En la URSS los hijos delataban a los padres, en Venezuela huyen para no morir o ser torturados

Miércoles, 06/11/2019 08:05 AM

Pasarán muchos años antes que podamos ver con cierta transparencia lo ocurrido en Venezuela, conocer el horror, los asesinatos, el hambre, la tortura de un gobierno que decidió acabar con una nación en el siglo XXI. La persecución, el acoso de grupos paramilitares, la destrucción del campo, de la industria, la entrega de los territorios a potencias extranjeras.

Los regímenes totalitarios tienen su tenebrosa dosis de intentar probar su amor a un proyecto destruyendo el amor filial, hermanos torturaron a hermanos en Chile y Argentina, Hijos delataron a los padres en la ex URSS, en Venezuela los hijos parten para poder enviar unos centavos, algún dinero a los suyos familiares, amigos, compañeros de vida y aventuras. Lo interesante es que sea en Argentina, Chile, ex URSS o Venezuela quienes apoyan los regímenes dictatoriales o totalitarios no se arrepienten de los actos cometidos e inclusive los defienden y las razones de Estado se imponen a lo fraterno, a lo humano, a la consanguinidad. https://gaceta.es/reportajes/stalin-consiguio-los-hijos-delatasen-padres-caso-pavlik-morozov-20032015-1816/

Nos toca ver como en Venezuela los hijos se marchan de sus casas, la diáspora ocurre y por hambre, desempleo, miedo a morir en manos de los cuerpos de seguridad del Estado, imposibilidad de ver un amable futuro, censura, amenazas, familiares torturados, por esta y otras tantas, los hijos se marchan, el país se va quedando sin jóvenes, van desapareciendo escuelas como desaparece el pan de las mesas o la transparencia administrativa, en la Venezuela del siglo XXI la batalla es por conservar la vida y algo de alegría.

Muchos padres viejos militantes de izquierda van a despedir a sus hijos, a sus amigos, a sus compañeros a los aeropuertos, a alguna carretera, a algún camino y sin saber que responder a unos chicos que parten por no tener posibilidad de empleo, de pan, de estudios solo dan la espalda sacan algunas lágrimas y gritan como inquisidores, como turba en los años de la inquisición ahora a quemar herejes, ahora a quemar a quien no apoye a Maduro, ahora a delatar a quien se atreva a oponerse, ahora aplaudir la tortura, ahora a buscar excusas de los desaparecidos, ahora a llamar al SEBIM para decir que este vecino está hablando mal del gobierno, ahora a esconderse tras el arbusto para aplaudir cuando es sacado de su casa algún vecino incómodo, ahora a censurar, ahora a publicar un libro con algunos textos que no valen nada pero si no los escribo no me publican (esto último pasa en Valencia).

La ultima reserva de rebeldía generalmente es la juventud, el arrojo, la fortaleza, la entrega, el desprendimiento millones se van y millones se quedan haciendo colas para buscar un pedazo de pan, para encontrar el medicamento, para juntar entre todos para un almuerzo, para cambiar un techo podrido, para pagarle a los colectivos el derecho a vivir, para pagar a algún empleado del organismo que entrega los pasaportes algunos billetes verdes para poder salir del país.

En la Venezuela del siglo XXI, la delación o la entrega entre familiares no es usual, no es lo cotidiano, en algunos casos en el gobierno lo que cunde es el nepotismo, pero en las bases de quienes apoyan al gobierno está la entrega, el chantaje, la persecución, la infamia, el insulto en la mesa, el intento de desacreditar a quien renuncia a un cargo en el gobierno, el odio visceral desarrollado por hombres que amenazan por las pantallas de televisión acabar con poblaciones enteras con misiles imaginarios: https://www.infobae.com/america/venezuela/2019/10/28/diosdado-cabello-amenazo-a-la-burguesia-colombiana-con-los-misiles-rusos-pechora-pero-ignora-que-no-tienen-potencia-para-llegar-a-bogota/

La batalla contra la nación venezolana no viene de fuera, es un producto nacional adobado con el resentimiento de los hermanos Rodríguez, con el poco glamoroso militarista de Diosdado, Padrino y Carreño, por la complicidad perversa de un Fiscal que no sabemos si es un Torquemada, un censor o un poeta bastante menor.

Lo cierto es que la delación y la entrega terminan cuando se acaba la estructura de poder o el dinero a repartir, los viajes a Argentina del “turco” Carvajalino, o el actor de opereta de “cabeza de mango” ambos informantes, ya Carvajalino lo había sido en Colombia señalaba, entregaba, gritaba y huyo.

Ya los vientos soplan a favor de un pueblo, ya la vida nos va poniendo en el justo lugar para señalar a los tiranos.

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