Rómulo Betancourt, el liberal anticomunista latinoamericano

Jueves, 17/10/2019 08:20 AM

Resulta por demás interesante para la academia los cambios que se sucedieron en las maneras de pensar, en el marco de la sicología e ideológica, de Rómulo Betancourt cuando de reiterar con vehemencia ser "comunista" al tiempo que atravesando diferentes corrientes ideológicas de izquierda de aquellos años de la década de los años 30 del siglo próximo pasado para "auto-convencerse" que su futuro destino tendría y tenía que ser el de ser "el ideólogo" de las derechas continentales americanas en el marco de lo que se define en teoría política como "liberalismo" pero con la adjetivación obligante, por los tiempos en que iban transcurriendo sus veleidades y aspiraciones presidenciales, hacia lo que se denominó, política e ideológicamente, como "anti-comunismo".

Cierto que Betancourt realizó sus primeros pinitos en la política venezolana con su vehemente anti-gomecismo (febrero, 1928) con tintes de pensares izquierdistas, sí se nos permite "poner" ese vocablo poco explicado tanto en aquellos tiempos como en las actuales circunstancias. Cierto que "la dictadura" reaccionó con cárcel y exilio (expulsión del territorio nacional venezolano) de algunos, no todos, de aquellos quienes participaron en aquel grito de protesta en contra de lo significado dictatorial del gobierno gomecista. Aquella actitud anti-gomecista marcaría profundamente los pensares betancourista transformándolos en aquella política promovida años muy posteriores cuando "lanzó" su campaña anti-dictaduras y anti-militaristas.

Ahora, ¿cómo llegaron los pensares de Betancourt a las orillas playeras de su anti-comunismo y porqué esos pensares fueron tan vehementes y profundamente radicales a tal nivel que los demostró, en sus praxis, durante su gobierno de los inicios de la "Democracia Representativa" cuales causaron que sus adeptos (sic) le otorgaran el título, no universitario, de "Napoleón de Guatire" adobado con el otro título pero nobiliario en Ciencias Políticas de "Padre de la Democracia" sin que nadie se haya atrevido a definir sobre cuál Democracia y porqué se le asignara el "título nobiliario" de "Padre"?

El proceso de cambios ideológicos de Betancourt los expone y acepta en su epistolario publicado por la Fundación Rómulo Betancourt como en otros textos consultados en la Sección de "Libros Raros" de la Biblioteca Nacional en la investigación que venimos realizando para el texto doctoral que cursamos en el Centro Nacional de Historia bajo los paradigmas de la Universidad de las Artes; es decir, cada "statement" que ponemos en "blanco y negro" se sustenta en dichas investigaciones evitando cualquier especulación al respecto para así poder evitar a los críticos y adeptos al pensamiento betancourista junto con sus significados ideológicos.

En el proceso de nuestras investigaciones y lecturas correspondientes hemos concluido, como segunda etapa del proceso de cambios ideológicos hacia el reformismo liberal de Betancourt, cuando lo hemos ubicado en el discurso que presentara en la conclusión de la Conferencia de Bogotá en 1948. Dicho discurso está incluido en el texto con un estudio preliminar de Alberto Consalvi bajo el título: "Rómulo Betancourt en la Conferencia de Bogotá, 1948" (Fundación Rómulo Betancourt, Caracas, 2008, pp. 127). En dicho texto se incluyó el capítulo: "Betancourt: la creación de la Organización de Estados Americanos en la Casa de Bolívar" (Idem, pp. 77- 85). Desarrollemos.

Rómulo Betancourt sería el elegido por los reunidos en la Casa de Bolívar como "speaker finale", quizás, no solo por la sede de clausura, Casa de Bolívar, sino por sus precedentes discursos muy del tono de Washington. En ese contexto, Betancourt es agradecido cuando expresa que "…me ha correspondido el señalado honor de decir las palabras de clausura de las fecundas labores de la Novena Conferencia Internacional Americana…" (Ibidem, p- 77).

Sí nos permitimos elaborar sobre el contenido de esa frase y sus posibles influencias en futuros históricos cuando se convirtiera en Presidente de la República de Venezuela (1959-1964), ello nos permite exponer que Rómulo Betancourt se convertiría en el adalid de Washington durante sus intervenciones en aquellos días de abril del 48, cuales frutos los recogería cuando la OEA se reuniera tanto en Costa Rica (1960) como durante las fuertes discusiones ideológica, por aquello de Cuba y su revolución socialista, que se desarrollaron durante la conferencia de Punta del Este (Discurso del Che. https://www.youtube.com/watch?v=impabbwTVSA 1962).

En el marco del discurso en la Casa Bolívar de Bogotá, expuso Betancourt que "…no se ha sellado un acuerdo garantizador de ventajas especiales para los Estados de poderío económico y de potencial bélico singulares, en perjuicio de los contratantes más débiles…" (Ibidem, p. 78). Frente a esta frase perfectamente clara en su contenido, Pedro Beroes escribió que "…Estados Unidos aspira a unificar el destino de América en exclusivo beneficio de sus apetencias económicas y políticas de dominación universal, y para ello ha inventado con anterioridad el mito de los intereses comunes del Continente [americano]…" (Últimas Noticias, 10 de marzo, 1948, p. 93).

Continúa Betancourt expresando que "…el pacto obliga a los Estados americanos a la no intervención en los asuntos domésticos de otros Estados; a dirimir pacíficamente sus controversias: a contribuir a la defensa colectiva del que haya sido agredido…" (Idem, p. 79). Esa frase, con fuerte contenido conceptual, la deberíamos considerar como una "frase histórica" cuando nos trasladamos a los tiempos futuros (ventajas del historiador) y los avatares que se desarrollaron en todo el continente americano, fundamentalmente, durante el antes mencionado gobierno de Betancourt de los años 60. Dejemos en el tintero, por ahora, todas aquellas de las invasiones de los gobiernos yanquis que se llevaran a cabo durante las dos décadas posteriores a la constitución de la OEA como también aquellas previas intervenciones en países soberanos americanos (https://www.youtube.com/watch?v=J64lHO8GUSU).

Continúa Betancourt con ese maravillo discurso político-ideológico-futurista cuando expuso que "…dentro de ese orden de ideas, resulta evidente que actuaría en contradicción con el espíritu y la letra del pacto cualquier Estado que atentare contra las libertades públicas y los derechos civiles de los ciudadanos, o que negare a la población trabajadora el disfrute de amplias y justicieras garantías sociales…" (Ibidem, p. 79).

Debemos mantener presente el ambiente que se había vivido en Bogotá por aquellos dramáticos días que produjeron el asesinato de Eliecer Gaitán, cual nos consideramos marcaron "actitudes políticas e ideológicas" entre los representantes gubernamentales asistentes al Congreso entre los cuales se encontraba el norteamericano Marshall.

Ahora bien, cuando nos adentramos en la cita inmediata anterior y nos permitimos viajar en el tiempo, dicha cita contiene dos ideas fundamentales en el "ideario betancourista" cuales serían aplicadas durante su gobierno, ya mencionado. La primera de ellas, la referida a "…cualquier Estado que atentare…" (etc.) mientras que la segunda cual la consideramos fundamental sería "…contra las libertades públicas y los derechos civiles de los ciudadanos…negare a la población trabajadora" (etc.).

Betancourt en su exposición del 21 de abril (1948) bajo el título del capítulo: "Betancourt: frente a la manipulación del anti-comunismo, contra autocracias y totalitarismos", expuso que "…el Gobierno de Venezuela dio público respaldo a la actitud sumida por la mayoría aplastante, determinante, de los sindicatos afiliados a la Federación Petrolera, expulsando de sus filas a los grupos sindicales comunistas…" (Ibidem, p. 74).

La "democracia betancourista" no fue de nuevo cuño durante su gobierno referido sino que ya había madurado la idea de cómo se debían de enfrentar a los movimientos comunistas que discurrieran en el continente americano en el marco de su actitud adscrita a los intereses de Washington.

Pero el camarada (sic) Betancourt no se queda con frases bien pensadas sino que arremete, en el marco de su discurso, contra aquellos que comulgan con el ideario comunista cuando expresó que "…América estará inmunizada contra las prédicas falaces de quienes sirven los designios de potencias totalitarias…" (Idem, p. 80). Asombrado nos encontramos el leer tamaña aseveración de un político venezolano que se decía ser "comunista" de "tabaco en la vejiga", como se menta en los llanos venezolanos; aquel político anti-gomecista que consideró que las ideas que circundaban el globo terráqueo eran las más apropiadas como solución de los desmanes sociales y las políticas imperialista, el político que consideraba que el feudalismo local era el mal de males cuya realidad lo llevaría a enfatizar en la necesidad de realizar un cambio profundo en los sectores sociales del campesinado latinoamericano, el político que consideró que Chiang Kaishek era "el ejemplo", aquel Betancourt "se quebró" ideológicamente. Curiosidades de las debilidades conceptuales en la filosofía europea ante realidades llatinoamericanas.

Finalmente, nos consideramos que es apropiada como conclusión perfectible contenida en la siguiente cita: "…la sinceridad democrática y la justicia social no niegan, sino que afirman y fortalecen la capacidad de los Gobiernos para "desarraigar e impedir actividades dirigidas, asistidas o instigadas por Gobiernos, organizaciones o individuos extranjeros, que tiendan a subvertir, por la violencia", sus instituciones. Son precisamente los Gobiernos afianzados en la mayoritaria confianza colectiva, por sus ejecutorias de respeto a las garantías ciudadanas y por su interés hacia el hombre olvidado, los más aptos para aplicar medidas punitivas, con un mínimo de conmoción social, a quienes atenten contra las instituciones democráticas o contra la seguridad del Estado…" (Ibidem, p. 81).

¿No se parecen esas palabras en frases bien pensadas en 1948 más bien a cualquier discurso de aquel Rómulo Betancourt del gobierno que presidió entre los años 1959 al 1964 cuando sin que le temblara el pulso espetó aquella famoso y mentada frase del "…disparen primero y averigüen después…"?

¿No consideran ustedes, lectores y lectoras, que aún desconocemos al verdadero Rómulo Betancourt, aquel Betancourt de un epistolario aún por desclasificar? Bien, le preguntaremos a aquel que fue referencia de una también famosa frase, Eduardo Fernández, cuando le dijo a Venezuela que los venezolanos no éramos suizos, que tanto de Churchill hay en Betancourt y viceversa.

UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.

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