Crítica ácida

Se quebranta el ecua-boli-chil silencio cómplice

Martes, 19/11/2019 12:17 AM

Conversaciones grabadas a supremacistas del odio clasista: millonarios, militares activos y en retiro, y militantes de grupos que politizan la biblia desde la ultra derecha, claque de amantes del desprecio a quienes no sean de su condición social, son caldo de cultivo sobre el mal ejemplo que representa en el desarrollo de la historia, la guía de unos desatinados inmersos en arrogancia procaz, listos para solicitar se le cambie de nombre a la hija consentida de El Libertador, por temor a un inexistente comunismo, en su afán de impedir el retorno a Presidentes socialistas.

Aníbal Pérez-Liñán, profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad de "Notre Dame", en Indiana, EE.UU, define Golpe de Estado como un proceso en el cual las fuerzas de seguridad derrocan al gobierno que ejerce el poder, utilizando en general la violencia o amenazas de violencia. La definición la ocultan medios de comunicación en Bolivia, silenciando también rebeliones del colectivo popular en Chile y Ecuador.

Afortunadamente el pueblo difunde la verdad de la represión sin compasión, emitiéndola a través de sus celulares, prueba irrebatible de lo que ejercen por la fuerza, presuntos gobiernos "demócratas" siguiendo directrices que no están dispuestas a perder la sistematización de engañosas "democracias representativas". Son muy pocos los atravesados disociados que dan pleno respaldo al desparpajo de los violentos, y disminuyen apoyo a los que se quitaron la careta democrática, comprometiendo corporaciones mediáticas deformadoras de la realidad.

Las descripciones múltiples de medios comerciales sobre los "triunfos" de gobiernos de la derecha, tropiezan con la incredulidad internacional, porque hasta el más lerdo distraído o despreocupado por la política, observa la coacción, la fábrica de falsos "dictadores" usando la prensa, y la arremetida contra sectores pobres, con saldo de asesinados exhibidos como alborotadores. Cuidado con las injusticias racistas golpistas, ya hay soldados de procedencia originaria rebelándose contra sus jefes militares en Bolivia, luciendo en tanquetas la bandera whipala.

El tinglado de estruendoso silencio de la TV se quiebra fuera de Bolivia, en lo que he bautizado de ambiente comunicacional Ecua-Boli-Chilensio, que vale para ser estudiado por especialistas en todos los Continentes. En forma similar a lo que han hecho en Venezuela distinguidos compatriotas de la comunicación social, se extiende la denuncia y en tanto Venezuela lidera el poder decidido a dejar de ser engañado, igual a lo que hicimos desde los prolegómenos a la Independencia en 1810 y 1811, orgullo heredado de aquellos preclaros hombres y mujeres patriotas.

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