11 de septiembre de 1973, 4 de febrero de 1992 la diferencia es solo que uno fue un golpe de Estado exitoso

Martes, 04/02/2020 07:02 AM

Me causa cierta suspicacia que los militaristas de siempre critican el golpe de Estado de Pinochet, pero aplauden "la rebelión" cívico militar del 4 de febrero de 1992, ambos levantamientos militares fueron contra dos presidentes legítimamente electos, ambos socialdemócratas por cierto el gobierno de Carlos Andrés Pérez le otorgó asilo a decenas de miles de chilenos víctimas del homónimo andino de Padrino López o sea Augusto Pinochet. Pero en ambos casos fue el gorilaje militar levantado con apoyo de sectores civiles muy reducidos quienes alzaron sus armas y calaron sus bayonetas, violaron su juramento de lealtad a su comandante en jefe, se respetó a la constitución. Luego se impusieron a los poderes civiles, demostraron su totalitarismo y pusieron a los poderes civiles y las instituciones a sus pies. Todo quien levantara cabeza en Chile era aplastado, todo quien haga frente a los poderes en Venezuela es vapuleado, aplastado, encarcelado, torturado, desaparecido, ignorado, censurado.

La banda militarista y militarizada intento desde el principio borrar todo vestigio de sociedad civil, controlando los sindicatos, ahogando las editoriales, destruyendo empresas y sindicatos, deteniendo periodistas, reventando universidades y centros de investigación, haciendo que el país casi en su totalidad viviera desinformado, convirtiendo una nación receptora de personas, en una que expulsa a sus habitantes, el 4 de febrero de 1992 fue solo un cuartelazo militar con apoyo de algunos civiles, como el golpe de Estado de Pinochet fue avalado, secundado por organizaciones tipo Patria y Libertad que en lo práctico como organismos paramilitares poco tienen que envidiarle a grupos como los "Colectivos".

Los militares y algunos están en la algarabía, en la celebración que convirtió a viejos críticos en informantes, en colaboracionistas, en perseguidores. A escritores en redactores de octavillas, en abyectos socios muy minoritarios de milicos que ni siquiera los desprecian, una nación de donde huyen millones, donde el hermano entrega al hermano, donde la tortura es moneda corriente, donde levantar la voz significa firmar tu sentencia, donde los calabozos para los presos políticos están situados a diez metros bajo tierra, donde la coima esta al parecer fijada o establecida en algún código genético de quien te debería proteger.

Nada se tiene que celebrar el 4 de febrero, deberíamos poner nuestra bandera media asta como símbolo de duelo por los decenas de miles de venezolanos asesinados, de los venezolanos que se marcharon, de quienes sufrieron el destierro, de quienes están detenidos, de los obreros sometidos a tortura, de los sindicatos tomados por cabilleros, porros del régimen. Por los amigos perdidos en la vorágine, por quienes se han suicidado en su desesperanza, por los miles de muertos en los hospitales, por la democracia herida, por la patria atormentada bajo la bota.

El 4 de febrero fue el principio de una tormenta de dolor, de miseria, de persecución implacable, de señalamientos criminales, de acciones intimidatorias, del fin de las librerías, del acoso a quien piense distinto, de la militarización de la civilidad, de las botas impuesta a los votos, del hambre que invadió calles y veredas, del fin de la soberanía, de la destrucción de nuestro modesto aparato productivo, de las declaraciones de guerras de fantasía, del descubrir el miedo con traje de camuflaje, de pupitres vacíos.

El 4 de febrero es el inicio esta piscina de miedo, corrupción, censura que ya tiene veintiún años arrinconando a todas y cada una de las libertades de un Estado moderno, democrático y respetuoso de los DDHH, de falsas fórmulas propagandísticas donde intentan al igual que Pinochet hacer de todo opositor un agente de alguna potencia extranjera, intentan convertir la disidencia en enemiga, la palabra libre en un acto de sabotaje, para los homónimos venezolanos de Pinochet el opositor bueno es el que ya no existe.

En ambos casos el golpe de Estado exitoso en Chile del año 1973 y el fracasado de Venezuela de 1992 lo único cierto es que fue contra las instituciones civiles, unos hablaban de la penetración soviética y otro de la penetración de USA, de los controles que estas dos potencias ejercían sobre los países antes mencionados. En el caso de Venezuela no nombraron ni por asomo que teníamos una nación que había destituido a un presidente de la república con acciones legales, que habíamos colaborado con la reconquista de Panamá de su canal, que fuimos parte muy importante en la victoria sandinista contra la anterior dictadura, que Venezuela tenía relaciones respetuosas con Cuba. Que nuestro pasaporte era recibido por la mayor parte de los países de la tierra sin necesidad de visado. Claro que el 4 de febrero de 1992 fue el comienzo de una pesadilla y que Venezuela está por despertar.

Notas a pie de página: La biblia se refiere a dos hermanos Caín y Abel ambos compartían el paraíso con sus padres (no entiendo la razón por la cual el vegano de Caín es el malo de la historia) en Valencia la de Venezuela Vivían dos hermanos. Chucho y Omar el segundo se volvió un barbado de papel, nunca fue un tipo interesante, tampoco carismático o que hubiera realizado un acto inteligente o valiente alguna vez en su vida, vivió y vive para reptar y así se mantiene. Omar M así crece hablador y timorato. De "Chucho" solo tengo nobles recuerdos un tipo simpático y valiente, decidido y algo temperamental. En todo caso el Caín de Omar M, sigue en Valencia haciéndole la vida imposible a más de un mortal. La última ocasión lo vi en las termales de Trincheras, temblaba como una hoja. Cosa extraña temblaba en medio de un calor sofocante no era adrenalina el miedo se veía en su mirada.

 

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