sus raquíticas fuerzas político-militares, invirtiendo cuantiosas sumas de dólares del tesoro nacional para la movilización de pírricos cuadros, comités, mantener locales, sindicatos e imprentas panfletarias, y así marketear la idea que son la primera fuerza electoral, y juntos podrían llegar a ganar unas adelantadas elecciones de la Asamblea Nacional.
Era evidente que en estos años de terror económico que vive Venezuela cuando se habla de izquierda es como hablar del demonio, y más satánico cuando se refiere a la revolución, al socialismo, al marxismo, y al mal ejercicio del poder. Las principales fuerzas sociales que decían estar con la revolución se han ido desincorporando progresivamente, excepto los colectivos paramilitares, farc y elenos. Las otras organizaciones minúsculas clientelares se mantienen aunque desnutridos por la baja alimentación siguen apegados a este cadáver. El Comunista (PCV) tiene sus reparos, pero igual se mantiene apegado al desastre; su concepto de “comunismo” se diluye en la gran torta de esta mala idea de izquierda. “Esta izquierda” se volvió hegemónica, represiva y totalitaria, donde lo revolucionario es una pesadilla para la población, que no vislumbra un futuro de progreso, en estos momentos aciagos cada vez más y más lejos.
Al comienzo hubo bonanza con los altos precios del petróleo pero luego por el derroche y la corrupción devino en esta tragedia, con una Izquierda perversa y represiva, donde intentan someter al pueblo, mientras los cuadros bozaleados de base con mucho sectarismo siembran en la población falsas esperanzas de que este socialismo es la maravilla, los dirigentes, sucumbían ante el “cretinismo revolucionario”. La militancia fueron convertidas en bases de las fuerzas militares ideologizadas, tanto en regiones como en Caracas, donde el pueblo fue traicionado. Los dirigentes se volvieron jefes de las bolsas de comidas, y de las dadivas, y se mantienen hasta que la ineficiencia los desaparecen, desencadenando en ellos una gran dispersión. Salvo el bien enchufado que sobreviven con unos cuantos miles de dólares.
Esta revolución tiene una élite perversa un sector de militares con una condición privilegiada a la hora de tomar decisiones y de interpretar la realidad de la corrupción, son los que plantean la estrategia a seguir, o simplemente a quienes hay que beneficiar. Siguen juntos, sin obstáculos hacía la destrucción de la república. Si bien no declaran en su agenda, la revolución para ellos es un gran negocio en la práctica. El socialismo ya no era parte de sus anhelos, sino los dólares. La traición llegará cuando sus utopías personales sean tentadas por el establishment que los sostiene, el corolario, de un sinfín de zigzagueos y marramuncias. Una generación de militares llenos de maniobras y vacíos de principios.
Hoy no existen organizaciones políticas que representen a los sectores populares. En nuestra historia política hubo proyectos con la intención de emancipar a los desposeídos sin recurrir a ideas de la izquierda totalitaria. José Carlos Mariátegui sostenía que para ser socialista no había que etiquetarse como: nacionalista, indigenista, ya que no hacían falta estos términos. Lo cual precisaba en su intención de hacer de la idea del socialismo un concepto de identidad, y no un calco y copia del modelo cubano.
En la Venezuela del siglo XXI, son los comunistas, los psuvistas y el chiripero del polo patriótico los que han desvirtuado su propia identidad, simbología y discursos, con la “cubanización”, por decirlo de alguna manera, de la idea de un socialismo humanista y democrático, y no ser asumida como un eje de identidad venezolano. En la destruida Venezuela del siglo XXI, son los militares sin identidad política los protagonistas de la destrucción de la patria, donde las ideas de revolución y socialismo, se expresan delincuencialmente (donde las fanb son la nomenklatura de la izquierda bolivariana) Pero es a partir de la muerte de Hugo Chávez y entrado Nicolás Maduro al poder, que los diversos grupos de militares procedentes especialmente de la GNB que alcanzan a constituirse como sostenedores de la revolución. Esta conversión militar no tiene en lo etario su nodo central, sino como lo dijera Ortega y Gasset: “son las ideas del momento histórico lo que la constituyen”. Finalmente este desastre socialista aún mantiene el camino empedrado finalizando este año pero se espera no sea por mucho tiempo.
Cabe resaltar que la posición de terror por el uso de las armas elegida por los que sostienen a los colectivos, nunca se puede asumir como de izquierda, porque es parte de un fracaso, con un costo terrible para el pueblo; con ese bajo concepto, de “guerra económica”, es lo que los ha hecho despreciables por el hambre que sufre nuestro pueblo.
La destrucción de pdvsa y de todas las empresas del estado venezolano, les dio el golpe fatal a estas bandas paramilitares que hasta el día de hoy vive reciclada en las fuerzas militares y policiales, en las burocracias del gobierno, que alimentan sus bajos compromisos, ideales y utopías; con sus actos delictuales se alejan de todo lo que suene a una honesta y sana revolución, debido a la represión que mantienen, bajo el pretexto de la lucha contra el imperio, ejercida en estos años.
De ahí, el desastre hiperinflacionario, la escasez, especulación y el lavado de dólares, con la dolarización de hecho de la economía nos gobierna a todos, donde en la ética y la moral cada quien anda por su lado, demostrando las grietas sociales ocultas que hacen metástasis en la revolución. Estas grietas son llagas sociales transcendentales, que se anidaron también en las agrupaciones de Izquierda, el centralismo caraqueño, todo se decide en Fuerte Tiuna, los alcaldes y gobernadores de provincia eternos postergados; pero también el militarismo ramplón se expone con crudeza, y con su elitismo demuestran que su marxismo cubano solo sirve para contemplar los dramas de la historia desde sus cuarteles, adocenando a los hambrientos, volviendo viejos a los jóvenes.
Negar que la revolución ha muerto, no disipa la idea de: “la lucha por la justicia y recuperación de Venezuela”, porque esta presente antes de la identidad de la izquierda; además ni la crueldad de los cuerpos de seguridad podrá contener la rebeldía de nuestro pueblo que siguen buscando hasta ahora salir del yugo de estas élites dominantes.
Ya no sirve la teoría de la acción colectiva, para entender a esta “izquierda fascista” o mejor dicho a la alianza cívico militar que se autodenomina: “socialista”, como un fenómeno político, objeto de estudio, de una acción colectiva contenciosa durante esta tragedia de la historia política del país, y así conocer los promotores, sus repertorios, sus identidades, los recursos que despilfarraron, las oportunidades perdidas, la falta de contenidos en sus discursos, y el fracaso que tuvieron, así como las cosas que prometieron y no cumplieron, peor qué la traición.
A partir de lo aquí expuesto, queda claro que cuando me refiero a la muerte de la revolución, hago referencia a una identidad relativamente perversa, que apareció en un momento concreto, que fue fruto de una manipulación que surgió como una respuesta a una situación política y que intentó catapultar a los socialistas, comunistas, militares e izquierdistas, con la pretensión de llegar a ganar las elecciones y posteriormente perpetuarse en el poder sin alternancia.
La decadencia de esta revoluciona así como la crisis de la izquierda perruna, se nota con más nitidez por las carencias de sensibilidad social de esta élite de la revolución, ya que no existen textos de historia de la izquierda venezolana escritos por ellos, y que hoy se elevan como grandes demócratas y no quieren exponer su pasado de aprendices de brujos. Su discurso radical corresponde a la Izquierda cubana.
Sus adláteres ven sin chistar que mientras ellos se acomodaban, e iban por negocios al extranjero como coartada para esfumarse de la política para “arreglar” sus vidas, pero los militantes de base son los que pasan ronchas, flacos, en la miseria, con las correas en el ultimo hueco se sujetan en sus cuerpos.
Los dirigenticos hoy se esconden en sus camionetas, y no se dejan ver ahora cuando la revolución se cae, porque ya no atraen a las muchedumbres, culpando al imperialismo de esta desgracia, incluso diciendo que son la izquierda revolucionaria dentro de este socialismo fracasado, tratando de desteñirse; y engatusar a nuevos incautos. Representan y protegen a las asociaciones de comerciantes árabes y chinos que expolian al pueblo y a la economía, para después cobrar el favor al gobierno.
En este año inventaron su monstruo Guaidò con su clientelismo pero sin ellos, quien logró alcanzar un 60% de respaldo electoral. Pero este comodín al querer ser marxista y liberal, se le enredó el volador cuando no pudo engatusar a la “sociedad civil” dueños de la calle y del descontento popular, pero que defiende a los corruptos. Para ellos ya no existen partidos enemigos, sino aliados como la “Bodeguilla de Lecherías” en Anzoátegui en la mira del departamento del tesoro de USA. Como repiten en sus cónclaves: debemos liderar un consenso de centro.
Hoy la política venezolana esta llena de irresponsables, aventureros y provocadores que les dicen a sus seguidores. De que manera van a formar las nuevas generaciones de pillos para que hagan lo mismo, a los que no quieren partido, ni militar, lo que quieren es hacer dinero con las ONGs, y luego amasar fortunas e irse al extranjero y regresar cuando Guaidò sea gobierno para entrar a robar.
La revolución ha muerto, El hambre y la corrupción la han matado, pero si es responsabilidad de la nueva generación de venezolanos enterrarla. Es el momento para que un nuevo liderazgo asuma el poder, ya que corruptos, mafiosos, y lavadores de dólares no pueden conducir una revolución.
Quienes dicen que aquí no hay condiciones para una verdadera revolución son los muertos de este necro socialismo, viejos, y jóvenes ‘izquierdolaro$os’, quienes coinciden en sus estructuras mentales que en Venezuela no se pueda derrotar la corrupción. Si esa es la nueva generación pos socialismo fracasado que quiere construir Guaidò y su equipo.
Aquí ya no hay que hablar unciosamente, ni eufemísticamente, con la mesura, como hablan los catedráticos y diplomáticos… menos aspirar al título de la imparcialidad; cuando uno se ufana por lo contrario de la parcialidad, que coloca nuestro pensamiento, opinión y sentimiento al lado de las personas que quieren construir, sobre los escombros de la vieja sociedad, el esplendoroso edificio de la sociedad nueva”. José Carlos Mariátegui dixit.
Yo ya entré en la tercera base de la vida y enfermo, pero sigo creyendo en una revolución, donde muchos, y que llamados izquierdistas están muertos en vida, la aspiración del pueblo venezolano no es por una sobrevivencia, precaria, angustiosa y dolorosa, la aspiración de los que alguna vez asumimos nuestro rol en la lucha social es que un día no muy lejano cambie todo este sistema esclerosado, y se instaure una sociedad socialista democrática, unos dicen que eso es imposible. Pero sólo los cobardes nunca podrán.