A los aproximados cincuenta lectores que pueda yo tener, de Aporrea.org que gentilmente me permite publicar, pido disculpas por la demora en "cerrar" la tanda sobre "una declaración venezolana sobre desarrollo forestal"; voy a argumentar en pro de las metas expuestas. El trabajo en campo obliga a "salir de cobertura" por períodos de días y semanas. En próximos artículos me referiré a las "Comunas forestales", los bosques comunales y ejidales de Méjico y las experiencias de manejo forestal comunitario de varios otros países latinoamericanos.
Lo que quiero es defender mi propuesta de declaración política de Estado para el desarrollo forestal venezolano de esta parte del siglo XXI; las metas allí mencionadas, significan un enorme reto pero son realizables; nada que no se pueda hacer; nuestra realidad geográfica, ecológica, forestal y social, así lo muestra.
En mi propuesta del anterior artículo, sintetizadamente propongo:
-
Ordenación, manejo extensivo y aprovechamiento múltiple de nuestros bosques naturales primarios reservados al uso forestal extractivo (reservas forestales y otros) por cinco (05) millones de hectáreas.
-
Establecimiento, manejo y aprovechamiento de cinco (05) millones de hectáreas de plantaciones forestales.
-
Establecimiento, manejo y aprovechamiento de 500.000 hectáreas de sistemas forestales para la recuperación y protección de suelos y cuencas hidrográficas.
-
Establecimiento, manejo y aprovechamiento de 1.000.000 hectáreas de sistemas agro – forestales y agro – silvo – pastoriles sobre predios o unidades de producción agrícola y pecuaria.
-
Manejo y aprovechamiento múltiple de 500.000 hectáreas de bosques secundarios, bosques de galería, manglares y monte espinoso tropical.
-
Manejo ordenado y aprovechamiento de las arboledas existentes en nuestras áreas urbanas y peri urbanas, en un plazo no mayor de 20 años.
-
Manejo y aprovechamiento no maderero de un millón de hectáreas de "otros" ecosistemas naturales
-
-
"Palmares" (Palmito, Moriche, Coroba, etc.).
-
Bosque primario para su manejo y aprovechamiento múltiple.
Venezuela posee cerca del 50% de su territorio continental cubierto de bosques, es decir unas 47 millones de hectáreas. De esta inmensidad, dada la intensiva e histórica devastación de ciertos ámbitos, bajo la figura de Reservas Forestales persisten cerca de 5,7 millones de hectáreas (El Caura desde el año 2017 pasó a ser Parque Nacional).
Al norte del río Orinoco, con excepción de sierra de Perijá, no existen las inmensas superficies boscosas que caracterizan a los estados Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro. El ecosistema forestal más extendido al norte del Orinoco lo conforma el llamado "Bosque Deciduo por Sequía", el cual ha sido eliminado en buena parte, sustituido por otros usos, incluido el urbano, y lo que queda (millones de hectáreas aún) está, casi todo, intensamente intervenido.
Estos bosques deciduos, junto a los reductos de bosques húmedos "fuera de ABRAE´s" que aún quedan en el país, poseen potencial para su aprovechamiento múltiple y deben ser recuperados y resguardados por medio del "manejo forestal sostenible", so pena terminen de ser arrasados. Estos se localizan dentro de predios agropecuarios y también sobre tierras ejidas y baldías.
Al norte del Orinoco podemos contar pues con varios millones de hectáreas de bosques, aptos y necesarios de ser ordenados manejados y aprovechados inteligentemente.
NOTA: Debemos rescatar el reducto boscoso que queda en la reserva forestal de Caparo, bosque – escuela – laboratorio de investigación, el cual está a punto de ser aniquilado sin que nuestro Gobierno logre detener semejante ecocidio y afectación de nuestro patrimonio forestal (de recursos naturales, cultural, histórico e institucional)
-
Alcanzar la meta de 5 millones de hectáreas de plantaciones
En relación a la meta de plantar cinco millones de hectáreas, el sur de Monagas y Anzoátegui (antiguas CONARE y PROFORCA) son el mejor testimonio de lo que podemos hacer forestalmente. Ambas instituciones (MDO ahora, junto a CONARE) son paladines en este materia.
El Ministerio de Ecosocialismo (antes ministerio del ambiente) tiene identificadas, "con nombre y apellido", 24 áreas a nivel nacional, aptas para el establecimiento de plantaciones con fines diversos, las cuales en conjunto representan casi 9,7 millones de hectáreas. Entre estas localizaciones podemos mencionar: La Tentación – Morichal y Mesa de Guanipa en el estado Anzoátegui, la primera con 546 mil hectáreas y la segunda con 180 mil; Zuata, también en el estado Anzoátegui, con poco más de 600 mil hectáreas; Meta – Cinaruco y El Lucero en el estado Apure, ambas con poco más de 880 mil hectáreas (MDO ya comenzó a plantar en el Meta – Cinaruco desde hace pocos años); Manapire en Guárico, con más de un millón de hectáreas; Río Tocuyo en Lara, con más de 360 mil hectáreas; Rosario de Perijá en el Zulia, con más de 130 mil hectáreas. Tierras para plantar tenemos.
-
500 mil hectáreas de plantaciones para protección de cuencas y recuperación de suelos.
Es una meta que requiere de pocas explicaciones. Todas nuestras cuencas hidrográficas están afectadas en mayor o menor grado, excepto tal vez las del profundo estado Amazonas al sur.
La minería en Bolívar, la actividad agropecuaria, el urbanismo y hasta al turismo, al norte del Orinoco, han degradado suelos y nacientes de agua. Son millones de hectáreas las que necesitan ser restauradas forestalmente.
-
Un millón de hectáreas en sistemas agro silvo pastoriles.
En el país existen (para el 2007 – 2008) 424.256 unidades de producción agropecuaria que juntas suman 27.073.879 Has, para una superficie promedio de unidad de producción agropecuaria de 64 Has (VII Censo Agrícola. INE). Lograr que los productores dediquen, al menos dos (02) en promedio tres (03) hectáreas de sus unidades de producción a sistemas combinados, sería el reto.
-
500 mil hectáreas de monte espinoso tropical, manglares, bosques de galería y bosques secundarios.
El denominado "monte espinoso tropical" (cardonales y matorrales espinosos) ocupa el 4,5% del territorio nacional, es decir unos 41 mil km2 (poco más de cuatro millones de hectáreas). Estos ecosistemas áridos, han sido ancestralmente fuente de alimentos, maderas, fibras, medicinas, proteínas, y han sido también tremendamente afectados en su biodiversidad y cobertura.
De manglares se estiman 673.000 hectáreas y ciertamente, gran parte de estas formaciones se encuentran protegidas bajo la figura de parques nacionales, pero otras extensiones no lo están e incluso forman parte de reservas forestales. De bosques de Galería así como de "bosques secundarios" desconozco cifras, pero son abundantes. Por bosques secundarios se entiende aquellos surgidos (resurgidos) de afectaciones intensas ocurridas años atrás y que, gracias al portento tropical, han sido repoblados forestalmente.
La meta propuesta a este respecto es entonces, si se quiere, modesta.
-
Arboledas urbanas y periurbanas.
No están cuantificadas a nivel nacional pero duda no hay que, no solo es que sean susceptibles de ser aprovechadas maderablemente, sino que hacen falta planes de manejo de tales arboledas, por sanidad vegetal, por seguridad urbana y de infraestructuras, por protección de los sistemas de trasmisión eléctrica y de aguas, obteniéndose a la vez significativos beneficios económicos para las alcaldías y organizaciones comunales, sin menoscabo a la ornamentación y atemperación, por el contrario.
-
Manejo y aprovechamiento de los Palmares.
Inmemorialmente nuestros pueblos originarios han subsistido en buena medida gracias a los palmares. La palma manaca o palmito en el Delta, el moriche a través de buena parte de la geografía venezolana, y la Coroba en el occidente del estado Bolívar, entre otras especies y lugares, han suministrado alimento, fibras, cobertizo, aceites, proteínas, etc., amén de significar el resguardo de las aguas en regiones o localidades donde escasea. Luego los nuevos habitantes americanos continuaron esa cultura del moriche, del palmito, de la Coroba y de otras palmas.
Lo que se propone con esta meta sobre "Palmares" es apoyar a nuestras comunidades aborígenes y campesinas para preservar y enriquecer tal recurso, a la par de sacarle mejor provecho. El provecho más directo sería para esas comunidades, pero el país todo resultaría beneficiado por la popularización, tecnificación y derivación del consumo de esos bienes derivados.
Repito, nuestra patria tiene con qué salir adelante; podemos y debemos dejar atrás el rentismo petrolero; podemos y debemos convertirnos en potencia ambiental – forestal.