Algunos de mis contactos me tachan de "disociado"; escribiendo sobre "temas forestales" mientras la patria enfrenta uno de los más difíciles momentos de su historia. Son varios frentes de lucha abiertos al mismo tiempo; imposible participar en todos. ¿En cuál participar primeramente? Donde nos sentimos mejor preparados, donde podamos aportar más… y, en última instancia, "donde nos toque".
La trinchera o frente que creo "más natural" para mí, al que llamo el "cuarto frente de batalla", es el referido a la producción: hacer que nuestros proyectos, planes, "motores" y empresas generen bienes y servicios, dividendos de toda clase, mejoramiento de la calidad de vida de todas y todos; "Producir", es la consigna de este frente. "Insistir", con la palabra y la acción, es mi forma de lucha.
Lo que denomino el cuarto frente de batalla, tiene un gran componente económico, social y ambientalista; ecosocialista en conclusión. Por eso retomo acá el tema forestal, a sabiendas de los grandes beneficios de todo tipo que puede brindarnos como nación. Propicias las mesas técnicas que, en el marco de la mesa de acuerdo nacional recién constituida, están instalándose.
Nuestro Gobierno nacional, en el transcurso de los últimos años ha implementado dos iniciativas resaltantes en materia forestal: En octubre de 2015 se crea la "Corporación Socialista de Economía Forestal" y a principios del 2016 se lanza el "Motor Forestal". Ninguna de las dos acciones prosperaron y me permito asomar las principales razones del por qué:
La primera razón de por qué no acertamos es la falta de una política forestal "de Estado", concebida como un solo cuerpo, coherente, realista y a la vez ambiciosa dadas nuestras potencialidades en esta materia, con vista a largo plazo, que sirva de guía inequívoca para el qué hacer silvicultural. Estamos claros en que, más que una política, se trata de un conjunto orgánico; pero también es punto libre de discusión, el hecho de que se requiere una declaración política "madre" en materia forestal, que aglutine todas las potencialidades con que cuenta nuestro país y fije objetivos únicos acordados claros y firmes. Esto no lo tenemos.
¿Demostración de nuestra falta de claridad y continuidad de pensamiento sobre el qué hacer con nuestros recursos forestales? Hay varias: ABRAES que cambian de denominación "sorpresivamente"; novedosa ley de Bosques y Gestión Forestal que a los cinco años es sustituida por una nueva ley forestal (nuestra actual vigente Ley de Bosques); concesiones forestales que se quitan, se mantienen o se dan, sin criterio objetivo y equilibrado; proyectos industriales que se inician y luego "pierden interés" hasta caer en el olvido; desestimación de los programas de plantaciones forestales; Indecisiones, órdenes y contraórdenes sobre el destino de los bosques de pino del sur de Monagas y Anzoátegui; entre otros, son sucesos producidos por una "falta de claridad en política forestal".
Otra razón al "no éxito" del motor forestal; los altos mandos organizacionales que son sustituidos con demasiada y muy perjudicial frecuencia y, relacionado con esto, la designación de "capitanes de barco" que jamás han timoneado al menos un peñero. Hay circunstancias en la vida dónde no puedes llegar para aprender, sino para enseñar o mostrar el camino. Como ejemplo Maderas Del Orinoco; del 2015 al presente año, ha tenido ocho presidentes o "comisionados", dirigiéndola.
Un factor determinante, otro, en la imposibilidad de avance de las iniciativas, estrategias y planes delineados para el motor forestal, lo constituye la realidad de una gran diáspora de instituciones y empresas públicas dedicadas a lo forestal. Muchos "jefes", muchos "credos", muchas "estrategias"; aisladas, incoherentes e incluso contraproducentes. Muchos jefes y a la vez, sin jefe "real" o propiamente dicho.
Quien ha fungido como responsable del motor forestal no ha tenido mando real sobre el grueso del escenario forestal nacional, por lo que la vida se le ha ido en reuniones, coordinaciones, entendimientos, postergaciones, nuevas convocatorias y, en definitiva, en falta de operatividad. Maderas Del Orinoco, uno de los grandes pilares del asunto silvicultural en nuestro país, respondía, primero a CVG, después al Ministerio de Agricultura y Tierras, luego a Ministerio de Industrias, de allí pasó al MINHVI y ahora, de nuevo a min Industrias. El Complejo Industrial Maderero Libertadores de América (CIMLA) responde o respondía a directrices de PDVSA. CONARE responde directamente al despacho ministerial de Ambiente (ahora MINEC); La empresa Nacional Forestal s.a. (ENFORSA, ahora ENFORESTAL) también está adscrita al MINEC; Maderas Del Alba pertenece al Ministerio de Agricultura y Tierras.
Lo mismo sucedió con la Corporación Socialista de Economía Forestal, que ya ni se nombra: creada en octubre de 2015 bajo adscripción del ministerio de industrias, pasa en el 2017 (2 años después) a formar parte del ministerio de hábitat y vivienda. Los recurrentes y muy frecuentes cambios de adscripción ministerial de los entes forestales, son también muestra del divagar en el pensamiento forestal.
No es difícil imaginar que, ante esta diáspora institucional y los vertiginosos cambios de capitanes de barco, sin una política clara y sólida, el tiempo se ha ido en reuniones, planificaciones, ajustes y reajustes. Cuando por fin algún ente o empresa podía anunciar que su plan estaba listo, entonces se producía el cambio del líder de la organización y, "en consecuencia", de su tren gerencial, o, más drástico aún, transferían a la institución, alterando sus objetivos estratégicos y tácticos y su visión y misión, y así, comenzaba de nuevo el ciclo de reuniones, planificación, ajustes y reajustes.
Si a esto agregamos la compleja situación nacional – internacional financiera y de cerco económico, el permanente lamentable estado financiero y de caja de nuestras instituciones y empresas, amén de otros problemas "domésticos" (desmotivación de la masa trabajadora, delincuencia, racionamiento de combustible diesel especialmente, altas tarifas en puertos, entre otros) podemos completar la fórmula del fracaso de nuestro "motor forestal".
Rendirnos es imposible. Tenemos que perseverar y vencer. Perseverar con inteligencia, aprendiendo de los errores, aplicando correctivos y mejoras. Aunque suene ingenuo, debo decirlo, aplicando "los sentidos": el sentido común, el sentido de pertenencia, el sentido social, el sentido profesional, el sentido ético, el sentido de patria.
La revolución significa mucho repensar las cosas, cierto, pero sin llegar al punto de volver a descifrar el secreto de la ebullición del agua, por ejemplo, o de la razón de ser de los históricos – ancestrales y muy vigentes "consejos de sabios o consejos de ancianos" que aún hoy día fungen cómo órganos asesores o de toma de decisiones en algunas sociedades o comunidades. Las acciones para volverlo a intentar (encender el motor forestal) parecen evidentes y nada complicadas; se trata es de hacer bien las cosas, "como tienen que hacerse", "como Dios manda":
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Tener total claridad de lo que se quiere y puede hacer. Definir una política Fijarse metas.
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Ser cónsono (pensamiento – acción)
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Ser perseverante.
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Apoyarse en el conocimiento (que siempre debe ir acompañado de probidad ética y compromiso político)
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Organizar de manera coherente y práctica.
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Incorporar realmente a la sociedad (trabajadores, organizaciones sociales, entes públicos y empresa privada)
Se trata de no repetir errores y de hacer lo que no hicimos. Por ejemplo:
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Antes que más nada, formular, acordar, dar a conocer y emplear, como guía de trabajo una "Política sobre desarrollo forestal venezolano", que, entre otros aspectos, precise los objetivos y principales metas de desarrollo.
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Cohesionar o colocar bajo una sola dirección, bajo un solo mando, a todas las empresas públicas dedicadas al asunto forestal productivo. Esto facilitaría enormemente la gestión, asegura mantener el rumbo trazado de todos y cada uno de estos componentes del motor, permite apoyo mutuo oportuno, permite ahorro y eficiencia y, en definitiva, asegura obtener resultados eficaces y efectivos. Propongo acá la creación de una "Corporación Forestal Nacional", corporación de corporaciones, que instruya, direccione, evalúe, apoye y asegure una gestión forestal productiva efectiva, sólida e imperecedera, bajo una sola voz, adjuntando bajo su dirección (conducción) "exclusiva" al conjunto de empresas forestales públicas, tanto de bosque natural como del mundo del pino, tanto plantadores como procesadores. MDO, ENFORESTAL, CONARE, Maderas Del Alba, Maderas Nuria, CIMLA, PULPACA, ANCA, deberían regirse bajo una sola directriz (súmeles el IFLAIC, LABONAC y el INDEFOR – ULA)
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Designar por concurso los cargos de dirección, de instituciones públicas y especialmente de las empresas encargadas de producir bienes y servicios. Algunas personas se opondrán y argumentarán que esto no se puede hacer… ¿no hablamos de revolución? … ¿a quienes escoger? Por supuesto a los mejor formados en conocimiento de su área profesional - laboral y a la vez los más claros y comprometidos políticamente, es decir, a los más capacitados.
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Ahora sí, coordinar con el resto de actores que tienen que ver con un motor económico como el forestal: rectores forestales (MINEC), academias y centros de investigación, ministerio de agricultura y tierras, ministerio de comunas, ministerio de industrias, ministerio de defensa, sector transporte (pesado), sector construcción, sector químico petroquímico y papelero, entes encargados de exportar, Corporación de Alimentos, Gran Misión Vivienda Venezuela.
Por supuesto, son muchas más cosas las pendientes de realizar si se quiere tener éxito con nuestro tema forestal venezolano; solo menciono cuatro acciones fundamentales y que creo generan posibilidad cierta de éxito. No hacer estas cuatro cosas, conducirán de nuevo al fracaso.
El asunto financiero nacional, más complejo y que requiere de intervención de más actores, es la pata que completa la mesa. Financiar nuestro desarrollo forestal requerirá sin duda de apoyo exterior (redituable para los aliados) pero también tenemos fortalezas a lo interno de nuestro país que debemos activar y conjugar para adelantar proyectos forestales que generen beneficios inmediatos.
Tenemos un viejo plantel industrial procesador maderero, pero que está en capacidad de brindar producción importante, junto a un plantel de industrias modernas y muy potentes. En manos de venezolanos existe maquinaria pesada, equipos diversos, transportes pesados, que están pendientes, expectantes, por ponerse a trabajar.
Tenemos altísimo conocimiento técnico científico; tenemos alta experiencia a nivel de operarios de equipos; tenemos organización social, preparada, dispuesta para el trabajo productivo. En definitiva, tenemos como país grandes fortalezas que nos permiten soñar con un cercano y mejor futuro.
¡Pongámonos a producir!
¡Comandante Nicolás Maduro, Presidente, intentémoslo de nuevo!
¡La lucha sigue!
Maturín, 25 de septiembre 2019.