El terror en Venezuela como recurso "democrático"

Lunes, 06/01/2020 08:16 AM

Después de la derrota politica y militar del conocido como periodo de la Lucha Armada, mi viejo saldo esa cuenta y comenzaron a llegar a la casas libros de Roger Garaudy y Santiago Carrillo entre otros algunos textos de editorial Icaria y libros de Teodoro Petkoff y los de Domingo Alberto Rangel, frente a mi casa se había mudado una familia (creo que eran familia del asesino de Humberto Méndez Figueredo, joven universitario asesinado por un agente de la DIGEPOL al salir de mi casa) eso creo e imagino que así fue ya que vivieron en esa casa durante algunos años, esos chicos luego devinieron en militantes creo que de Ruptura y del douglismo (Douglas Bravo) lo tenían en su santoral revolucionario. En mis años de infancia Christian y Rico creo que así se llamaban estaban en un cruzado de apoyo a la adequidad reinante y a intentar convencernos de el futuro luminoso que nos esperaba si nos convertíamos a cristo. Hoy uno de ellos al parecer sigue teniendo la misma intención de intentar hacer de un gobierno represor la luz que iluminara nuestro futuro, sustituyo la biblia por algunas consignas y algunos señalamientos a quien no piense como él.

Mi viejo era hasta el final de sus días un absoluto antimilitarista y fue leyendo obras de Malatesta y Bakunin que caían en sus manos, hablaba con bastante propiedad el esperanto y la batalla social la dio hasta el último día de su vida, ya había pasado por el PCV del cual se había retirado después de sus años de militancia en los años de la anterior dictadura cívica/militar un poco menos vulgar en sus métodos y más exitosa en lo económica que la actual. Tengo que aclarar esto de la separación del PCV ya que mi viejo conoció a Domingo Alberto y a Simón Sáez Mérida en los años 50s del siglo XX y luego de la invasión a Hungría por parte de las tropas de la desaparecida URSS, comenzó a ver con suspicacia al modelo soviético, lo cierto es que muchos de sus amigos eran del PCV aunque sus años en los 60s del siglo pasado los paso en el MIR y en los 70s en el MAS. Luego vendrían reencuentros poco disciplinados con el MIR de Moisés Moleiro en Carabobo.

Lo que acaba de pasar en los espacios cercanos al Capitolio Nacional o el recinto donde hace vida política nuestro malogrado poder legislativo es solo comparable a los tiempos más oscuros de las dictaduras militares o cívico/militares de Latinoamérica, la persecución, la amenaza, el crimen político, la desaparición, la destrucción del aparato productivo venezolano, la venta o entrega de decenas de miles de kilómetros cuadrados a las trasnacionales, la destrucción de bosques gigantescos, la censura a medios impresos, digitales, radiofónicos, la huida de millones de venezolanos del territorio nacional, la delación la tortura, la incorporación como informantes de los servicios de seguridad el Estado a antiguos escritores o conocidos como poetas, la compra de conciencias por cajas de supervivencia, la entrega de amigos a los órganos de seguridad del Estado por antiguos militantes de izquierda hoy al servicio de los órganos de represión del Estado, la negación de documentos de identidad a quien se oponga, escriba, hable, critique a quien nos gobierna, la politización de la Fuerza Armada, la destrucción de las universidades, la prisión a dirigentes sindicales, la transformación de espacios culturales (museos, casas de culturas, escuelas) en centros de espionaje y observación de la disidencia política, etc.

Hoy en la Venezuela madurista el único poder es el de la FANB, ejercicio que está destinado a destruir cualquier intento de civilidad o de ejercicio democrático, intento de ejercicio de libertades o intención de criticar el tenebroso estado de cosas en que se encuentra la nación.

La acciones de perversión militar, que darían vergüenza y asco a cualquier ejército que se precie de serlo son solo un ejemplo más de la falta de institución que se vive en el país, un ejército que cumplió su sueño de ver a la civilidad republicana a su disposición, una sociedad civil atemorizada, aterrorizada por hombres de fusil y bayoneta que parecen celadores de ese gran campo de concentración en que convirtieron a Venezuela, a esa fantasmal fila de empresas quebradas bajo la administración de las bayonetas, de personajes que se prestan a servir a los órganos de seguridad del Estado, poetastros que como algunos se prestan a tener y a realizar listas negras en sus lugares de trabajo y de actividad social.

En Venezuela se acaba de impedir la entrada a decenas de diputados electos, se allanaron sus casas, se detienen y se torturan y algunos como Christian, Hermes y otros poetas menores celebran la represión y hacen el papel de alfombra a los hombres de bota y bayoneta. En Venezuela la represión está a la orden del día y la izquierda latinoamericana en su mayoría aplaude a los milicos, aplauden la represión ya que para ellos es la represión revolucionaria.

Ya llegará el momento en que se abran los archivos de los servicios de inteligencia, de los cuarteles, de los pagados, de los contratados, de los informantes, de los señaladores, de los que vendieron al primo y al hermano, de quienes recibían dinero de nuestras embajadas, ya lo veremos y ese día comprenderemos hasta donde llegó la infamia del gobierno de Chávez y Maduro.

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