Crítica ácida
Viva nuestro petro indo-ruso-chino
Por: Luis Sánchez Ibarra
Domingo, 08/12/2019 10:41 AM
La economía China ya creo su plataforma, India también y con Rusia, los tres acabarán con el neocolonialista dólar, quitándole en principio 3.500 millones de clientes. En Venezuela la creación del Petro, valiente medida bolivariana antiimperialista, solo es cuestionada (según el economista Profesor Tony Boza), porque seguimos en el sistema Swift controlado por actores aliados incómodos de Venezuela, Boza aplaude al Petro y explica exitosamente la importancia de la criptomoneda nuestra.
Lo que propuso el presidente Chávez desde el año 2009 y ahora lo está asumiendo como política correcta Nicolás Maduro, el petro, persigue liberarnos del yugo del dólar, e instaura en el planeta una nueva lógica. Más que preocupado, Estados Unidos avala la elección de delincuentes como presidentes en países de América Latina. Sinvergüenzas que tienen cuentas pendientes con la justicia en sus respectivos países, son encumbrados a la presidencia con descarado apoyo del capitalismo salvaje internacional.
Sebastián Piñera fue declarado reo y prófugo de la justicia en el caso Banco de Talca, su delito más conocido. Alvaro Uribe, pasó de 82 en la lista de los narcos más buscados por EE UU, a presidente que lamía las botas de Bush jr., Macri implicado en numerosas demandas en Argentina por sus negocios y los de su padre, el actual Presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, miembro de una familia de narcos como lo determinó un juez de Estados Unidos, y el brasilero Bolsonaro con demandas por racista, clasista y misógino.
Caterva de inmorales politiqueros que tienen en Venezuela seguidores hasta hace poco unidos en pandillas ladronas, encabezadas por Julio Borges, Leopoldo López, Juan Guaidó, y demás disimulócratas. Bandas de corruptos en la Asamblea Nacional en desacato y en el gobierno interino inexistente paralelo, interino de la nada, incapacitados para gobernar Venezuela. Basta un petro-peñonazo y caen KO, arribistas de la oportunidad perdida, nulidades engreídas bautizadas para siempre por el escritor José Rafael Pocaterra.