Evo Morales -se inmoló políticamente- él mismo

Martes, 12/11/2019 02:41 AM

Lo que ocurrió en Bolivia con golpe de estado o sin golpe, es una aberración política, en que el presidente renuncia después de muchos días de locura política en su país -según él- para que no haya un baño de sangre y acoso a la población en general, vapuleado por sus enemigos, bien presionado por las continuas violentas acciones de los grupos neofascistas (que prácticamente no tuvieron reacción opuesta a sus desmanes callejeros) que a cómo sea quieren el poder, sin importarles consideración alguna a reconsiderar, lo que tiene que ver con las elecciones, las que prendieron la mecha de la discordia de donde viene toda su vileza de resguardarse en un fraude que no demostraron, ni demostrarán y, muy bien plantados directa o indirectamente bien visto desde la Casa Blanca, impuso y no consiguió mejor aliado al desafuero político que tramaron: la salida pública del humillante informe del secretario de la OEA que, como el puto fascista que es, puso a los bolivianos a parir de angustias con la renuncia inmediata del presidente Evo Morales y de un grueso sector de funcionarios del Estado, que en estado facultativo de incapacidad se declararon, para no seguir en sus cargos públicos, con una oposición que comenzó a celebrar a troche y moche la continuación de la perversa embestida que tiene la conformidad de aprobación del exterior, bien camuflada.

Que facilidad y la decisión de resignación por su pueblo en el comportamiento de entregar su cargo de presidente, la de Evo Morales y, la de su vicepresidente que, sin llegar hasta el final, ni de disparar rabia oculta, ni renegar, ni negar todo lo que hizo en sus años de gobernante en favor de los más humildes y, a lo que llevó su país y, la contundencia de afianzarse en su pueblo como lo hizo Chávez en su momento de buscar la alianza con el pueblo democrático de Bolivia más que todos con los pobres, como pobre fue, la sacudida de las palabras con las que se expresó cuando presentó su renuncia, y sólo le faltó mandar a buscar el Cristo que Chávez utilizó a su regreso, y pedirle también por la presencia al obispo Baltazar Porras, por ahora cardenal en el Vaticano más cerca de Dios, pero Evo buscaba el alivio de su pueblo que algún día le debe llegar sin que los golpistas fusilen a todo su pueblo que, ganas no le faltarán, pero no todo está consumado, eso va para largo y, paciencia y más paciencia.

Qué, por ahora resulta, por palabras concisas de entumecimiento cómplice, del señor embajador argentino, Normando Álvarez García, quien aseguró que para su país Argentina: en Bolivia no hubo un golpe de estado, que lo que hay es una interrupción del orden institucional que más bien parece un vacío de poder, y así Macri se lava las manos con los Estados Unidos y, demás países afines como un Poncio Pilatos argentino, como lo hizo por su repliegue el presidente, tal cual, sucedió en Venezuela con Chávez, el que nunca renunció ni lo hicieron renunciar, muy diferente a la apreciación de Evo Morales que en las primeras de cambió entregó el poder con la facilidad -¿para qué sirve el poder?- que todo el mundo vio por tv y, también con la mayor sencillez del mundo se puso a las órdenes de la gente de su país, pero ya el camino estaba viciado para rectificar por otros que piensan diferente a Evo y, habrán de continuar con más de lo mismo de los países sumisos de latinoamérica con sus excepciones bien marcadas, dentro del juego político y de las libertades de muchos de ellos que no son injerencistas y, que defienden la integridad territorial y la integración y cooperación de los pueblos con respeto mutuo.

Evo Morales pasó de largo con su cara triste y con la majestuosidad que lo incrimina de indio pluralista como trabajador y indio humilde, quiera el destino aguante lo que viene para seguir adelante que, todavía no se sabe cuál será el castigo que le impondrán como a Lula, por servirle con todo su amor y dedicación de horas, de días, de meses y de años al pueblo de Bolivia con honestidad, sin ser un corrupto y sólo la voluntad de los poderosos está por imponerse.

¿Cuántos meses de este año desde febrero: tenía el Departamento de Estado configurando el golpe de estado en Bolivia, tras las elecciones presidenciales?

Vendrán tiempos mejores, tiempos de más lucha, tiempos de pensar y actuar que el pueblo soportará y sólo el tiempo marcará la realidad de un país que aspira a vivir en democracia sin menos pobres y, sin la desgracia de involucrar sus políticas con las del gobierno de los Estados Unidos que es mucho para su decencia de integridad.

Mientras, la lucha sigue, y Chávez abriéndose paso por todos los corredores donde habrá paz y hombres libres.

Esteban Rojas

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