Nicolás Maduro: ¿Entre Simón el Mago y Moisés de Creta?

Domingo, 15/12/2019 08:26 AM

"cuando está gobernando Maduro gobierna Cristo. Donde voy yo, llegan las bendiciones de nuestro Señor Jesucristo"

Nicolás Maduro

"Entonces si alguno os dice: ``Mirad, aquí está el Cristo, o ``Allí está, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos. Ved que os lo he dicho de antemano."

Mateo 24:23-26

"… de los protectores de los pueblos nacen los tiranos, y no de otra parte."

( Platón a Sócrates )

El mesianismo es un fenómeno del que se han beneficiado o perjudicado todas las épocas históricas. No hay cultura o civilización que no haya tenido uno o varios mesías predicando un mundo mejor o un terrible apocalipsis para aquellos que no hicieran caso a sus consejos y enseñanzas. En épocas de crisis muchos falsos mesías o impostores de verdades divinas proliferan por doquier.

Según el historiador Enrique Krauze: "…el mesianismo político representa riesgos muy grandes. Es la concentración del poder en manos de una sola persona fuerte, carismática y que además convoca alrededor suyo el culto de la personalidad y de quien los pueblos esperan una salvación. El redentor es un hombre providencial. Pero además, está caracterizado por el apego rutinario y fanático a una ideología."

En su juventud, el futuro mesías político muestra una conciencia social real, con dos facetas: una preocupación por los problemas de la gente y una admiración por las figuras con poder. En algunos casos, una experiencia que ponen en riesgo su vida, en la que se salvan "milagrosamente", los convence de tener una misión especial en sus vidas.

Con empeño, voluntad y una personalidad carismática, pronto destacan en política. Y sus primeros triunfos los convencen de tener la razón. Con el tiempo, van desdeñando las críticas y dejan de escuchar consejos. Se convencen de ser "el hombre providencial". Las muestras de cariño del pueblo los convence aún más de su misión. Ya sin tener en cuenta que otros sectores de la población no están de acuerdo con ellos, los condenan, esos "no son pueblo", son "reaccionarios" o están pagados por "fuerzas ocultas". El mesías político suele buscar a culpables impopulares, que no puedan defenderse para hacerlos culpables de los problemas y promete solucionar complejos problemas con soluciones simplistas.

En nuestra cultura occidental ya no se les llama mesías ni místicos sino profetas, iluminados, adivinos, videntes, e, incluso, magos y caraduras.

Según Christophe Bourseiller, autor de la obra Los falsos Mesías , que llegó a contabilizar 160 entre el último siglo antes de la era cristiana y el año 1993, eran disidentes de las tres religiones principales (cristianismo, islam y judaísmo) que no tuvieron la suerte de marcar la historia fundando cultos universales.

Etimológicamente, la palabra "mesías" procede del término hebreo mashiah que significa ungir. Por lo tanto, mesías es aquel que ha sido ungido por la divinidad. No sabemos si hubo muchos mesías en la época del Antiguo Testamento. Seguramente cientos de ellos, siendo uno de los más destacados Zorobabel, gobernador de Judea en 520 a.C. un Ungido de Yahvé que reconstruyó el templo de Jerusalén. Pero el primer "mesías histórico" del que tenemos constancia documental no aparece hasta la era cristiana en el siglo I. En los Hechos de los Apóstoles (5, 34-37) el fariseo Gamaliel, discípulo de Hillel y maestro de Pablo. Compara a Jesucristo con dos personajes de la misma naturaleza: Teudas ("se le adhirió un número de unos 400 hombres, cayó muerto y todos lo que le obedecían se disolvieron y acabaron en nada") y Judas el Galileo ("también él pereció y todos lo que le obedecían se dispersaron").

Según refiere Flavio Josefo, en La guerra de los judíos, Judas el Galileo era un revolucionario fundador de los zelotes (una secta judía ultranacionalista que defendía al mismo tiempo la liberación social y la sumisión plena a Dios). Judas incitó a la rebelión a los habitantes de Palestina, acusándoles de cobardía si aceptaban pagar tributos a los romanos. Por consiguiente, este judas era muchas cosas a la vez: un mesías que se creyó ungido por Dios, un revolucionario, un libertador y un bandolero.

Poco se sabe de Teudas, aunque el Nuevo testamento le coloca en la misma categoría que Judas el Galileo y también contemporáneo de Jesucristo. Es un agitador judío con ínfulas de mago. Teudas se cree portador de un mensaje religioso y convence a unos 400 hombres que le sigan hasta el río Jordán porque allí quiere repetir la salida de Egipto afirmando que el Jordán se abrirá ante él como el mar Rojo se abrió ante Moisés. Pero el procurador de Judea, Cuspio Fado, envía al lugar un escuadrón de caballería y hacen una escabechina mientras los seguidores de Teudas esperan infructuosamente que el río se abra a sus pies. El falso mesías muere decapitado frente a su querido río Jordán. Luego llevan su cabeza a Jerusalén donde es expuesta al público.

Aunque quizá el que más preponderancia mediática llegó a tener en esa época fue Simón el Mago (Hechos 8:9-24), pródigo en prodigios de toda clase. Con la aparición de Moisés de Creta, alrededor del 440, haciéndose pasar por el Mesías, los judíos creyeron había llegado el momento de recuperar la Tierra de sus ancestros. El Moisés de Creta se autoproclama Ungido de Dios y pretende a toda costa embarcar a los judíos de Creta en un nuevo éxodo. Sus fieles venden todos sus bienes y un buen día se reúnen en lo alto de un promontorio que domina el mar. Moisés les explica que el mar se abrirá y regresarán a Israel. Incluso le habla de que podrán caminar sobre las aguas. "¡Saltad!", les ordena a las masas. Un buen número de cretenses se zambulle en las aguas. La mayoría de los discípulos mueren ahogados.

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