Caminemos cualquier calle para ver quién es el payaso

Lunes, 14/10/2019 07:13 AM

Está en video que el Presidente Autoproclamado Guaidó invita al Presidente Maduro a caminar cualquier calle a ver qué dice la gente, a ver quién es el payaso. Por la forma en que hablaba y gesticulaba ese hombre estaba fuera de control. Parecía poseído por un espíritu violento, de esos que se le incorporaron a Lenin Moreno y lo llevaron a hipotecar la vida de los ecuatorianos al FMI. Deben ser del mismo tipo de los que se le incorporan a ciertos miembros de la oposición y que los llevan a pedir que nuestro país sea invadido por mercenarios con motosierra. No obstante que el autoproclamado parecía un energúmeno cuando hizo la invitación, puede ser que el Presidente Maduro la acepte para reunirse directamente con él, ya que días antes había manifestado ese deseo apenas llegó de Rusia, como si lo estuviera extrañando después de ese largo viaje.

Tal vez sería bueno que caminaran juntos, tal y como lo propone el hombre que recibió los 58 millones de dólares por los servicios prestados a la lucha por "la libertad y la democracia" made in USA. Sería formativo para los venezolanos ver a nuestros dos Presidentes deslegitimados ─por todo lo que hacen para matarnos de hambre y por lo que dejan de hacer por este país─ conversando fraternalmente mientras van por estas calles saludando y prometiendo a la gente, y arriesgándose a recibir un tomatazo en sus bien atildadas indumentarias de político. Por el número de tomates recibidos podría evaluarse quién es en realidad más payaso. Como tal diálogo también será secreto como los otros procesos de diálogo, no oiremos la conversa pero nos bastará con imaginarla en base a lo que se les ve hacer con el país. Sabremos exactamente que se trata de dos empresarios conversando sus asuntos de negocios, sacando cuenta de cuántos muertos por hambre y por salud debemos poner los venezolanos para poner fin a su guerra por poder y privilegios. Con un encuentro así terminaríamos por convencernos de que solo se trata de dos personas que representan la misma identidad de intereses. Que no son los de los trabajadores ni los de la gran mayoría de nuestro Pueblo. Verlos juntos ayudaría a terminar para siempre el espejismo de que saliendo de uno de ellos nos salvaríamos con el otro.

No hay duda de que son la misma identidad, es decir, la misma cosa. Ambos tienen su propio paquetazo hambreador análogos al de Lenín Moreno en Ecuador o Macri en Argentina. El de Maduro ya lo hemos ido padeciendo a través de su gestión que ha extinguido el salario y toda la tragedia de vida a la cual hemos sido condenados; el del autoproclamado está en pleno desarrollo, sinterizado en la palabra imperial de uno de los guías espirituales de Juan Guaidó, William Bronfield, ex embajador de los EU de Norteamérica en Venezuela: "(…) PDVSA es la única empresa en toda Venezuela que produce divisas, ingresos para el pueblo venezolano y, si vamos a sancionar a PDVSA, que afecta su capacidad tan limitada como sea, de hacer negocios petroleros, tendrá un impacto al pueblo entero, al ciudadano común y corriente de las comunidades de Venezuela. Pero el contraargumento es que ellos ya sufren tanto de falta de alimentación, de falta de seguridad, de falta de medicina, de falta de salud pública, que en este momento la mejor resolución sería ACELERAR EL COLAPSO aunque produzca un PERÍODO DE SUFRIMIENTO MAYOR por un período de MESES, quizá AÑOS (…)".

Lo escrito arriba puede verificarse en el video: https://youtu.be/IJBoe3AvSvc . Así pues, el plan que desde los Estado Unidos se nos aplicará con mayor saña es la hambruna programada. Entre Maduro y Guaidó, con su guerrita donde el Pueblo solo participa como víctima y escudo humano, están construyendo las condiciones para que se desate el sacrificio humanitario, la ejecución a fondo de semejante plan. Somos el único país del mundo donde Gobierno y oposición aplican sin alma ni piedad dos planes simultáneos de exterminio lento contra su población.

Cuando Maduro y Guaidó conversen y se miren a los ojos y ellos mismos terminen de reconocerse y ponerse de acuerdo como hermanos que representan a oligarquías, corporaciones y gobiernos –todos capitalistas e imperialistas─ y repartan amistosamente lo que no es de ellos, comenzaremos a vislumbrar nuestro papel en nuestra propia historia y a practicar la Política (con P mayúscula), a construir un camino hacia la superación de la tragedia nacional.

Salir de este fatalismo no está a la vuelta de la esquina, pero reconociendo al enemigo en sus distintas caras de payaso sería un buen comienzo, sabríamos hacia donde apuntar.

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