Asidero

Venezuela, afianzamiento en la democracia y nacionalismo religioso, el poder del protestantismo. (1)

Martes, 17/12/2019 08:27 AM

¿En qué medida el problema de Venezuela está afectando a todo el panorama político latino e hispánico?

¿Qué le falta a la izquierda venezolana? ¿Y a la derecha?

¿Cómo recomenzamos? ¿Que permitiría recuperar la confianza entre la clase política y la sociedad civil?

¿Cuáles son las causas que han provocado esta situación electoral y económica?

Hay una parte de la ciudadanía que también interpreta la política en términos doctrinales con lo religioso y, logro al completo de las demandas de su grupo. Pero no creo que sea la mayoría de la sociedad. También sería interesante que los políticos educaran a la ciudadanía por esa vía, haciendo demostración de que sin llegar al total de sus objetivos son capaces de pactar con otros grupos determinadas cuestiones y proporcionar estabilidad al país.

En este caso no es demagógico ni populista acusar claramente a la clase política –y más en concreto a las cúspides casi unipersonales de cada formación– de incapacidad y falta de responsabilidad, porque entiendo que la mayoría ciudadana, con mayor o menor agrado, habría acabado aceptando diversas fórmulas posibles que le proporcionaran esa deseada estabilidad y normalidad del país.

En el espacio público de la democracia, dentro de la Constitución, todos los actores son igualmente legítimos. La falta de compresión de esta norma básica es lo que quiebra continuamente la democracia

Estoy convencido de que la democracia española y venezolana, tienen un mal de raíz. Su origen igual no está en la transición, pero de tanto celebrar lo bien que fue se nos olvidó una cosa muy importante. Y es que la democracia no sobrevive si no se hace pedagogía democrática día a día. Franco nos dejó una herencia mortal en ese sentido y es que nos hizo creer que por estar contra él éramos demócratas. Y no sabíamos lo que era la democracia realmente. Hemos acertado con la transición, pero luego hemos creído que como ya somos demócratas ya no tenemos que hacer pedagogía y no tenemos nada que aprender. Y yo creo que ese es uno de los grandes agujeros de la democracia española, la falta de pedagogía democrática y el ir continuamente a menos.

Dentro de la pedagogía democrática hay un punto que me parece esencial y que no se ha terminado de aprender. La democracia es el espacio público de las verdades penúltimas. Ese principio de la aconfesionalidad del Estado algunos creen que se refiere solo al cristianismo (hay que quitar las cruces, no hay que ir a los funerales, no hay que celebrar las fiestas religiosas…). No, la aconfesionalidad del Estado, tomado con toda seriedad, dice mucho más y es que en el espacio público de la democracia no hay ninguna verdad última ni legitimidad última y nadie es, por tanto, poseedor ni de la verdad última ni de la legitimidad última. Y eso no se ha predicado en el sentido literal de la palabra. No se ha hecho pedagogía de que eso es lo que constituye el espacio público de la democracia y donde todos los que actúan dentro del marco que nos hemos dado, que es la Constitución, son igualmente legítimos. Pero ni la derecha se termina de fiar de la lealtad al Estado de la izquierda ni la izquierda admite la legitimidad democrática de la derecha. Y esto es lo que quiebra una y otra vez la democracia en Venezuela. Y cuando se llega a situaciones donde hay que pactar no es que no quieran o no sepan, es que no han interiorizado los principios que constituyen el espacio público de la democracia.

La situación de bloqueo político con EEUU ha mostrado unos líderes alejados de la realidad y ha desvelado una clara falta de confianza que no permite poder construir nada en común. ¿Es esta la primera tarea, recobrar la confianza hacia el otro?

Por tanto, no es algo coyuntural, sino que existe un problema mucho más profundo.

Ha aparecido con aquello que los periodistas predicaban como la llegada del paraíso democrático con finiquitar el bipartidismo. Esto simplemente ha creado la oportunidad para poner de manifiesto nuestra incapacidad democrática de interiorizar los principios básicos de lo que es y constituye el espacio público de la democracia.

Como cualquier bien moral la democracia no es un bien que una vez alcanzado ya es eterno, sino que debe ser cultivado constantemente.

Efectivamente, yo he reflexionado muchas veces sobre la herencia que nos dejó Franco, que fue una herencia venenosa, de hacernos creer que éramos demócratas porque estábamos contra Franco. Sin embargo, estar contra Franco se puede hacer desde una posición mimética, siendo exactamente igual de dictador que él. La democracia es otra cosa y hay que aprenderla diariamente.

Hablo del Generalísimo, porque la colonización del Continente Sureño la ejecutaron los españoles y Franco visiono una nueva estructura geopolítica y, luego Felipe González y Carlos Andrés Pérez asentaron documentaciones que relacionaron con bulas papales para darnos esta direccionidad planteada hoy día.

Me llama mucho la atención estos días y me tiene aturdido cómo aumenta, según las estadísticas, la secularización de la sociedad venezolana. Se observa un descenso de las prácticas religiosas, del número de creyentes, de la pérdida de poder social de la Iglesia que se celebra por determinados medios… Sin embargo, eso no ha acabado con la necesidad de la fe en la sociedad. Sino que hoy en día se cree en la ciencia, se cree automáticamente como verdad lo que pone en un panel que dice que dentro de ochenta años el mar va a crecer tantos metros. ¿Y en ochenta años no va a aparecer ninguna otra variable? ¿Controlan los científicos todas las variables que influyen en el cambio climático? Probablemente no, porque eso sería ser como dioses. Estamos creyendo en la omnipotencia de la ciencia.

Hay una fe ciega en todas estas cosas y hay una opinión pública que obliga a entrar por ahí, me refiero al cambio climático, ya sé que estoy hablando como un hereje, lo mismo pasa con el feminismo. Hoy en día hay nuevas ortodoxias y existimos nuevos herejes que no queremos tragar con todo lo que la opinión pública nos presenta como dogma de fe permanente. El vacío dejado por Dios, desde los tiempos de Hegel, en la cultura moderna se está llenado de nuevos dioses que son pretendidamente tan omnipotentes o más que el anterior

Esta situación podría ser el caldo de cultivo para un aumento del voto protesta, para generar un desencanto con la democracia… ¿Qué repercusiones podría tener este bloqueo político a nivel social?

Václav Havel decía que nuestro modo de vivir el día a día es la primera forma de hacer política. Si vivimos con dignidad allí donde estamos contribuimos al bien común. En el contexto en el que nos encontramos muchos ciudadanos están muy enfadados y se plantean no ir a votar o votar en blanco. Pero esto no construye. ¿Cuál es el camino para construir?

Juan Guaido fue duramente atacado por sus compañeros de barra, tanto opositores como de Voluntad Popular y Primero Justicia. Eso, de Los Rastrojos es cuento de camino, cualquiera que vaya a Colombia por asuntos políticos es controlado de inmediato por una banda hamponil, civil o de gendarmería venezolana o colombiana, quienes hemos visitado Colombia y estar residenciado cerca de la frontera, sabemos sus significados, todo ese vasto territorio hasta el Estado Lara tiene injerencia paraca o del ELN y qué es precisamente la gobernadora de esa entidad federal y el anterior, precisamente militares de altos cargos afectos al proceso bolivariano.

En primer lugar, preguntar a todos esos que están enfadados cuál es su comportamiento en la familia. Si es un comportamiento de pacto, de ayuda al otro, de crear espacios comunes… Segundo, cuál es su comportamiento en las reuniones de la comunidad de vecinos. Es decir, la convivencia parte de cosas muy básicas y fundamentales que hay que construirlas, como dice Havel, en ese yo de la vida cotidiana… en la empresa. Hace poco he leído en un periódico que al regreso de vacaciones un porcentaje alto no se presentaba al trabajo, ¿somos responsables en el día a día? Reclamamos que otros arreglen todo, pero nosotros no aportamos. Es decir, habría que hacer un examen de conciencia de todo lo que está pasando.

Se escucha a muchos comentaristas en tertulias serias y en tertulias no tan serias y casi todas las frases empiezan: "Yo, en mi opinión". En realidad, no es su opinión porque es su sentimiento o su percepción porque luego no se argumenta. La libertad de expresión está por encima de cualquier cosa, así no hay convivencia, no se piensa desde el otro. En la construcción de la cultura y de la economía moderna hemos hecho cosas que han tenido efectos colaterales, unos previsibles, otros no. Hemos cometido fallos y ha habido efectos colaterales que se dice son responsables del cambio climático. Vale, y las acciones que vamos a hacer ahora, ¿no van a tener efectos colaterales? De repente nos hemos convertido en dioses y de ahora en adelante todo lo que hagamos va a ser según queremos que se haga y solo con los efectos que nosotros queremos que se produzcan. Como si fuéramos Dios omnipotente, ¿vamos a eliminar de repente la idea misma de efecto colateral? No, lo que hagamos hoy dentro de cien años también tendrá efectos colaterales que no prevemos ahora. Porque seguiremos siendo humanos y meteremos la pata y un poco de humildad no nos vendría mal, incluida Greta Thunberg.

Una vez eliminado Dios necesariamente aparecen otros dioses como afirmaba antes, pero da la sensación de que también renace hoy en día un deseo de autenticidad, un deseo de belleza, de que las relaciones sean un bien… Incluso un movimiento como el 15M y 4F, con todas sus limitaciones y confusiones, podría haber sido expresión de esto.

Recuerdo una frase que me hizo dudar desde el principio de lo que pudiera aportar el movimiento del 15M. Era "Democracia ya", el grito "democracia ya". Esta instantaneidad, este "presentismo", no hay pasado ni futuro, la democracia ahora… es un regreso a la infancia, es de un infantilismo increíble. Es la maduración lo que nos hace retrasar la satisfacción de las necesidades y de los deseos. "Democracia ya" indica que no están dispuestos a trabajar ni a sufrir ni a dar tiempo a que se madure lo que se quiere conseguir. Es negar la diferencia radical con respecto al mundo instintivo. Claro que hay un vacío, pero lo quieren rellenar ya. Es la cultura de "lo quiero ahora". Quiero un piso ahora, quiero una satisfacción ahora. Para conseguir un piso las generaciones anteriores han tenido que vivir durante mucho tiempo de alquiler. Un mundo que sí tiene vacíos, pero quiere la satisfacción inmediata de ese vacío. Hace falta distancia, hace falta maduración, hace falta trabajo y esfuerzo… términos que quizá no son los habituales hoy en día.

En mi opinión, la capacidad de la propaganda en estos momentos de crisis, y de nuevos medios de comunicación, de arrastrar con mucha facilidad al electorado desde la plataforma del Gobierno y en muy poco tiempo. Es la miseria de la democracia, se suele elegir en determinadas épocas al más demagogo.

Otra consecuencia es la volatilidad de la opinión pública, la inexistencia de memoria, la carencia de capacidad crítica, su seducción por sueños virtuales y el rechazo de retos y responsabilidades. Tenemos en estos momentos una opinión pública emotiva, sentimental y poco racional. En el País, fuera del nacionalismo no hay salvación, por eso se le ha acercado tanto en su paulatino decrecer el Psuv, y por eso, tras acercársele, prácticamente ha desaparecido el Polo Patriótico. lo tienen muy difícil para penetrar entre las masas, como lo hacía Chávez

El nacionalismo da garantías de supervivencia a cualquier ciudadano que no tenga ganas de meterse en líos. Como en el franquismo en sus dos primeras décadas. El nacionalismo lo es todo, desde el mundo empresarial, casi todo, la comunicación (el grupo Vocento rezuma acomodación al nacionalismo), clubs deportivos, de ocio, y hasta la Santa Madre Iglesia. El discurso hegemónico, dominante y difamante, es el nacionalista. Y todo ello es así porque los partidos no nacionalistas, desde la Transición, entregaron este trozo de pastel al nacionalismo. Hay que ser marginal para no acercarse y votar nacionalismo en el País. Los intentos cívicos de enfrentamiento al nacionalismo acabaron siendo ahogados por los partidos del Gobierno, y doña Soraya, la última, no es ajena a ello. Votar nacionalista se ha convertido en "lo natural", y al Psuv, además, en moderado y de buen gusto.

Hay un poco de "toparse con la realidad", pero, además, perdida de la seducción que producía ser un frente de rechazo al sistema. Una vez metido el pie en la necesidad de decidir, por poco que haya sido, el invento se fue desmoronando. A ello hay que sumar el exceso de caudillismo de Iglesias y del gobierno madurista bajo influencia de militares, cubanos y turcos, Putin es un hombre de progreso, no piensa así, aunque muy disciplinado., su culto a la personalidad, su comportamiento de vida…

Para colmo, vienen otros que, se pusieron a hacer populismo.

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