Cuando la política es proceso embrutecedor de los pobres de la tierra

Lunes, 16/09/2019 08:05 AM

El Comandante Che Guevara, en su discurso en la XIX Asamblea General de la ONU 1964, habló de los pobres de la tierra: “Que ahora despiertan del largo sueño embrutecedor a que los sometieron”. Además del símbolo de internacionalismo revolucionario de aquel discurso, cuando un argentino, un latinoamericano, un hombre universal, un animal de galaxia hablaba en esa asamblea representando a Cuba, un país que lo acogió como a un hijo y al hacerlo demostraban al mundo que “Patria es Humanidad”, que “Patria es Revolución”, el Che, ese día, dictó una clase de teoría revolucionaria.

Este párrafo del discurso del Che al que aludimos conecta al pensamiento del Che directamente con el pensamiento del Libertador Simón Bolívar cuando nos dice: “Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”. De esta manera se devela el eslabón fundamental de la cadena que esclaviza a los pueblos: la ignorancia, la manipulación, el proceso embrutecedor a que es sometido por parte de los dominantes. Es allí, en la ignorancia de los mecanismos de dominación, en el ocultamiento de las grandes líneas de la política, la privación del pensamiento universal, en la trivialización de la política, en el pensamiento pueril, en la superstición donde reside el centro del vasallaje de los pueblos.

Una parte fundamental de la tarea del Estado opresor es mantener a la masa sumida en la ignorancia, evadiendo de mil formas el pensamiento sobre su condición de explotado, de despojado. Las drogas materiales y espirituales juegan papel central, junto a la política, como proceso embrutecedor.

Los imperialismos invaden a estos pueblos, los someten primero inculcándoles sus valores, sus falsas creencias, sólo y por último, si es necesario, con la invasión militar; ilusos los gobiernos que quieren detener la invasión con misiles en las fronteras, aviones prestos para bombardear, y simultáneamente son cómplices de la invasión espiritual, del egoísmo, la trivialización de la vida, la fragmentación social, la ignorancia como valor moral, en resumen, “del sueño embrutecedor”.

De lo anterior se deduce que la baja política, la política de albañal de este gobierno madurista cumple un papel importante en la dominación capitalista. Un ejemplo es suficiente: cuando el gobierno reduce la política a unas fotos del otro presidente con unos confesos paramilitares, cuando el chisme es elevado a la condición de estrategia de Estado, la acusación socarrona es argumento, se trivializa a la política. Pensemos, si la acusación es cierta, si hay algo más que una foto ocasional, si el otro presidente es de verdad cómplice de los delincuentes, si conspira contra el país, entonces por qué no está preso. La respuesta es porque todo es un show del gobierno y de la oposición gringa, un circo que hace de la política un ejercicio de farándula, la equipara a los chismes de los artistas, a las peripecias de las Kardashian o de Paris Hilton. Son parte del sueño embrutecedor. Cuando el gobierno quiere, cuando persigue a los disidentes, entonces, no hay show, van preso directo, allí están los militares, los petroleros, presos sin juicio, sin show. Mapurite sabe a quien pea.

La conducta del gobierno, del Estado, tiene un gran papel en la formación espiritual, psicológica de su pueblo; gobierno y pueblo forman un binomio que se influye, se determina mutuamente. Con esta conducta el gobierno contribuye a crear un pueblo incapaz de reeditar las grandes hazañas del pasado, no apto para la adversidad. Esa es su propia condena….

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