Asidero

Petro se politiza con el dólar y economía venezolana se va al atolladero sin fin.

Jueves, 12/12/2019 10:05 AM

*Boli burgueses destruyen al Estado Bolivariano de Venezuela en comparsa con la pseudo derecha

Hay fundamentalmente dos grandes "relatos" sobre lo que está sucediendo en la América que habla español. Son expresión de las claves interpretativas que han dominado en la región durante las últimas décadas. La que Moisés Naim denomina la "teoría de la conspiración" apunta a que, en las protestas, "Cuba pone la inteligencia, el régimen de Maduro pone el dinero y Rusia la tecnología digital que ayuda a sembrar el caos". Estaríamos ante la cuarta o la quinta ola de lo que Enrique Krauze llama "redentores", caudillos del siglo XIX, marxistas del siglo XX, populistas del XXI que atacan a "los valores liberales y republicanos que dieron origen" a las naciones americanas. Las revueltas serían un ejercicio, ahora en plena revolución digital, "de la transferencia de la esfera religiosa a la laica, de los padres redentores a los redentores civiles y revolucionarios". Para abonar esta tesis se puede mostrar el apoyo que los distribuidores rusos de fake news han dado a los que querían derribar a Lenin Moreno o el sostén que han prestado a Morales (después de que haya dinero de Moscú para la construcción de una central nuclear en El Alto). Las manifestaciones en Ecuador han estado alentadas por el expresidente Rafael Correa desde Bruselas. Y Correa ha sido y es uno de los populistas más hábiles de la región.

En América, no en Estados Unidos. ¿Qué pasa? En Chile se ha celebrado en los últimos días la manifestación más masiva desde la vuelta a la democracia (1990) contra el presidente Sebastián Piñera. Lenin Moreno en Ecuador se ha visto obligado a echar atrás las medidas de ajuste por las protestas. Morales en Bolivia se enfrenta a una grave crisis de legitimidad, después de haberse proclamado de nuevo presidente, tras una primera vuelta de las presidenciales en la que el recuento de votos ha dado sobrados indicios de fraude por el manejo mal de los voceros que trabajaron o asistieron a sus partidos en las elecciones pasadas.

La otra historia es la que explica lo ocurrido con las claves "progresistas". Las que culpan al FMI de haber provocado, con sus recetas neoliberales, una década perdida en los 80. Los errores no se habían corregido en lo sustancial, desde entonces. Si Ecuador se ha levantado no es porque la mano negra de Correa haya estado detrás de las protestas de los movimientos indigenistas, sino porque las medidas de ajuste recetadas por el FMI vuelven a no tener alma y a ser despiadadas con los más pobres. Ya veremos lo que sucede después de las presidenciales en Argentina porque, gane quien gane, el país depende del rescate y de las políticas que dicte el Fondo. Sin duda el factor de la desigualdad no se puede nunca olvidar en la región. Aunque la miseria se ha reducido desde el año 2000, uno de cada diez latinoamericanos vive en pobreza extrema. La crisis de 2008 apenas se notó gracias al boom de las materias primas, y hay barrios, por ejemplo, en Lima, que son irreconocibles. Pero ahora ese boom se ha acabado, la desaceleración es evidente y la zona se ha quedado muy atrás respecto a Asia y a África.

Las dos hipótesis tienen elementos interesantes. Pero cuando se pone el foco en lo que ha sucedido en cada uno de los países se observa que la realidad es más compleja. La reacción de sorpresa que ha tenido Piñera ante el estallido social de Chile y su torpeza de sacar el ejército a las calles muestra su desconexión de la realidad. Pero también algo más. No era fácilmente previsible lo que ha sucedido. Chile llevaba siendo desde hace treinta años un oasis político por la alternancia basada en políticas de centro. Es cierto que el "milagro económico" llevado a cabo con reformas liberales estaba algo agotado. La privatización de las pensiones, que en otro tiempo aportó soluciones, ahora supone tener un retiro por debajo del salario mínimo. También es cierto que Piñera no ha conseguido la reactivación que había prometido. Pero el estallido no se corresponde con una severa crisis económica, es la consecuencia de unas "expectativas defraudadas". Y en esas expectativas no solo está la mejora salarial o de servicios públicos, sino probablemente el deseo de un mayor protagonismo que no se ve satisfecho con el sistema político creado tras la dictadura.

En el caso de Bolivia, el probable "pucherazo de Morales, consecuencia de su caída de popularidad, quizá tenga también que ver con la desafección a un proyecto, este de izquierdas, en el que muchos no se sienten ya representados. El sabio Luis Enrique Marius siempre defendió que Morales no es un populista al uso, como Correa o como Maduro. De hecho, desde que llegó al poder en 2005, ha hecho una política económica ortodoxa que ha dado extraordinarios resultados. Pero una buena parte de los jóvenes indios, por ejemplo, en El Alto, le han retirado su apoyo. Morales ha forzado mucho las leyes para poder ser reelegido. Y seguramente la crisis de legitimidad tiene mucho que ver con esa onda larga de insatisfacción que sacude todo el planeta, un "estado de ira" por la diferencia entre lo que se esperaba y lo que se tiene entre las manos. Según el último Latino barómetro, el 75 por ciento de los ciudadanos en la región piensa que se gobierna para unos pocos. Solo el 5 por ciento considera que hay democracia plena. En los últimos 30 años el desarrollo político y económico de América Latina ha sido evidente. Pero las "fórmulas redentoras" y "los valores liberales y republicanos" se han quedado pequeños, estrechos. Los sentimientos identitarios, el abandono de la racionalidad y la conversión de los líderes en caudillos por la mediación de las nuevas tecnologías en la comunicación están en el fundamento del sentido del voto, según el ex del PSE.

Con la desaparición física de Hugo Chávez Frías, desaparece la versión socio- liberal en el Psuv y el Polo Patriótico. Un síntoma a lo largo del período progresista en el Cono Sur, quienes no procuraron asentarse en la consolidación de una buena Asamblea Legislativa y un verdadero poder militar, el primer causante del desprestigio socialista en la región. El socialismo actual es populista, contaminado de bolivarismo, Cuba es el caudillo de ese partido Psuv y en conciencia se sienten a gusto con pactos con su izquierda ya malograda por Lula Da Silva y la Constructora Odebrecht, cuyos directivos hablan como pajaritos. No hubiera dormido con un pacto con Néstor y Hugo, que nunca tuvo intención de ofrecer. Es el pacto ideológicamente acorde con el socialismo actual y así lo ratifica la aprobación que ha recibido de las centrales sindicales en Brasil en su libertad condicional.

Existe una derecha que no considera legítima a la izquierda y una izquierda que tampoco considera legítima a aquella. ¿Habrá pacto algún día una sinceridad política?

No creo que sean comparables los rechazos mutuos entre la derecha y la izquierda. La derecha ha ido cediendo ideológicamente mucho en razón a la gobernabilidad mientras que en la izquierda se ha producido un fenómeno de reacción frente a las reglas de juego de la democracia, no sólo contra la Constitución, incluso empatizando con la radicalidad del secesionismo porque éste expulsa a sus adversarios del sistema.

La derecha ha dado pruebas de flexibilidad ante la izquierda que ésta no ha tenido, el abandono del franquismo como guía en el Sur desde la colonización española, la aceptación de militares en la administración de alimentos, con poderes ilimitados, el apoyo a la legendaria Mesopotamia, sólo es achacable a ésta, la mala utilización del campo diplomático contra Felipe González y quienes desean contribuir con el país. La izquierda ha conseguido alcanzar una superioridad moral sobre la derecha que le permite destruirla. Son los mismos, y quienes están allí, esperan su cuota de poder sin importarle las comunidades

En general los partidos de centro, los liberales europeos podrían ser el prototipo, aunque muy útiles, han padecido una rutinaria volatilidad de su electorado hasta el punto de hacer desaparecer a alguno. Posiblemente su tragedia es existir mientras son útiles, y dicha utilidad requiere una agilidad de movimiento y de innovación que desgraciadamente, Maduro no ha poseído. Es más, a partir de su denominación de liberal ha sido cuando menos liberal ha sido su práctica, y aunque siempre ha padecido un principismo anquilosante, lo ha sido mucho más en los últimos tiempos. Quizás ello sea debido a que era un colectivo con vocación activista más que política. Hasta encontrar en su camino al presidente Chávez, pero, hoy está mutilado por los creadores del Petro y la economía del país, asesorada por Cuba, quien tomo riendas del país y nos llevan a un desfiladero sociopolítico, casi no escuchan a Vladimir Putin, el hombre clave para el desarrollo socialista en este universo generacional.

Digamos que sentimientos identitarios y abandono de la racionalidad, en esta época de la realidad virtual, y la conversión de los líderes en caudillos por la mediación de las nuevas tecnologías en la comunicación, es el fundamento del sentido del voto. No es nuevo, es la repercusión ideológica de la crisis que estamos padeciendo. Lo grave es la adopción de elementos identitarios y sentimentales por parte de la izquierda a la vez que el abandono del racionalismo.

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