Estaba en el tango La Cumparsita, a volumen sentido dionisiaco cocuyiano, que no a blúmer amarillo sortario y solitario de Zenobia mi rosario solidario, mi compañera del sentido cuartucho enamorado de veranos recuerdos quejas de arrabal eternos: "Deséolo mucho, Miguelucho, mi cuartucho", decíalo ella. Mas y más, aun y aún, en el día de San Dionisio, a las cinco en punto de la tarde del solariego Cantaclaro de San Carlos. Cantado y cantado, y, cantado el tango, por ese grande argentino Carlos Gardel, el gaucho, del que emergió, arar en la mar y arar en la tierra, promisorio artículo, cascara amarga de lo avanzado, y como sigue, pan llevado.
Arar es ente definido, llevado, el arar, por los surcos que han de hacerse sobre la tierra y la mar, en que ha de trascender algún fruto concreto y abstracto. Si los surcos han de hacerse sobre la tierra, indica que el fruto ha de ser esfuerzo útil alguno. Si los surcos han de hacerse sobre la mar, enseña que el fruto ha de ser esfuerzo inútil ninguno. Porfa, no me enseñen la prohibitiva imperita ilegal, pesca de arrastre, en sazón, desconocida por el Libertador Simón Bolívar, no obstante, barruntaba su magín imaginativo, la conservación de los recursos naturales, el medio ambiente y el equilibrio ecológico, el equilibrio del universo, en lo multicéntrico y lo pluripolar, contenidos que contiene, visto por el Libertador, el continente de los valores jerarquizados cuantitativos y los valores polarizados cualitativos. Luego, de lo dicho, ha de estarse ante los casos límite contradictorios, arar en la mar y arar en la tierra. Aspectos límbico antagónicos, vigentes por lo que está ocurriendo en esta convulsionada América Latina, en la Patria Grande de Bolívar contra la patria ficticia de Monroe del patio trasero, que no del pato trasero del pato Donald, que oliscárase en el movimiento histórico espiralino sinusoidal independentista, en que resultara la tragedia de Santa Marta, la traición y la hipocresía, de los que sucumbieron a los cantos de sirena y al país de Los Cíclopes Norteamericanos Monroeianos, y no pudiéronse amarrar a Ulises Nadie Odiseo, palo masturbado mástil sirena mastelero barquero odisea narrativa homérica. Bolívar, quedose solo y sólo, ya sin el Gran Mariscal de Ayacucho, pese a la virtuosa solidaridad deseada del General Urdaneta, pues, hasta José Laurencio, fue arrastrado en esa pesca traicionera de la cama del Libertador con camisa emprestada del General Silva. Y el General Bolívar, quedóse cantando sin y con Manuelita, adelantado tango argentino-uruguayo, La Cumparsita, en que aquel perrito compañero, también, volara la galera gallera talanquera.
Arar es ente definido, llevado, el arar, por los surcos que han de hacerse sobre la tierra y la mar, en que ha de trascender algún fruto concreto y abstracto. Si los surcos han de hacerse sobre la tierra, indica que el fruto ha de ser esfuerzo útil alguno. Si los surcos han de hacerse sobre la mar, enseña que el fruto ha de ser esfuerzo inútil ninguno. Luego, de lo dicho, ha de estarse ante los casos límite contradictorios, arar en la mar y arar en la tierra. Aspectos límbico antagónicos, vigentes por lo que está ocurriendo en esta convulsionada América Latina, en la Patria Grande de Bolívar contra la patria ficticia de Monroe del patio trasero, que no del pato trasero del pato Donald. El Libertador Simón Bolívar, díjolo en su traumática sazón sentida: "He arado en el mar", la tragedia de Santa Marta, en que disparáronse las cartas, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Panamá: La traición, la hipocresía, la porquería. La guerra hecatómbica fecal, crúzase por toda la Patria Grande Bolivariana ante la ficticia América de los Americanos Monroeiana. "He arado en el mar", del Libertador Simón Bolívar, referíase, a la traición, referíase al hipocresía, que más anidóse en Venezuela y Colombia, y extendióse a las demás y otras Repúblicas liberadas por la espada, y que hoy recogemos la espada de Bolívar, y los venezolanos cantan eufóricos a todo pulmón desaforado: "¡Alerta, alerta que camina, la espada de Bolívar por América Latina!" La contradicción del Libertador del poema del Chimborazo, situado Bolívar en el tiempo futuro, y descubierto por el pueblo cantarino ruidoso: "Alerta, alerta…" Pues la historia futura cervantina, está ahí, la historia es testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, y, alerta del porvenir. El pueblo sabio venezolano marcando su cascara amarga avanzada, engastado con su líder en la cima del Chimborazo y en la sima de Santa Marta, trascendiendo del tercio incluso aristotélico profundo, entre la sima y de la cima, entre arar en la mar y arar en la tierra.
Arar es ente definido, llevado, el arar, por los surcos que han de hacerse sobre la tierra y la mar, en que ha de trascender algún fruto concreto y abstracto. Si los surcos han de hacerse sobre la tierra, indica que el fruto ha de ser esfuerzo útil alguno. Si los surcos han de hacerse sobre la mar, enseña que el fruto ha de ser esfuerzo inútil ninguno. Luego, de lo dicho, ha de estarse ante los casos límite contradictorios, arar en la mar y arar en la tierra. Ha de existir la unidad de contrarios, la lucha de contrarios, las tendencias y las trascendencias, el equilibrio dinámico dialéctico dialógico, en que ha de trascender la paz, tanto como tienda la guerra, el amor tanto como tienda el odio, aun y aún, lo contrario también es válido, Bolívar es testimonial ejemplo avisado, que no de otra suerte, asina asín así, los Kirchner, Lugo, Lula, Dilma, Correa, que no en Bolivia ni Venezuela, pues Chávez, no aró en el mar, Chávez aro en la tierra, aquellos araron en el mar, Chávez aró en la tierra, y es la razón por lo que la espada de Bolívar camina por la América Latina. Chávez, sembróse en el corazón y en la conciencia del pueblo venezolano, y al mismo tiempo lo hacia el indio Evo, aquellos no lo hicieron, han de verse las convulsiones, aquí, en Venezuela, el imperio de ponerle las manos a las riquezas del pueblo de Bolívar y Chávez, y por allá, el pueblo en no dejarse joder con el Fondo Monetario Internacional y el Neoliberalismo Norteamericano Capitalista Montaigneiano Despiadado. La traición impúsose en aquellos y la solidaridad profunda chavista logróse en Venezuela y Bolivia, con el indio Evo y el obrero Maduro. Tanto es así que: "No more Trump", cochura épica venezolana, ha de derrumbar al imperio. Luego el regreso de aquellos, ha de tener una profunda reflexión cascara amarga abismal avanzada chavista, hacia la teleológica paz duradera, tendiente tanto como trasciende la guerra, en unidad de contrarios y en lucha antagónica, sorteando siempre el equilibrio dinámico dialéctico dialógico diplomático. Endespués, quien jode a los venezolanos con doctrina avanzada progresista de renovación sostenida en difuminada continuidad espectral en el trecho estrecho arrecho del tercio incluso aristotélico profundo. ¡Nadie! Y es por esa razón que se constituye el Derecho Inusual Extraordinario Norteamericano Barakobamaiano, que ha impedido, impide e impedirá, la marcha de la revolución bolivariana, una amenaza y terrorismo para el imperio gringo go home trumpiano.
Si arar es ente definido, llevado, el arar, por los surcos que han de hacerse sobre la tierra y la mar, en que ha de trascender algún fruto concreto y abstracto. Si los surcos han de hacerse sobre la tierra, indica que el fruto ha de ser esfuerzo útil alguno. Si los surcos han de hacerse sobre la mar, enseña que el fruto ha de ser esfuerzo inútil ninguno. Entonces sea dicho que ha de estarse ante los casos límite contradictorios, arar en la mar y arar en la tierra. Ergo vergo sea dicho, que Chávez no aró en el mar. Ergo vergo sea dicho que los Kirchner, Lugo, Lula, Dilma, Correa, araron en el mar. Ergo vergo se dicho que la América Latina recobra la espada libertaria de Simón bolívar.