Vida Cristiana

La apostasía y el lenguaje antibíblico llega a Venezuela mediante pentecostalismo

Domingo, 15/12/2019 08:07 AM

De un periodo electoral tan largo, así como del agitado último año político (tras la moción de censura), creo que podemos extraer una conclusión: los españoles empezamos a estar un tanto hastiados de la política. Especialmente porque toda la faramalla y abundancia noticiosa que nos circunda no se traduce en aquello para lo cual deberían servir los políticos: resolver nuestros problemas presentes y futuros. Todo el mundo sabe que nuestro actual sistema de pensiones no es sostenible, pero este asunto está ausente del debate político. Todo el mundo sabe que urge mejorar nuestro sistema educativo, pero de nuevo se trata de una cuestión que brilla por su ausencia en nuestros debates. Todo el mundo sabe que el orden internacional hacia el que nos vemos abocados no tiene nada que ver con el que hasta ahora nos rodeaba, pero una vez más fue difícil discernir en cada partido político qué propuestas concretas tenían para lidiar con ese orbe que nos viene.

Mi impresión es que Venezuela, camina aceleradamente hacia una situación similar a la que hace décadas se ha hecho habitual en Italia: un país con una agitación impresionante, casi diaria, en el mundillo político, y con una sociedad que ha aprendido a caminar mal que bien al margen de ese revuelo entre los partidos y el Estado del Vaticano. Se trata de algo que a los italianos no les fue del todo mal (han llegado a estar en el G-7), de forma que tendremos que aprender a verle los rasgos positivos.

El sociólogo Francisco Llera afirma que "tenemos datos desde hace mucho tiempo de que la gente está fatigada con la polarización de los políticos, y también de los medios […] tenemos un electorado y una ciudadanía muy moderada y pragmática". ¿Existe una fractura entre la sociedad y los partidos?

Hay algún estudio reciente bastante interesante en Estados Unidos sobre los cambios en el lenguaje de la política en los últimos 15-20 años y cómo se va produciendo una creciente simplificación. Se van perdiendo los matices y se van perdiendo las posiciones digamos ponderadas, y va todo a un lenguaje que apela mucho más a la emoción que a la razón. Eso, sin duda, dificulta el encuentro de consensos porque al final, sobre cuestiones más o menos racionales, ideológicas y demás, uno puede tener distintas visiones del mundo, distintas políticas, medidas concretas, pero respecto a identidades, emociones y demás, es muy difícil llegar a acuerdos.

Que hay un voto identitario que tiene que ver con cuestiones de carácter nacional, por ejemplo, pero no solo. Puede haber identidades a las cuales uno se adhiere y que no necesariamente tienen que ver con el origen o la lengua sino con otras cuestiones de experiencia vital. Pero a la vez también es verdad que se ha perdido ese voto de aserción ideológica firme, que duraba décadas, y es más volátil. Como no soy sociólogo, aunque dicte esa cátedra en la Escuela Secundaria durante 20, (Veinte), años se me hace difícil saber cómo se conjuga eso, pero yo diría que las dos cosas son verdad. Como nuestra sociedad es muy fragmentada, quizás las distintas identidades van migrando de instrumento de representación política a medida que uno decepciona a ese sector concreto de la ciudadanía.

Me explico, el lenguaje evangélico es muy distinto al catolicismo romano y al comunismo. Son tres ápices muy diferenciales, tengo en mi casa muchos libros comunistas y solo me quedo con el pensamiento de Ernesto, Che, Guevara De La Serna y sabemos su suerte en Bolivia, la misma suerte de Evo Morales Ayma, pero, a los comunistas adversos les salió mal la treta porque nadie quería corrupción en ese país hermano y a Evo lo engañaron presidentes del ala progresista en el Sur. Así caerá el pentecostalismo, fui miembro de una Asamblea Cristiana no pentecostal, donde la doctrina es fundamental y no necesitamos del Estado para comprar tierras y construir locales, ni mantener pastores, todos trabajan en empresas y sirven a su Señor Jesús.

El tejido social, aunque está maltrecho y no hay que negarlo, todavía su red es más tupida y no se han cortado todas las amarras. Pero incluso diría que, entre partidos, a pesar de lo bronco o duro que puede ser el debate político, siempre hay alguna vía de interlocución, o al menos quiero pensarlo. Me da esa sensación, por ejemplo, cuando vimos ante el último pleno de la Asamblea Nacional, con lo dura que ha sido esta última legislatura constituyente, que desconocemos su perfil, en las cortes generales, los diputados y diputadas se despedían unos de otros hasta con cierto afecto, y además vimos saludándose a gente de ideologías muy distintas, entonces uno ahí mantiene una cierta esperanza de que, a pesar de todo, no hemos deshumanizado del todo al adversario.

El pentecostalismo ha traído una mala imagen social a la doctrina de mi Señor, conozco a pastores amigos que sus primeras esposas no han fallecido, se ha divorciado y casado de nuevo y no pueden ejercer el ministerio pastoral, es escritural, deben ser viudos. En estos días, en el banco me encontré a una persona conocida y vive en concubinato, cuando le pregunte por su esposa, estando en Valencia como zona de residencia, me indicó que fue a bautizarse a Cumaná. Un asunto insólito y antibíblico, deben casarse primero y luego bajar a las aguas del bautismo, es la razón bíblica.

"Se están perdiendo los matices y las posiciones ponderadas del Evangelio, y va todo a un lenguaje que apela mucho más a la emoción que a la razón, todos serán lanzados al lago de fuego por apóstatas y vociferar contra el Espíritu Santo"

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