¿Saben de qué se hace un Bolivariano?

Domingo, 24/11/2019 07:49 AM

"Bolívar Bolivariano no es un pensamiento muerto ni mucho menos un santo para ponerle una vela", decía el cantautor del pueblo Alí Primera. En efecto, la corriente bolivariana está más viva que nunca, aunque sus detractores no lo estimen así, o al imperio le parezca un cuento de fábula, o a pesar de que algunos presidentes de la región todavía persistan en la traición y a desconocer la libertad de su patria por nuestros libertadores, como lo hiciera Iván Duque. Comunicado vergonzoso el que emitiera el Sr. Luis Almagro contra Simón Bolívar, donde hiciera público su rechazo a sus ideales, alegando que las brisas bolivarianas no son bienvenidas en este hemisferio, por ser desestabilizadora, asegurando que el bolivarianismo es el responsable de los males que desde hace más de un siglo de dominio imperialista aquejan a las naciones de América Latina, como la corrupción, el narcotráfico y la violencia. Soy radical en el tema de Bolívar, no desde el punto de vista de la adoración o el culto a su imagen, porque desvirtuaría su verdadera esencia espiritual, sino a su legado. Bolívar es más que una referencia patria, es más que una utopía. Fue el americano, más prominente del siglo XIX (según lo eligió la BBC de Londres), sus ideales fueron escritos en 92 proclamas y 2.632 cartas, dictadas en diferentes idiomas a distintos secretarios; su ejército nunca conquistó, solo liberó. Pero, el tarifado del imperio de Almagro lo denigra, mancilla su legado por considerar que Bolívar es el culpable de los males del sistema que él defiende; así mismo los antibolivarianos conciben la lucha del libertador. Almagro, su amo Trump y la burguesía opositora no han leído una proclama del libertador, no saben de qué se hace un bolivariano y desconocen los fundamentos básicos de la doctrina del Bolivarianismo.

Yo conocí a Simón Bolívar desde pequeña cuando mi madre me cantaba arrurú mi niña, la misma canción que le cantó la negra Hipólita a Bolívar; cuando mi padre me contaba sus historias y no dudaba de que su muerte fue producto de un envenenamiento; cuando mis hermanos luchaban por el ideal bolivariano desde las calles, en las aulas y ante los gobiernos represivos de la IV República. Conocí a Bolívar con el canto de Alí Primera, desde que Bolívar volvió a liberar a su pueblo. Conocí a Bolívar con el Gabo, con "El General en su laberinto"; con Chávez y Neruda, cuando despierta cada cien años cuando despierta el pueblo. Pero, amé y amo profundamente al humano Bolívar, que se conmovió por la esclavitud de su pueblo por la represión del imperio español, por defender la causa libertaria de este continente; conocí al hombre Bolívar, al que amó profundamente a Manuela Sáenz, en sus apasionadas cartas de amor y carácter feminista. No es suficiente nacer en este continente para ser bolivariano, hay que saber ser bolivariano. Un bolivariano se hace día tras día bajo el sol de las montañas; es infinidad de rostros: indio, mestizo, mulato, negro, blanco, el del joven que asesinan por defender su patria; el de la madre que camina buscando leña para cocinar; el de la hacedora de cultura, del arte, de la poesía; el de manos sudadas y cuerpos cansados que siguen de pié; el que sufre las ignominias del racismo, de la xenofobia, de la violencia; el que matan a sangre fría por pedir justicia; en la protesta de los torturados, de los viejos, de los obreros, de los estudiantes; en la voz que canta en las calles; en el que se conmueve por el dolor del ser humano; en los que la guerra, la violencia y el odio no les sea indiferente; en los niños y niñas víctimas del maltrato y de la violencia. Un bolivariano sabe que Bolívar es el Padre de los siglos, el arcano de la fama y del secreto, que no hay sepulcro para él porque él es más poderoso que la muerte, que los límites del imperio los señala el Infinito; que Bolívar es la única razón de esta revolución de profundo espectro continental, donde caben todas las corrientes humanistas.

El bolivariano sabe que Bolívar es la razón de ser de nuestra historia, fue nuestro pasado, es el presente y será siempre el futuro de Venezuela y del continente americano, ya que es el espíritu que mueve a los pueblos invisibilizados para luchar contra el nuevo colonialismo. Fue el primer latinoamericano que se enfrentó al imperio, al capitalismo, al oscurantismo de la religión, para dejar su ideología política "El Bolivarianismo", doctrina hecha a imagen y semejanza de las condiciones de este continente, bajo tres preceptos fundamentales: el socialismo, el nacionalismo y el antiimperialismo, para alcanzar la Suprema Libertad Social (la libertad, la igualdad y la justicia social). Consideraba el Padre Bolívar que este es el sistema de gobierno más perfecto, ya que produce la Suprema Felicidad posible, así como la mayor suma de seguridad social y estabilidad política. Un Bolivariano se hace de una profunda claridad de consciencia, no cree que Jesucristo vendrá por las nubes a salvarnos, sabe que las religiones son elementos de oscurantismo, de dominio, de trabas, hacia el progreso de la humanidad. Un bolivariano se hace y se fortalece en la crítica y autocrítica, porque sabe que debe aprovecharse de ellas para corregir sus errores. Un Bolivariano se hace con principios éticos y morales, se opone a las políticas inhumanas, siente el dolor ajeno como suyo, se conmueve ante el dolor de una madre que no puede dar de comer a su hijo, ante el niño que no puede ir a la escuela, se estremece con la partida de su compatriota hacia otras tierras a causa de las políticas de represión del imperio o de la guerra. Un Bolivariano se hace defendiendo su Patria, su Soberanía, su Nacionalismo, el anticolonialismo, de cualquier potencia extranjera y de cualquier paraco o guerrillero extranjero que imponga sus normas o anarquía en nuestro territorio ante la mirada complaciente de los que deben defender nuestro suelo. Un Bolivariano es protector de las etnias indígenas, de los más necesitados, respeta la condición sexual del hombre, no profesa el odio; por el contrario es mensajero de la paz, defensor de la democracia y de la igualdad. Un Bolivariano defiende la libertad de expresión, siempre que ésta esté manifiesta en la verdad y el respeto. Un Bolivariano es un Servidor Social dispuesto a servir a su Patria, a luchar por la defensa de su libertad en cualquier circunstancia.

De tu nuestra joven sangre venida de tus venas saldrá Paz, Pan y Trigo para el mundo que haremos. Así vamos los Bolivarianos por este Continente, por el Mundo, con la espada de Bolívar, de pié, desnudos, armados de consciencia y también de fusil si fuere necesario, en una quimera para construir la Patria Grande, sin preguntarnos cuál es nuestro país, solo mirándonos a los ojos nos reconocemos, porque el pálpito de los bolivarianos se siente en un mismo amor, en una misma pasión libertaria. ¡Ay de aquellos que no entendieron este momento y dejaron pasar este Aquí y Ahora!, porque habrá una Gran Patria, inmensa, para todos, y mucha gente llenará sus costuras con la firma de nuestra libertad y gritará que tenemos la Patria verdadera, la Patria que soñó Bolívar.

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