El control geopolítico global se define en América Latina

Martes, 19/11/2019 12:17 AM

Analizar lo que acontece en Latinoamérica hoy, pasa, en mi opinión por considerar algunas premisas que determinan el acontecer político global:

  • El capitalismo atraviesa una grave crisis, que es secuela, algunos dicen que continuidad de la más reciente experimentada en los años 2008 y 2009. Superarla no parece tarea fácil, ya que su solución entrañaría que el capitalismo fuese contra su propia naturaleza: reducir su insaciable sed de ganancias.
  • Hay una disputa que enfrenta a varios países poderosos y emergentes alineados en dos grandes bloques: Por una parte, Estados Unidos y los países capitalistas que giran en su órbita y avalan su hegemonía, y por la otra, China, Rusia, India y el resto de países que se oponen a un mundo unipolar y pugnan por un mundo pluripolar y multicéntrico.
  • Esa disputa está en pleno desarrollo y se manifiesta de manera permanente en los cinco continentes revistiendo variadas expresiones, determinadas por la contradicción entre los bloques señalados (Contradicción Principal) o por contradicciones dentro de ellos (Contradicciones Secundarias). Es una guerra permanente y global que se atenúa por momentos en algunas regiones y se intensifica en otros. Es una guerra por las materias primas de carácter estratégico, ligadas a la energía y al desarrollo tecnológico, es una guerra por el control geopolítico, es una guerra entre el capital y el trabajo, es una guerra, en definitiva, por quién marca la pauta en la construcción del mundo en las próximas décadas, en los siglos por venir.
  • En ese contexto, Latinoamérica es hoy el centro de esa disputa a nivel global. Ello es así por dos razones fundamentales: 1) El hegemón actual en decadencia siempre ha considerado esta región su patio trasero. 2) Esta región tiene diseminado en su subsuelo las principales materias primas de carácter estratégico y es el mayor reservorio de agua del planeta tierra.

Todo lo que ha acontecido, desde el Río Grande hasta la Patagonia, tienen un denominador común, como ya lo hemos señalado. Estas líneas gruesas que definen el panorama, tiene sus especificidades en cada país y en lo particular cada uno de ellos tiene su peso propio e incidencia en la lucha continental y global. Ninguno de los escenarios de lucha que se han presentado en la región ha tenido un desenlace definitivo, aunque podrían avizorarse algunas tendencias. Ni siquiera en Argentina donde hubo un triunfo de la dupla Fernández, ya reconocido por sus adversarios, puede decirse que todo transcurrirá en "sana paz". Así de inestable está el escenario. Estamos, para decirlo en términos físicos, en un desequilibrio dinámico o, si se quiere, en un equilibrio inestable.

Bolivia, Chile, Haití y Honduras siguen en alta conflictividad. En Ecuador y Panamá el nivel de conflictividad ha bajado, pero continúan en una tensión impredecible. En Venezuela, Nicaragua y Cuba, el asedio es permanente, pero el imperio no ha tenido éxito en sus planes desestabilizadores. Queremos detenernos en Chile y Bolivia.

Nadie podría imaginarse a estos dos países en la convulsión social que presentan hoy. Ambos con orientación gubernamental diametralmente opuesta, gozaban de "buena salud económica". En uno el pueblo despertó ante un sistema neoliberal que lo asfixiaba. En el otro el "gendarme" del norte no podía permitir que fuera exitoso y manejara con soberanía sus materias primas llegando a acuerdos con China, que lo viene desplazando en la economía global. Lo dicho por Elliot Abrams, meses atrás ante la Cámara de Representantes, refiriéndose a Venezuela, pero aplicable a cualquier país que decida ser libre, es por demás elocuente: "Nosotros que somos los campeones de la democracia en el mundo, siempre hemos probado que el socialismo ha sido un fracaso en todos los lugares en donde ha tratado de imponerse, y por lo tanto no podemos permitir que en Venezuela eso sea la excepción". Más claro no canta un halcón.

En Chile, desde el 14 de Octubre se iniciaron las protestas en Santiago, por el aumento de 30 pesos en uno de los Metros más caros del mundo. Ha transcurrido más de un mes y las protestas se han extendido a todo Chile y a ella se han incorporado casi todos los estratos sociales, incluida la clase media alta. Se dice hoy que la lucha ya no es por el aumento de los 30 pesos, sino contra 30 años (a decir verdad más de 47) de opresión que ha significado la implantación de un modelo neoliberal que ha asfixiado a la mayoría de la sociedad chilena y convertido al país austral en uno de los más desiguales del mundo, tras la apariencia de un crecimiento económico que sólo favorece al capital transnacional y a una minoría privilegiada. De acuerdo a cifras de la CEPAL, en 2017 un privilegiado 1% se apropió del 26,5 % de las riquezas del país, mientras el 50% más pobre apenas tuvo acceso al 2,5% de ella. La privatización de todos los servicios, incluida el agua, han hecho inaccesibles para la mayoría pobre los prioritarios servicios de salud y educación. Los jóvenes que se "atreven" a aspirar a estudios universitarios, hipotecan la mitad de su existencia para poder pagar los onerosos créditos educativos. Y los "viejitos" con derecho a "pensión" después de 75 años, muchos se han suicidado por las miserables pensiones que les pagan las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones), luego de quedarse con un 75% de lo que aportan de sus salarios durante años. De cada 4 pesos, sólo 1 forma parte de sus pensiones.

La clase política en el poder, con Piñera a la cabeza, ha venido haciendo concesiones que no han aplacado las protestas. Las consignas han pasado de lo meramente reivindicativo a lo político. Se exige la renuncia de Piñera y la instalación de una Asamblea Constituyente que eche por tierra la Constitución Pinochetista que aún se mantiene vigente.

Un acuerdo en el parlamento, firmado en la madrugada del día viernes 15, con la participación de todos los partidos políticos con representación parlamentaria, excepto el Partido Comunista, aprobó un PLEBISCITO para abril del 2020 que consultaría a la población si quiere una nueva Constitución y la forma cómo se conformaría la ASAMBLEA CONSTITUYENTE. De aprobarse el Proceso Constituyente duraría de 9 a 12 meses.

Habría que ver cuál es la reacción de la sociedad chilena ante este acuerdo, denominado por la clase política como "histórico". La dirección política surgida al fragor de la lucha tiene la delicada misión de consultar a la población esta propuesta, acordada por una clase política de derecha e izquierda, altamente desprestigiada. En opinión de quien esto escribe el haber forzado al gobierno y a la clase política a plantear un Plebiscito, es un logro de las luchas libradas en este despertar del pueblo chileno. Éste tiene la palabra.

Se ha dicho que lo sucedido en Bolivia, es la "crónica de una muerte anunciada". Ahora se sabe que la embajada de los Estados Unidos, junto con la oligarquía racista boliviana, tenía meses preparando los detalles del golpe, previo desconocimiento de los resultados electorales y el anuncio de fraude con todo el poder mediático de que dispone. Cómo sucedieron las cosas el día de las elecciones y posterior a ellas y los ya machacados "errores" de Evo y su supuesta ingenuidad, son en mi opinión, el "plato servido" para que los teóricos de los hechos consumados le den rienda suelta a sus "sesudos análisis" cargados de subjetivismo y desconocedores de la realidad concreta.

Un golpe ha sido consumado, desconociendo un mandato no concluido y la expresión de 47,8% de bolivianas y bolivianos que apostaban y apuestan a que un Indio de sus entrañas siguiera construyendo una Bolivia próspera, ejemplo emblemático de un sostenido crecimiento económico con justicia social. Un indio que con su "ingenuidad", en su mandato elevó el PIB del otrora pobre país en un 400%; que afectando intereses de las transnacionales y de la oligarquía racista boliviana, nacionalizó el gas y el agua. Un indio Aimara que visibilizó a la mayoritaria población indígena y constitucionalmente le devolvió sus derechos por siglos negados, convirtiendo a Bolivia en un Estado Plurinacional. Un indio "ingenuo" que casi no tuvo "escuela" y construyó 1100 de ellas, reduciendo el analfabetismo de 22,7 a 2,3%. Un indio verdaderamente revolucionario, que no conocía de dogmas y supo lidiar con compañías transnacionales, poniéndolas en su justo sitio, llegando a convenios y acuerdos favorables para su patria. Son innumerables los logros y avances en reducción del desempleo y la pobreza, en construcción de hospitales, construcción de carreteras y un largo etcétera de bienestar para su pueblo.

Un gobierno soberano no convenía ni conviene a los Estados Unidos, ni a los planes del bloque que pretende perpetuar su hegemonía en el sistema mundo capitalista en crisis. Conviene sí un Chile con un "crecimiento y desarrollo" que genera desigualdades sociales. Conviene al Hegemón y a sus perros falderos eurocentristas, los Bolsonaro, Macri, Moreno, Duque y todos los pitiyanquis serviles de este y otros continentes.

Pero no todo está escrito en Bolivia. No será fácil callar a ese pueblo, ni siquiera con la cruenta represión que ya ha cobrado 22 muertos, a decir de Evo en reciente entrevista. El pueblo boliviano resiste y no retrocede. Adecúa sus luchas y reagrupa sus fuerzas. Ya tiene experiencia en forzar destituciones y huidas de mandatarios en el pasado. Esta no será la excepción. Es necesaria sí una amplia solidaridad internacional que pase de la fase declarativa a propiciar la presencia concreta de una delegación de la ONU en Bolivia. Es necesario frenar al imperio norteño y a la oligarquía servil. Debe lograrse que Rusia y China hagan valer su peso en la ONU y otros organismos multilaterales. ¡¡¡ EVO VOLVERÁ HECHO MILLONES !!!

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