Reclamos sociales para gente decente

Lunes, 30/09/2019 10:08 AM

"¿Qué hace posible que las élites de los países pobres contribuyan más al enriquecimiento de las élites de los países desarrollados que al de las clases menesterosas de sus propios países?".

Frente al desajuste ocasionado por la nueva ordenación económica, ante el descrédito del mundo político y la creciente protesta social, la respuesta nacional ha tenido formas y dimensiones desconocidas a lo largo de los seis años actuales de este gobierno. En este camino se ha propuesto la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, mientras otros grupos plantean la urgencia de formar un gobierno de unidad nacional. Al mismo tiempo se publican noticias sobre malestar y los medios de comunicación mantienen contra el Jefe del Estado acusaciones y ataques sin antecedentes en la historia de los presidentes en ejercicio del mando.

Al finalizar la obra de quienes fueron antes que nosotros debemos detenernos ante el progresivo desarrollado del ideal que pregonaron, es decir, detenernos a considerar cuántos esfuerzos realizaron para concretar su aspiración, para realizar en contenido material el pensamiento que brota de entre las manifestaciones todas que la animan para adquirir vigor en la oposición hegeliana, surgiendo de ese combatir de opuestos la verdad.

El capitalismo siempre se ha ajustado, por la parte con menos capacidad de hacer oír su queja. A la fuerza ahorcan. Naturaleza, niños, mujeres, pueblos más débiles, inmigrantes, esclavos, generaciones futuras son los que han garantizado que los poderosos vivieran cómodamente sin esfuerzo y también que los sectores subalternos de las sociedades ricas convirtieran en subalternas a otras personas —gente aún más pobre, mujeres, inmigrantes, niños o ancianos— aunque fuera de manera inconsciente.

Es muy importante diferenciar la teoría y la práctica. Los movimientos sociales, que son los que están dando la pauta de las transformaciones sociales pendientes, no pelean nunca contra un marco teórico, sino contra explotaciones concretas. Por el contrario, las discusiones teóricas agotan a menudo la acción colectiva, enmarañadas en mentiras ocultas con discursos ideológicos (encubridores de situaciones de poder). Hay discusiones interminables en la teoría zanjadas, de manera contundente con la experiencia. Si hay o no "fin de la historia" queda explicado en las resistencias a las invasiones neocoloniales, en las protestas de los movimientos sociales de nuestra América; en el crecimiento de los indignados y el agotamiento del bipartidismo.

El mero productivismo en el que pensó el socialismo en los siglos XIX y XX ya no es válido. Esto se ve claramente en el hecho de que, pese a la conciencia desarrollada y todas las políticas medioambientales puestas en marcha, especialmente en el mundo rico, la devastación continua.

Llegar a una posición determinada, en la vida política, social, intelectual del país, sin llegar realmente a lo que esa posición significa y entraña: he allí una tragedia nacional. Tal ocurre cuando el régimen de vida no se compagina con la situación pública. Se recurre entonces, para anular la oposición, al fraude, al engaño, a la demagogia, como sistema político.

—Tener el coraje de saber que no hay verdades, sino consensos construidos por gente que puede, sabe y quiere dialogar. Volver a estudiar, ser realistas, habitar constantemente la humildad como formulas adultas de hacer buenos diagnósticos. Y dejar de aullar como lobos pensando que así, quizá, tengamos la suerte individual de que una noche no nos coman.

¡La Lucha sigue!

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