Es triste ver como un militar venezolano, como el mayor Hugo Parra Martínez, se lamenta en un refugio-cárcel el haberse dejado engañar por Juan Guaidó (el diputado en desacato), para nada, y, hoy, lamentablemente, se encuentra sin nada, pues todo lo perdió por oír las palabras de engaño del autoproclamado presidente interino de Venezuela. Como este militar se encuentran otros que también creyeron que tumbar a Maduro era más fácil que soplar una botella.
En efecto, el mayor Parra Martínez, se encuentra recluido en "Winn Correctional Center de Loisiana, Estados Unidos. Se trata de una cárcel estadounidense que es centro de retención para inmigrantes que aun guardan la esperanza de que le resuelvan su problema; y desde allí suena su voz: "Caí en un saco y ahora estoy en el fondo. Perdí todo: mi familia, mi casa y mi carrera. Todo por pararle bolas a las palabras de Juan Guaidó. Me entregué a las autoridades migratorias de Estados Unidos en el Puente Internacional II de Laredo, México, el 11 de abril.
El mayor Parra Martínez, sufre, como sufren otros militares que oyeron los cantos de sirena del susodicho señor aficionado al modelaje. También Erick Molina, otro de los militares desertores, se lamenta del abandono en que se encuentran: "Nos dejamos engañar y ahora la estamos pagando de lo lindo. Pensamos que como el gobierno de Estados Unidos fue el que infló a Guaidó, y, es además, su aliado de él, hablarían entre ellos y nos ayudarían a solucionar nuestros problemas, creados una vez que le oímos sus promesas, y quedamos como la guayabera".
Historias peores están viviendo otros militares desertores, que brincaron la talanquera en Cúcuta, y desde ese momento comenzaron a vivir un infierno: sin patria, sin familia, sin casa, sin carrera, sin dinero y abandonados a la buena de Dios. Ojalá a estos compatriotas se les abra alguna opción que les permita salir de esa situación tan triste y lamentable.