Se vivía mejor antes del Chavismo, en la IV República (I/II)

Viernes, 22/11/2019 10:05 AM

La pregunta está en el aire flotando en la calle, en el ambiente social, ha sido echada al contexto político en que la V República ha visto desmoronarse grandes conquistas sociales, grandes logros sociales, económicos y políticos en Venezuela, incluyendo las metas del milenio, el objetivo es empujar al retroceso al pueblo venezolano, sacrificando el presente por el pasado añorado que nunca volverá, "Los Años Dorados de la Gran Venezuela, "La Venezuela Saudita", recordar aquellos tiempos en que "se vivía mejor" según muchos en la IV República, en el capitalismo de Estado, durante el desarrollismo y su populismo, sobre todo en sus mejores momentos paternalistas, subsidiarios, rentistas en la que dispusieron políticas del "Estado de bienestar social", durante la aplicación de políticas socialdemócratas de ambos partidos políticos, AD y Copey sustentadas en el modelo de acumulación de la renta petrolera y redistribución de la misma entre dos clases sociales, siempre con tendencia a favorecer lucrativamente a las empresas privadas, a la burguesía industrial, comercial y financiera en menor medida a favor del pueblo.

Modelo Desarrollista y Populista

Durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, se impulso una política desarrollista, se aplicó en particular "el modelo sustitutivo de importación", (industrialización sustitutiva de importación), los precios del petróleo facilitaron la expansión del gasto público, la creación de empleos mediante obras públicas, ampliación de módulos ambulatorios, creación de universidades, financiamiento de créditos agrícolas, fundación de atención de programas sociales, distribución de ayudas sociales mediante Alcaldías y Gobernaciones, abaratamiento de los precios de alimentos y medicamentos por otorgamiento de subsidios y créditos a las empresas privadas para la producción y/o estímulo al capital, incentivación a las ganancias y el lucro de la burguesía apátrida venezolana sin espíritu de innovación ni emprendimiento industrial, siguiendo la premisa de que el motor de crecimiento económico lo ejerce la empresa privada, parasitaria del Estado rentista petrolero.

Con el derrocamiento de la dictadura militar de Marcos P. Jiménez, se instauró una nueva política complementaria al desarrollismo, El Populismo, con ella se pretendía apaciguar los reclamos sociales y económicos, en especial la distribución desigual de los ingresos, de un lado los empresarios subsidiados, tendiendo hacia la polarización de la riqueza económica, entre las ganancias del capital y los salarios del otro lado que progresivamente se deterioraban, generándose una profundización social de la desigualdad. Con la renta petrolera los partidos políticos puntofijista (AD y Copey) se legitimaron en el poder, aprovechándose de los precios del petróleo, todo esto fue posible mediante "el modelo rentístico petrolero" desarrollado a lo largo del siglo XX, el cual fu facilitado por la coyuntura internacional de los mercados petroleros, el aumento de los precios del petróleo y con ello, se creó un paraíso fiscal-presupuestario gracias a la bonanza petrolera que hizo posible a lo largo del período 1958-1970, podríamos decir en 10 años.

Durante dos décadas, 1960 y 1970, se tuvo bonanza petrolera a causa de la coyuntura internacional de los mercados asociada a la geopolítica petrolera y la renta petrolera, ella se inclinaba a favor de los empresarios que fungían como motores del crecimiento económico, eso si protegidos, subsidiados y hasta apalancados por el Estado paternalista establecido en Venezuela.

Según relatan Naim y Toro en "las ultimas cinco décadas del siglo XX, hasta 1970, Venezuela desempeñó un momento estelar, políticas desarrollistas y populistas sirvieron de plataforma a los partidos políticos venezolanos, desde las dictaduras hasta la democracia, pero se desmoronaron los logros sociales y económicos alcanzados, se acabaron las ilusiones populistas a finales de los años 70 del siglo XX, por esas decepciones insurgió Chávez, frente a la desigualdad, social, la corrupción, la pobreza, el poder menoscabado del bolívar, además de la represalia, la tortura, los desaparecidos del Caracazo, la violación a los derechos humanos, el Estado fallido, las detenciones arbitrarias, la catástrofe social acumulada durante décadas que desataron la furia popular".

Sin embargo hay que aclarar conforme con Naim y Toro que "las causas del fracaso de Venezuela tiene raíces mas antiguas y profundas, varias décadas de gradual descalabro económico le abrieron el camino (…)" a Hugo Chávez Frías, asimismo; "…muchos elementos de la crisis actual antecede a la llegada de Chávez al poder….". Pues bien esos elementos que no citan Naim y Toro y que las achaca al "legado y en la influencia cubana", a manera de anticomunismo, obedecen realmente a la dependencia estructural de la economía venezolana del capitalismo, al subdesarrollo colonial, al papel jugado por el imperialismo de los Estados Unidos en la región Latinoamericana, su influencia hegemónica, el dictak del dólar y las políticas devaluacionistas, la imposición de políticas de crecimiento económico sin desarrollo, el injusto intercambio desigual, el peso de la deuda externa, la dependencia científico-tecnológica, etc.

Hoy hay quienes viven añorando aquel pasado, siente nostalgia profunda, una tristeza por una Venezuela desarrollista, populista y rentista, suspiran por aquella leyenda de que con "los adecos se vivía mejor", del lado del sector opositor, como diría Chávez, la tendencia del escualidísmo conservadurista, algunos representados por partidarios más radicales, de Primero Justicia, Voluntad Popular otros además, del sector apátrida Guaidonista, han echado a rodar la idea de que "aquel pasado era mucho mejor" comparado con lo que se vive en el régimen chavista de la V República. Se recuerdan aquellos tiempos cuando se decía que ellos "robaban pero daban trabajo", "no me des trabajo, ponme donde hay", cuando se repartían "el botín" de la renta petrolera vía transferencia de dólares subsidiados, que luego eran desviados a colocaciones en bancos del exterior, "desviaciones de la partida secreta, etc.

Hay quienes decían que la renta petrolera o los petrodólares alcanzaban para muchos y para todos, con tan pocos bolívares rendía mucho, cuentan que se podía comprar un juego de cauchos, batería, cambiar de carro, comprar un apartamento, se viajaba por el mundo, se vestía la familia en navidades, se comía y se vestía con el salario, se iba al cine, se disfrutaba a manos llenas. Afirman que "te alcanzaba el salario para todo", incluso hay que decir por supuesto, que no se ubican en cual pasado político era mejor, el de la gestión de los adecos o el de los copeyanos, suponemos de Cap-I (1974-1979), donde pese a la bonanza petrolera, el país se endeudaba, vivía de un nivel de vida reflotado por el crédito internacional, se vivía por encima de nuestras capacidades de pagos., pese a la bonanza petrolera que lo avalaba.

País hipotecado

Hay que recordar que durante Luis Herrera Campins, (1979-1984) éste declaró, "recibo un país hipotecado" ¿hipotecado a quien, a la banca internacional?, ciertamente, la deuda externa pública era "cercana a 20 mil millones de dólares, mientras el privado era de 14 mil millones" (Martínez, J. p. 115). La situación era tal que "los servicios de la deuda escalaba con creciente tasas de interés, los ingresos disminuían y el FMI presionaba por medidas de austeridad…El Gobierno devaluó el bolívar,…hubo una hemorragia de capital desde finales de 1982 hasta principios de 1983". (Ibíd. P., 114). LHC, postergaba las medidas impopulares que el FMI presionaba. Ingentes recursos colocó el Estado en manos privadas, acumulando estos enormes recursos financieros en el exterior, Ramírez N., afirma que "en el lapso de 1979-1983, se fugaron 30 mil millones de dólares, más del doble de los vencimientos de la deuda en febrero de 1983".

Las consecuencias no se hicieron esperar, los efectos de la fuga de la inflación y la fuga de capital, devaluación del bolívar, la corrupción mediante la transferencia de divisas a sectores económicos privilegiados, precaria situación de las cuentas nacionales, déficit de la balanza de pago, las importaciones se desbordaron, depauperación y empobrecimiento de los sectores populares, gastos a manos llenas, aumento de la burocracia, escasa productividad no petrolera, absurdo endeudamiento externo continuado, sin controles ni planes, deterioro de los servicios públicos, hasta llegar al control de cambios solo cuando los precios del petróleo se desploman (ibíd., p.111).

Endeudamiento inducido, crisis inducida

El modelo de gestión de J. Lusinchi (1984-1989) sucesor de Luis Herrera Campins, continúa la política de reconocimiento con dólares preferenciales la deuda externa privada heredada de Luis H. Campins, éste lego al nuevo periodo de gobierno, un peso significativo, devastando las reservas internacionales, haciendo más negativamente la distribución de la riqueza entre empresarios y trabajadores (Martínez J., p. 125). A Lusinchi le preocupaba esencialmente el problema financiero, evitar que el país cayese en default, dos veces negoció la deuda, en 1986 y 1988. Hay que recordar que durante "Los Años Dorados" del primer gobierno de Cap, la deuda externa aumento de 1975 a 1978, de 3 mil millones de dólares a 31 mil millones de dólares, (Ibíd., p.127). Ese peso recayó sobre el pueblo venezolano, el pago del principal mas los intereses indujo devaluación e inflación.

A aquel estado de cosas el pueblo no puede volver, ni puede retroceder a la molicie del "programa populista", no pueden seguir pensando en el planteamiento, "con los adecos o copeyanos se vivía (ficticiamente, la nota es mía) mejor", lo repiten inconscientemente el pueblo hoy a 20 años de chavismo en el poder?, hay que destacar que el malestar social en aquel entonces se dejaba sentir como descontento, hubo en Venezuela unas 973 protestas de diferente tipo entre 1983 año del Viernes Negro y 1988 (ibíd., 123).

El estado de cosas públicas es tal de una crisis que tiene no solo un componente nacional, sino también extranjero, piensan que volverán "el ta barato dame dos", no recuerdan a la mejor la línea aérea venezolana Viasa, (privatizada y desmantelada durante los gobiernos de la oposición de hoy), el brillo de aquella banca privada tales como Banco Latino, Banco Unión, Banco de los Trabajadores, Banco Progreso, y en particular el Banco de Maracaibo, (todos arruinados y desaparecidos) en la IV República entre otros empresas aseguradoras y financiera vinculada a dichos bancos que trabajaban conjuntamente con ellos. Eso significa que la idea de "lo que toca el gobierno lo arruina" con la participación de la empresa privada, hay también mucha tela que cortar del lado de quienes gobernaron el país antes del chavismo, no seamos desmemoriados, ellos, la IV República endeudaron al país, quebraron las finanzas públicas, los bancos, empresas e industrias, aumentaron el desempleo y finalmente, recargaron el peso del pago de la deuda externa sobre los trabajadores depauperándolos.

Vaciaron las botijas petroleras

Hay que destacar que en la postrimería de los gobiernos de AD-Copey, se llego acumular un conjunto de problemas al llegar CAP II, de acuerdo con el profesor Varela de la UCV (Véase Varela en Ramírez, N., 2008:36): agotamiento de las reservas operativas del BCV, cuantiosa deuda externa, inflación represada, elevado déficit público, mercado financiero dual con doble juego de tasas de interés, desajustes del sector agrícola, tratamiento inadecuado de las exportaciones no tradicionales, profundo deterioro del ingreso real de la gran mayoría de la población. Hoy; en el chavismo II, la crisis tiene algunas coincidencias en materias de inflación, brecha fiscal, deuda externa, salario devaluado, liberación de precios, empobrecimiento progresivo de la población, depauperación social, desarrollo desigual.

La crisis es inducida por la avaricia del capital privado con la complicidad de las elites políticas, sirviéndose del botín del Estado, de la renta petrolera, en verdad la constante ha sido el mal manejo administrativo de la renta petrolera, poca racionalidad, despilfarro de divisas, consumismo (corrompido, la nota es mía) de divisas, importaciones desenfrenadas, especulación mercantil, presiones inflacionarias, acumulación privilegiada del capital privado, fracaso de gestión del Estado, erosión del poder adquisitivo, inoperancia e ineficiencia de las empresas públicas, endeudamiento, todo el esfuerzo de gestión y los resultados se vinieron abajo como se vinieron otro tanto, los objetivos de la Agenda Neoliberal (Cap-II y de la Agenda Venezuela, (Caldera II). Si realmente, en 1979 hasta 1990 el PTB no crecía, el salario real se colocaba al nivel de 1962-1963, un retroceso de 27 años (Mommer, en Ramírez, N., 2008:25), un cuadro semejante a lo que ha ocurrido en la Venezuela de hoy, Venezuela bajo la gestión de Nicolás Maduro ha retrocedido el crecimiento económico, se ha desatado la hiperinflación, se ha devaluado el bolívar, se ha deteriorado el salario real, se ha empobrecido claro está la población.

Las crisis económica y social en Venezuela siempre han sido inducidas, intervinieron las elites representantes de países capitalistas desarrollados, en especial los Estados Unidos, la meta siempre fue endeudar y redependizar los países subdesarrollados, apoderarse de sus activos financieros, industriales y de materia primas, impedir su desarrollo, devaluar sus monedas, hiperinflacionar el dinero nacional, depauperar las sociedades tercermundistas ralentizar su crecimiento y desarrollo, apoderarse de las materias primas, vulnerar sus mercados, empobrecer estas naciones, sumergirlas en el desarrollo desigual, someterla a la división internacional del trabajo neocolonial. Tal ha sido el patrón de desarrollo, al estilo de Washington. No cesa el imperialismo de contener el desarrollo, de expropiar las fuentes de materias primas, en especial el petróleo, principal fuente de energía de hoy.

Fuentes consultada:

1.-Ramírez, Díaz, Nellys. (2008), Venezuela 1989-1993; crisis política y crisis de legitimidad. Editorial el Pero y la Rana, Caracas, Venezuela.

2.-Martínez Daza, Jeudiel. (2013), La era puntofijista. Editorial la Estrella Roja. Caracas, Venezuela.

3.- Moises Naim y Toro Francisco (2019). "El suicido en Venezuela", 4 enero 2019.



 

Nota leída aproximadamente 3261 veces.

Las noticias más leídas: