Presumo un trasfondo sospechoso en las declaraciones de Octubre 2019 suministradas por Baltazar Porras, el más reciente de los Cardenales venezolanos, conocido por sus intemperancias políticas contrarrevolucionarias, y sus desaguisados en Mérida, donde este caraqueño por décadas presidió el Arzobispado. Criterios contrarios al pensamiento del PAPA Francisco. Porras ha sido demandado moral y en intento ante Tribunales, por monjas despojadas de beneficios.
Tengo derecho a dudar de este poltiquero ensotanado, quien nunca ha condenado dichos y hechos no precisamente de cumplimiento a la palabra de Nuestro Señor Jesucristo, llenos de aporofobia, dichos por figuras desprestigiadas, entre ellas Monseñor Palmar, hoy en "exilio", quien le dio ¡vivas al cáncer! sufrido por el Comandante Chávez. Otras veces Porras ha justificado violencia y habló de "muertes necesarias…", tremendas sotanadas pro violencia.
Porras dijo a la prensa que en Roma por primera vez, El Vaticano realiza una conferencia sobre la vida y obra de José Gregorio Hernández, considerado Santo por los venezolanos, aun cuando no ha sido canonizado por la Iglesia Católica. Al menos la declaración de Porras fue hecha al lado del Cardenal Pietro Parolini, Secretario de Estado de El Vaticano, presencia que adecenta la noticia, porque dicho sacerdote Porras, no es de fiar en sus conceptos, menos si sale de las corridas de toros que frecuenta.
Estamos en el año centenario de la muerte de José Gregorio Hernández, trágico accidente de tránsito el 29 de Junio de 1919 en Caracas. La Universidad Lateranense es escenario de la primera Conferencia en Roma sobre vida y obra del médico de los pobres, José Gregorio Hernández Cisneros, nacido en Isnotú, Trujillo, el 26 de octubre de 1864, galeno, científico, profesor y filántropo de profunda vocación religiosa.
José Gregorio Hernández, reconocido cristiano católico y franciscano seglar, es venerado también en naciones vecinas por su solidaridad con los más necesitados, recordado por su caridad, generosidad, rectitud y servicio a los pobres. Historia que debe ser conocida por quienes le mienten a la patria, sacerdotes y monjas incluidos, que despotrican de los sectores de menores recursos, partidarios de la aporofobia, propósitos políticos con "p" minúscula.