Walt Whitman, Canto a mí mismo: "He oído lo que hablaban los habladores, la fábula del principio y del fin, /Pero yo no hablo ni del principio ni del fin. / Nunca hubo más principio que ahora, /Ni más juventud ni vejez que ahora, /Ni habrá mas perfección que ahora, /Ni más infierno ni cielo que ahora. Impulso, impulso, impulso, /Siempre el impulso, generador del mundo. / De la penumbra surgen iguales elementos contrarios, siempre la sustancia y el crecimiento, siempre el sexo. / Siempre un tejido de identidades, siempre lo diferente, siempre la vida que se engendra. / De nada sirve elaborar; los doctos y los ignorantes lo saben. / Seguros como la certidumbre más firme, seguros y afianzados, inconmovibles, cimentados y estables, /Fuertes como un caballo, afectuosos, soberbios, eléctricos, /Yo y este misterio nos enfrentamos aquí. / Dulce y límpida mi alma, límpida y dulce todo lo que no es mi alma. / Si falta uno de los dos, los dos faltan, y lo visible se prueba por lo visisble, / Hasta que éste se haga invisible y requiera prueba a su vez. /…" Este cura ignaro raro cleuasmo asno, no ha sido no es ni será, ensayista de nada, ni explicativo ni interpretativo de nada, ni mucho menos de la poesía, ella siéntese en lo más abismal del húmedo radical quijotesco. Este cura raro ignaro cleuasmo asno, si tiene, sin pedantería y sin ánimo de vender homo a nadie, algo de la nada, con el método de discernimiento y curiosidad, que anda en busca del tiempo perdido, del revivir lo ya vivido, método, llevado por la experiencia que ha de resurgir en la conciencia y en el juicio de cada hombre de cada mujer, de todo el hombre de toda la mujer, de todos los hombres de todas las mujeres, apoyado en la nueva orientación einsteiniana del torbellino de ideas, del consciente y del inconsciente, y, tanto en el concepto primitivo moderno ilustrado originario como en la enciclopedia védica upanishad sánscrita del ser y noser, casos límite contradictorios, grafía graficada con el símbolo del tao, de la bandera de Corea del Sur, y, con el lienzo pictórico blanquinegro del yin yang, del contradictorio borroso 69 cojedeño, de las pareadas pirámides paradójicas kelsenianas, y, de pareados triángulos rectángulos pitagóricos, del cuadrángulo rectángulo socrático, del teorema directo y del teorema indirecto, en que la diagonal contrarrecíproca socrática, optimalidad ortogonal pitagórica, la mejor solución resultante resaltante, entre lo consciente y lo inconsciente del torbellino de ideas einsteiniana de la dinámica de grupos villaverdeiana, sombría penumbra whitmaniana, trecho estrecho arrecho, del dicho y del hecho, tesituras reticulares revestidas, tesituras tejidas penelopeianas, siempre un tejido de identidades whitmanianas, siempre lo diferente whitmaniano, el big bang, generador de iguales elementos contrarios, tanto universo expansivo y universo contractivo como yin yang.
Walt Whitman, Canto a mí mismo: "Impulso, impulso, impulso, /Siempre el impulso, generador del mundo. / De la penumbra surgen iguales elementos contrarios." El impulso entre el ser y noser, entre yin y el yang, entre exceso y defecto, entre todos los casos límite contradictorios borrosos, como lo consciente y lo inconsciente, ha de haber tanto impulso, como ha de haber equilibrio dinámico dialéctico dialógico difuso, y, para tener u obtener óptimos resultados inmejorables, entre lo repugnante, ha de existir el equilibrio tanto entre los aspectos límbico antagónicos, de unidad de contrarios, en la épica encontrada extensa de reciprocidades transformadoras, como entre los casos límite contradictorios de lo cuantitativo y lo cualitativo, en el cuadrángulo rectángulo socrático, en la diagonal contrarrecíproca alopeceiana, del teorema directo y del teorema indirecto, el impulso, en la sombría penumbra whitmaniana, el big bang, del que surge el yin yang, y, el universo en expansión y el universo en contracción. El big bang, engendrador del yin yang, complementariedad del concepto de límite matemático, al big bang tienden y de él trascienden, tanto, todos los aspectos límbico antagónicos, como lo rápido y lo lento, asina, entre Aquiles y la tortuga. Asín como, el medir una cosa de una forma, y, el medir otra de la misma manera, sin saltos de talanquera ni vuelo de gallera, así como, tanto es el todo como la parte, tanto es lo más cómo lo menos, tanto es la velocidad de la partícula en un punto inflexivo topológico contradictorio borroso octaviopaziano como la velocidad de la onda, sin saltos cuánticos, en que se complementa el principio de incertidumbre de Heisenberg. El big bang, ha de hacer las veces del tercio incluso aristotélico profundo, de equilibrio, tanto de impulso como del golpe feroz cesarvallejoiano, de las definiciones hacia niveles superiores de conceptualidades revolucionarias avanzadas, en un movimiento histórico ludovicosilvaiano espiralino sinusoidal, en eterna noria notoria, en que, tanto es el cambio como la reciprocidad, y, la transformación entre los valores cuantitativos y los valores cualitativos, entre los valores jerarquizados y los valores polarizados.
Walt Whitman, Canto a mí mismo: "Impulso, impulso, impulso, /Siempre el impulso, generador del mundo. / De la penumbra surgen iguales elementos contrarios." Whitman, engasta el universo expansivo y el universo contractivo, con el yin yang, engasta el impulso con el big bang. Whitman, engasta la enciclopedia védica upanishad sánscrita del ser y noser con la nueva orientación einsteiniana en las conceptualidades modernas ilustradas originarias, universo en expansión einsteiniano y el universo en contracción diraciano, el universo en expansión de la velocidad de la luz y el universo en contracción de los agujeros negros. En la sombría penumbra whitmaniana, en el trecho estrecho arrecho, siempre un tejido de identidades whitmanianas, siempre lo diferente whitmaniano, siempre el tejer y el destejer penelopeiano, siempre el impulso whitmaniano, siempre el big bang, generador del yin yang. Siempre el big bang, en equilibrio dinámico dialéctico difuso del universo en expansión y del universo en contracción. Siempre el big bang, al que tienden y del que trascienden todos los casos límite contradictorios borrosos. Siempre el big bang, siempre la poesía antoniomachadoiana: "Busca tu complementario, que marcha siempre contigo, y suele ser tu contrario." Siempre el big bang, engendrador del yin y su complementario yang.
Si, Walt Whitman en Canto a mí mismo, ha expresado: "Impulso, impulso, impulso, /Siempre el impulso, generador del mundo. / De la penumbra surgen iguales elementos contrarios." Entonces sea dicho que Whitman, engasta el universo expansivo y el universo contractivo, con el yin yang, engasta el impulso con el big bang. Ergo vergo sea dicho que el big bang, ha de hacer las veces del tercio incluso aristotélico profundo, de La Gran Moral, de exceso y defecto, en que necesariamente ha de haber un medio, tal el big bang, en sombría penumbra whitmaniana, en trecho estrecho arrecho, del dicho y del hecho. Ergo vergo sea dicho que las tesituras reticulares revestidas, las tesituras tejidas penelopeianas, han de ser siempre lo diferente whitmaniano, tejer y destejer, han de ser siempre un tejido de identidades whitmanianas contradictorias borrosas complementarias, ha de ser difuminada continuidad espectral, ha de ser continente que contiene al contenido big bang, generador de iguales elementos contrarios, tanto universo expansivo y universo contractivo como yin yang.