Caracas: capital del antiimperialismo continental

Sábado, 25/01/2020 08:39 AM

Del 22 al 24 del presente mes, se celebró en las instalaciones del Hotel Alba Caracas la Cumbre Antiimperialista, la Soberanía y la Paz, como continuidad de los acuerdos del XXV Foro de Sao Paulo, celebrado a finales del mes de julio en la cuna del hombre más grande que ha parido el continente: Simón Bolívar.

Caracas convoca y se constituye, una vez más, en el centro de todas nuestras luchas por la segunda y definitiva independencia en América Latina y el Caribe.

En estos tiempos de dinámica geopolítica internacional, se demuestra el tremendo liderazgo, capacidad organizativa y de liderazgo del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y la creciente solidaridad de partidos y organizaciones de izquierda y movimientos sociales con la noble causa de la Revolución Bolivariana y chavista, en un momento de particulares complejidades.

Confiamos que el paso de este importantísimo encuentro, el cual se produce a la par de la reunión o supuesta Cumbre Antiterrorista convocada en Bogotá por los gobiernos neoliberales del continente, que buscan aniquilar el ejemplo de la Revolución Bolivariana, constituya un importante paso cualitativo para el logro de una mayor conciencia colectiva sobre la necesidad de avanzar en la construcción de la más amplia unidad continental, desde los valores integracionistas simbolizados por Simón Bolívar, José Martí, Fidel Castro y Hugo Chávez, continuados por Maduro y Díaz Canel.

Es evidente que se ha intensificado la conducta agresiva del imperialismo estadounidense contra nuestra región. Como expresara el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba Raúl Castro Ruz, durante el acto de proclamación de la nueva constitución cubana, y cito, "lo hace en nombre de la Doctrina Monroe, con un arrogante desprecio macartista hacia el socialismo, la libre determinación de los pueblos y los derechos soberanos de los países de la región."

El presidente Donald Trump proclama la vigencia de la Doctrina Monroe y apela al macartismo para preservar la dominación imperialista sobre los recursos naturales en el continente, impedir el ejercicio de la soberanía nacional y las aspiraciones de integración y cooperación regional de nuestros pueblos. Busca establecer su hegemonía unipolar a escala mundial y hemisférica; eliminar los modelos progresistas, revolucionarios y alternativos al capitalismo salvaje; revertir las conquistas políticas y sociales e imponer modelos neoliberales sin importarle el Derecho Internacional, ni el bienestar de nuestros pueblos.

Cuba y Venezuela son los principales blancos de ataque de la administración Trump, pero es importante expresar que no son estas naciones las responsables de la ira de los pueblos que se rebelan contra el neoliberalismo reciclado que nos pretenden imponer nuevamente a sangre y fuego. Las legítimas protestas y masivas movilizaciones populares que se han registrado en el continente, en particular en el Estado Plurinacional de Bolivia, Chile, Ecuador, Colombia, Brasil, son causadas por la pobreza y la creciente desigualdad en la distribución de la riqueza, y por otro lado por la actuación de aquellos que usurpan el poder o traicionan la causa revolucionaria. Ellas revelan la profunda crisis de los sistemas políticos, la falta de democracia verdadera, el descrédito de los partidos conservadores tradicionales y la protesta en contra de la corrupción histórica, típica de las dictaduras militares y gobiernos de derecha.

El líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, en 1993, uno de los años más difíciles del período especial, afirmó: "El neoliberalismo no tiene porvenir y llegará el momento en que todo eso empiece a cuestionarse, pero tiene que pasar el tiempo, y mientras tanto, tenemos que estar ahí luchando por las cosas más justas, por las ideas más correctas, formando conciencia. Es muy importante que los pueblos tomen conciencia, y los pueblos van a tomar conciencia en la medida en que ven que estas recetas no resuelven los problemas."

El Golpe de Estado del 10 de noviembre de 2019 en Bolivia, orquestado por el gobierno de los Estados Unidos, utilizando como instrumento a la OEA y a la oligarquía local, es otra demostración más de la naturaleza agresiva del imperialismo. Debemos reiterar nuestra condena al Golpe de Estado, a la brutal represión desatada al movimiento social de izquierda y progresista, además de expresar nuestras muestras de solidaridad con el compañero Evo Morales Ayma y el pueblo boliviano.

A su vez, reiteramos el llamado a la movilización mundial por el restablecimiento de la plena libertad del compañero Lula, el reconocimiento de su inocencia y la restitución de sus derechos políticos, debido a los riesgos que aún persisten por parte de un sistema de justicia corrompido que amenaza con volverlo a poner de nuevo en la cárcel.

Al gobierno, pueblo y Frente Sandinista de Nicaragua, liderados por el presidente Daniel Ortega, que enfrenta con éxito los intentos de desestabilización y medidas coercitivas unilaterales estadounidenses, reiteramos nuestra solidaridad y apoyo.

Mientras el gobierno de Estados Unidos continúa su guerra no convencional para intentar derrocar al gobierno legítimamente constituido del Presidente Nicolás Maduro Moros e invoca el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), ratificamos la voluntad inquebrantable de mantener la unidad, cooperación y solidaridad con el gobierno y el pueblo venezolanos, en cualquier circunstancia.

Agradecemos la solidaridad militante e internacionalista no sólo con el Presidente Constitucional y legítimo, Nicolás Maduro Moros, sino con la Revolución Bolivariana y chavista, la unión cívico-militar y hacemos un llamado a todos los pueblos y gobiernos del mundo a defender la paz y a oponerse unidos, por encima de diferencias políticas o ideológicas, para detener una nueva intervención militar imperialista en la América Latina y el Caribe que dañará la independencia, la soberanía y los intereses de los pueblos del Río Bravo a la Patagonia.

Como alertó en su momento el General de Ejército Raúl Castro Ruz: "la agresión y la violencia golpista contra Venezuela dañan a toda ‘Nuestra América’ y solo benefician los intereses de quienes se empeñan en dividirnos para ejercer su dominación sobre nuestros pueblos, sin que les importe generar conflictos de consecuencias incalculables en esta región, como los que estamos presenciando en diferentes lugares del mundo."

Se decide hoy en Venezuela la soberanía y dignidad de América Latina y el Caribe y de los pueblos del Sur. Se decide también la supervivencia de las normas del Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas. Se define si la legitimidad de un gobierno emana de la voluntad expresa y soberana de su pueblo o del reconocimiento de potencias extranjeras.

En Venezuela se prueba la capacidad de la izquierda latinoamericana, caribeña y mundial de unir esfuerzos en defensa de la paz.

Luchar por Venezuela es luchar por la integración de la región, por el respeto a la soberanía y la independencia de Nuestra América.

La resistencia victoriosa de la Revolución Bolivariana, la Revolución Sandinista y la Revolución Cubana demuestran que si es posible derrotar al imperialismo.

Al mismo tiempo, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en México, que defiende los principios de no intervención y respeto a la soberanía, y el de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Argentina, expresan el rechazo inequívoco de esas naciones a las fórmulas neoliberales.

Los partidos políticos progresistas y de izquierda, así como las organizaciones y movimientos sociales del continente estamos llamados a alcanzar y fortalecer la unidad en la diversidad, afianzando nuestras coincidencias por encima de diferencias culturales, regionales, étnicas, religiosas o de otra naturaleza, debe ser el principal estandarte para nuestra victoria, frente a las aspiraciones desestabilizadoras e injerencistas del Imperio.

Es un imperativo dar con más intensidad la batalla en el terreno comunicacional, especialmente en las redes sociales, y fortalecer la formación cultural y política de nuestros militantes.

Otra prioridad es la batalla económica. El enemigo ha convertido la economía en el primer objetivo a destruir. No solo porque es el camino a la destrucción de la Revolución, sino porque es un modo de demostrar que el socialismo es un sistema inviable. Y cada minuto de la resistencia a la agresión que está demostrando justamente lo contrario: que solo el socialismo hace posible el milagro de una pequeña nación victoriosa frente a un poderoso imperio que no ha podido rendirla, ni podrá.

La agresión económica, por muy dura que sea, las amenazas y chantajes, no nos arrancarán ni una sola concesión, desde la República Bolivariana de Venezuela, es importante dejar claro que nada ni nadie nos intimida, y la libertad conquistada, expresión del legado del Comandante Inolvidable Hugo Chávez, la defenderemos al precio que sea necesario.

Por ello, es que seguiremos en combate. Pese a errores y fallas que sin duda hemos cometido.

¡Alerta, Alerta! ¡Alerta que camina! ¡La Espada de Bolívar por América Latina!

¡Leales Siempre! ¡Traidores Nunca!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!

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