El vértigo de la democracia burguesa

Sábado, 26/10/2019 09:09 AM

El continente hierve en protestas, la agitación recorre su alma. Ya la democracia burguesa no garantiza la dominación capitalista, el ciclo termina, la rueda gira. Los capitalistas desesperados remiendan sin éxito el destartalado tarantín.

La Cordillera de los Andes se conmociona, desde Bolivia hasta Chile, la democracia burguesa estalla. Las elecciones burguesas no son suficientes para mantener a las masas controladas, el hechizo se rompe, el truco se devela. Los gobiernos, cada vez más ineptos, no consiguen justificar la pérdida del control, se acusan mutuamente y acusan a factores externos, el fmi, el imperio, llegan hasta el absurdo de acusar a maduro, que ya no puede ni con su alma. Los análisis corresponden más a una pelea de barrio, a un condominio, que a un continente que padece la mediocridad de sus gobernantes.

El gobierno del madurismo destaca por su ridiculez internacional, el canciller es desbordado por un diosdado que ejerce de vocero, embriagado de micrófono, que habla y habla tonterías, mete la pata, muestra su superficialidad; rompe la regla de oro del pranato: "lucero no puede destacar por sobre el pran". Al romper esa regla, penetra en territorio de decapitación. El gobierno se conforma con alegrarse de los problemas de los demás países, son su excusa para el desastre interno, así lo justifican; ataca a la Bachelet, de esa manera cree resolver el lapidario informe de los derechos humanos violados en el país.

El continente está en desequilibrio, el interior del capitalismo se conmociona en una lucha por estabilizar su dominación. Una de las posibilidades es remozar la democracia burguesa hoy deteriorada, agotada; es una tarea difícil, ha perdido credibilidad, ya no hay esperanzas de que un cambio de gobierno solucione nada, además la gente no cree en los elecciones, la manipulación, el fraude son descarados, asesinaron a la democracia. Al capitalismo sólo le queda un gobierno de fuerza, una dictadura franca o disimulada bajo el manto de la democracia formal.

En toda esta situación inestable no hay una opción diferente al capitalismo, el Socialismo no entra en batalla, está arrinconado, derrotado en el mundo. La tarea revolucionaria hoy es más internacional que nunca, el planeta reclama urgente una referencia que demuestre que es posible el Socialismo, que el capitalismo no es una fatalidad, su superación es posible.

El continente entra en una etapa oscura, el periodo de estabilización de la dominación capitalista supone tiempos de más sufrimiento para los desposeídos, recaída brutal de la calidad de vida. Siempre los de abajo pagan las cuentas de los poseedores. Los revolucionarios tienen mucho que decir y hacer en estas circunstancias.

Lo primero, mantener encendida la llama revolucionaria, la vista larga en el horizonte, en el futuro posible, conservar la validez de la ideología, preservar la esperanza. La situación es difícil, muy difícil, pero estas circunstancias terribles son el horno de los grandes líderes, los capaces de dar respuestas a la adversidad, los animales de galaxias, los que corren el hermoso riesgo de disentir del rebaño y proponer nuevos e inéditos caminos.

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