El universo requiere la eternidad, dícenos Jorge Luis Borges en La Historia de la Eternidad, en que el poeta cae en cuenta del científico Albert Einstein, y, entiéndela, por la falta del tercio incluso estagirita, en que Einstein, consideraba un universo en expansión, y ese mismo universo en contracción, todo por culpa de Aristóteles, quien ocultara su tercio incluso, tenido en su Gran Moral, con los casos límite contradictorios, exceso y defecto, en que necesariamente, ha de haber un medio. Y, entre los aspectos límbico antagónicos, universo en expansión y universo en contracción, por la calle de en medio, el tercio incluso aristotélico profundo, entre dos universos, y, no uno en expansión, como sostuviéralo el científico y ratificábalo el poeta. Existen al menos pareados presupuestos paradójicos pardos, tanto exceso y defecto, tanto universo en expansión y universo en contracción, como ser y noser, de la literatura védica upanishad sánscrita, en que abrevara Albert Einstein, cuando hablaba de la nueva orientación, bajo la égida de la conceptualidad moderna ilustrada originaria, mas y más, faltóle al hombre de la Teoría de la Relatividad, y la misma varilla pasárale al filósofo lógico matemático británico Bertrand Russell, lo que negárales Aristóteles, y, limitáronse a la lógica elemental del filósofo de Estagira, en que afirmaba su tercio excluso, y, que, los científicos, no descubrieran el tercio incluso, y que entre tercios viéranse, y, no hubieran y no hubiesen visto al tercio incluso aristotélico profundo, y, a buen seguro que el científico alemán-norteamericano, hubiera y hubiese logrado y tenido su teoría holística unificada, en que reuniríanse todas las leyes, principios, paradojas, incertidumbres, indeterminaciones, y, a buen seguro, hubiera tenido desayunos ambrosías desafiantes todos los días con güevos duros y gallinas viejas, en la indeterminación védica profunda del ser y noser. Y, hasta no hubiera ocurrido la voladura de Las Torres Gemelas Neoyorquinas, el 11/09/2002. Mas y más, hasta ésta alumbrada fecha acabóse el reino del tercio excluso estagirita, véanse todos estos escritos sobre estas cosas en los activos depósitos de Aporrea.
El universo requiere la eternidad, dícenos Jorge Luis Borges en La Historia de la Eternidad, en que el poeta cae en cuenta del científico Albert Einstein, y, entiéndela, por la falta y defecto del tercio incluso estagirita y la abundancia y exceso del tercio excluso estagirita, en que Einstein, consideraba, solo y sólo, un universo en expansión, y ese mismo universo, en contracción, todo por culpa de Aristóteles, quien ocultara su tercio incluso, tenido en su Gran Moral, con los casos límite contradictorios, exceso y defecto, en que necesariamente, ha de haber un medio. El tercio incluso aristotélico profundo, en donde se ha de dar el equilibrio dinámico dialéctico, tanto de los aspectos límbico antagónicos, como en los casos límite contradictorios, consciente e inconsciente, como universo en expansión y universo en contracción, de los universos, con materia, partículas, ondas, movimiento, perturbaciones, energía, vida, impulso, cambios, eso es lo que llevan los universo, en similaricadencia tautológica coincidente con el poeta Borges, en que los universo requieren de eternidad, mas y más, para los universos en movimiento en cambios, pues el tercio incluso aristotélico profundo es de equilibrio dinámico dialéctico ,y, a él tienden y de él trascienden, todos las perspectivas límbica paradójicas, del ser y noser, a, mas y más, a según la Primera Ley de la Dialéctica, solo y sólo, el cambio, el movimiento, solo y sólo, lo que fluye es eterno, lo que enseña que los universos en movimiento, exhortan einsteiniana eternidad borgesiana en constante simetría armónica equilibrada, y, todo lo dicho es dicho ¡gracias gracejo chispeante tercio incluso aristotélico profundo! de los aspectos límbico antagónicos del torbellino de ideas einsteiniano, del consciente e inconsciente ¿similaricadente tautológico rayano! ser y noser. La filosofía, está donde quiera se piensa, decíanos nuestro Sócrates, Simón Rodríguez, en lo que subrayaba Eduard Bernstein: "No todo lo que es real en la naturaleza es explicito, sino que hay contenidos tácitos u ocultos". En que acentuaba a otro pensador: "Lo real es lo que no se ve, llevado, lo real, por la convicción de lo invisible…El no pensamiento es convicción de existencia, de un contenido de pensamiento que no se ve, no se percibe ni se expresa, mas y más, se da por cierto, existe y se afirma". En que insistía libérrimo en El Quijote (I, 18): "Nada es más que nada, si no hace más que nada". En que marca a Buda: "La no mente no piensa no pensamientos sobre no cosa". Y marcaba además, mas y más, a los Vedas que marcara a Walt Whitman y a Antonio Machado: "De la penumbra, surgen iguales elementos contrarios, el ser y la nada o el noser, el yin y el yang" De modo que completando y complementando al Sócrates de América, como lo mentaba el Libertador Simón Bolívar, la filosofía está donde quiera piénsase y no piénsase, esto es, lo consciente y lo inconsciente, de la tormenta de ideas, tanto hegelianas marxianas freudianas como einsteinianas, y que, sigue la complementariedad al maestro Simón Rodríguez con la diagonal de la bandera wiphala indígena boliviana, que es la diagonal contrarrecíproca socrática de la reducción a lo absurdo, ahí es donde se dan todos los equilibrios dinámicos dialécticos, y las soluciones resueltas inmejorables, ahí en la optimalidad ortogonal pitagórica del cuadrángulo rectángulo socrático del teorema directo y del teorema indirecto, mas y más, como decía Bertrand Russell: " Una contradicción lo implica todo, a partir de ella puede resolverse y puede demostrarse todo lo que se quiera" Lo que deviene de nuestro Andrés Bello, antes del filósofo británico: "Saber todo lo que se quiera decir, trae consigo, saber decir lo que se quiera". Andrés Bello y Simón Rodríguez, aun y aún, desconocido entre los venezolanos, y alzáronse tanto en el entorno lingüístico en el Siglo XVIII como el libertador Simón Bolívar en el entorno físico y el entorno lingüístico, casos límbicos contradictorios en el mismo Siglo. Mas y más, que trascienden de la diagonal wiphala indígena boliviana, del tercio incluso aristotélico profundo, en el trascendental movimiento eterno, eterna noria notoria y movimiento histórico espiralino sinusoidal cíclico ludovicosilvaiano, en la Tercera Ley de la Dialéctica, en las ideas de la unidad y lucha de contrarios, pensamiento bolivariano y pensamiento monrroeiano.
El universo requiere la eternidad, dícenos Jorge Luis Borges en La Historia de la Eternidad, en que el poeta cae en cuenta del científico Albert Einstein, y, entiéndela, por la falta y defecto del tercio incluso estagirita y la abundancia y exceso del tercio excluso estagirita, en que Einstein, consideraba, solo y sólo, un universo en expansión, y ese mismo universo, en contracción, todo por culpa de Aristóteles, quien ocultara su tercio incluso, tenido en su Gran Moral, con los casos límite contradictorios, exceso y defecto, en que necesariamente, ha de haber un medio. Entonces sea dicho que ha de surgir una nueva lógica borrosa difusa. Ergo vergo sea dicho que la nueva lógica borrosa difusa es la lógica que admite al tercio incluso aristotélico profundo de equilibrio dinámico dialéctico entre el universo en expansión einsteiniano y el universo en contracción borgesiano, entre algo y nada, entre pensamiento y no pensamiento, entre el ser y noser. Ergo vergo sea dicho que lo dicho está dicho en los depósitos históricos de Aporrea. Ergo vergo sea dicho que en Aporrea saboréase las bucólicas límbica burdas barrocas balanceadas, aquello del Quijote (I, 1): "La razón de la sinrazón que a mi razón se hace…". Ergo vergo sea dicho que El Quijote es profundamente borroso difuso en difuminación continua espectral, desde un lugar de la Mancha que Cide Hamete Benengeli no quiso poner puntualmente hasta un lugar de la Mancha que el mismo traductor del Quijote del árabe al castellano no quiso poner puntualmente. Ergo vergo sea dicho que todas las villas y lugares de la Mancha contienden entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo. ¡Ergo vergo sea dicho que el universo quijotesco borroso barroco no mendiga eternidad, sino que reclama eternidad en los continentes límbico contradictorios!