José Ignacio Cabrujas, el genial dramaturgo guionista cinematográfico venezolano, escribía en El Nacional: Derrota. Sábado, 25/03/1995. C/2. Información. En que el ingenioso cronista escritor libretista caraqueño, decía: "El general Mac Arthur, por hablar de un género, solía hablar peste de los japoneses hasta el día del armisticio cuando trató a los representantes del Emperador Hirohito con hidalguía delicadeza. El Mariscal Antonio José de Sucre, después de Ayacucho, comenzó a expresarse muy bonito de los españoles, no porque los estimara en demasía, sino por razones de savoir-faire, muy del gusto romántico y de la cortesía cumanesa." Y esto, era melíflua sincera melodía, que no sardónica mojigatería, el general Mac Arthur y el Mariscal Antonio José de Sucre, géneros límbico garlitos gatuperios, que no garimpeiros, gallardetes grescas grímpolas glaucos grisáceos borrosos, pues toda palabra es borrosa, por el sin número de definiciones que tiene, por el sin número de sinónimos y antónimos que pudiera tener el término, aun y aún, solo y sólo, mas y más, en el trecho estrecho arrecho del dicho y del hecho, del hecho y del Derecho, entre natura y persona, y sin dificultad alguna, el general y el mariscal, pasaban de lo abstracto a lo concreto, y, de lo concreto a lo abstracto, pues, estaban bien parados en la penumbra muestral sombría whitmaniana, lo que les permitía transformarse entre los valores jerarquizados cuantitativos y los valores polarizados cualitativos, sin saltos progresivos difuminados, desafiando y violentando la Ley de la Dialéctica, permitiéndoles ser y noser, hidalgos delicados y rufianes llanos. Todo esto, enséñase, por la calle de en medio, del tercio incluso aristotélico profundo contradictorio borroso, entre el tercio excluso y el tercio incluso, que negara Aristóteles por muchos siglos, pero que en su tiempo de la noche de los tiempos, de refresco, refrescara el general Mac Arthur y el Mariscal Antonio José de Sucre, en que la, savoir-faire, habilidad de ambos estrategas, que estaba entre exceso y defecto aristotélico, o sea, en el punto crucial decisivo, maniobra suntzuiana borrosa, en el punto de inflexión topológico borroso, que viera de pespunte José Ignacio Cabrujas, de forma inadvertida, pero que era una buena sopapina al filósofo de Estagira y a Santo Tomos de Aquino, y, al mismo Bertrand Russell, por denunciar a tiempo y, mandar al carajo infernal vicioso a Aristóteles y a su tercio excluso, y, que después arrugóse con su sucesor moderno, el lógico de Harvard, Willard van Orman Quine, y que este cura ignaro raro cleuasmo asno, ha expresado, en este Siglo XXI, con el derrumbe de Las Torres Gemelas Neoyorquinas, y los sucesivos decretos ejecutivos unilaterales ilegales, de Obama y Donald Trump, contra el pueblo aguerrido venezolano, que han de encontrarse bajo la suela de los zapatos de la página web de Aporrea.
Hidalga delicadeza y rufiana llaneza, del general Mac Arthur y el Mariscal Antonio José de Sucre, que de refresco refrescara José Ignacio Cabrujas, genial dramaturgo guionista cinematográfico venezolano. El Mariscal de Ayacucho, dijera: "Gloria al vencedor y honor al vencido", y, el general Mac Arthur: "Nada puede reemplazar en la guerra a la victoria." Esto del general, Mac Arthur, pudiera ser una paradoja, y, desafío a la lógica aristotélica, por la calle de en medio en la maniobra suntzuiana, correspóndese al amigo y al enemigo, a la paz y a la guerra, puesto que, los que están decididos a morir vivirán, sea quien sea, a más desde el momento de nacer, estáse signado por la muerte, perspectivas límbica paradójicas, entre el nacer y el morir. El general Mac Arthur, peló labo, con esta expresión, en tanto que la del Mariscal Sucre, es más ponderada difuminada borrosa, entre los aspectos límbicos antagónicos, el vencedor y el vencido, con las melífluas expresiones metafóricas de gloria y honor.
Hidalga delicadeza y rufiana llaneza, del general Mac Arthur y el Mariscal Antonio José de Sucre, que de refresco refrescara José Ignacio Cabrujas, genial dramaturgo guionista cinematográfico venezolano. Yo no sé si el general Mac Arthur, recibiera esta formación cómo la del Mariscal Sucre de General Simón bolívar: "Tome usted por base sus operaciones la naturaleza de las cosas y el interés instantáneo sea el ingenio de sus inspiraciones, deje obrar pues, las circunstancias y se deje usted impulsar por ellas como de un impulso irresistible. Si así lo hiciere usted nunca será culpable, siempre será acertado. No hay remedio, el destino debe guiarnos." El Libertador Simón Bolívar, hubo de leer a Sócrates, sobre el lomo de una mula el espacio topológico borroso de la silla de montar, con borren trasero y borrén delantero, en que el tercio incluso aristotélico profundo contradictorio borroso, formárale el cayo en el culo, que le valió el cognomento del culo de hierro. Hubo de leer al Don Quijote, en el la penumbra sombría muestral whitmaniana. Ahora, como han de borrar tanta historia épica ética estética bolivariana, que Jesucristo y Chávez, resucitaran cual entendido Lázaro espiritual filosófico encarnado venezolano, en intersticio temporal relativamente exiguo.
Hidalga delicadeza y rufiana llaneza, del general Mac Arthur y el Mariscal Antonio José de Sucre, que de refresco refrescara José Ignacio Cabrujas, genial dramaturgo guionista cinematográfico venezolano. Lo que sí sé, plenamente, como la Luna redonda llena plenitaria amarilla como la Luna del primer Adán, que no la de Adán Chávez, es que Nicolás, recibió testimonial manifiesto declarativo del Comandante, testimonial que el presidente Maduro, ha sabido mantener y transmitir, y, ha de sentirse en el niño y la niña, la joven y en el joven, en el trabajador y la trabajadora, en el campesino y la campesina, en la ama de casa, y amo de casa como este cura ignaro raro cleuasmo asno, en el viejito y en la viejita, en el preso y en la presa, que no mamá esta presa, en el reo y en la rea, o sea, el Comandante está sembrao y simbrao, aró en el mal , que no en el mar, en el corazón y en la conciencia de un pueblo indoblegable, que no ha sido aprehendido aprendido por pocos y sí por muchos, en ese el mal del Comandante, es guayabo y despecho de los norteamericanos gringos go home, que no hanse podido deshacer, con bloqueo y sin bloqueo, con guerra económica y sin guerra económica, con guerra financiera y sin guerra financiera, con guerra petrolera y sin guerra petrolera, con guerra eléctrica y sin guerra eléctrica, con guerra monetaria y sin guerra monetaria, con guarimbas y sin guarimbas, con drones cabrones y sin drones cabrones, con autonombrado y sin autonombrado, con güevo y sin güevo, con nalgas y sin nalgas, con todo y sin todo., y, no han podido, ni podrán. Saben por qué, porque hay ¡PATRIA!, continente que contiene los contenidos de pueblo, Estado, Nación, soberanía, territorio, país, al infierno los diablos y los demonios del imperio.
Si la hidalga delicadeza y rufiana llaneza, del general Mac Arthur y el Mariscal Antonio José de Sucre, que de refresco refrescara el ingenio de José Ignacio Cabrujas, genial dramaturgo guionista cinematográfico venezolano. Entonces sea dicho que ha de seguirse profundizando el pensamiento bolivariano. Ergo vergo sea dicho que no decaiga ni Bolívar ni Chávez, como lo reza el auténtico cristianismo Jesucristo profundo abismal ante el mal, con vigencia por demás de XXI siglos, pese a la división de cristianos con la cruz y cristianos sin la cruz.