Nieto de mi corazón, hoy 14 de febrero, día del amor y la amistad, cumples dos añitos de vida. Por Dios, Benjamín, cómo pasa el tiempo tan rápido. Dentro de trece años más serás un adolescente de 15 años. Estarás cumpliendo tus tareas educativas en el bachillerato. He hecho un alto en mi actividad de aprendiz de escritor, para redactar este mensaje. Lo podrás leer cuando tengas la edad adecuada, gracias a la bondad de tus padres que comprendieron mi angustia de abuelo, y conservarán el mensaje.
Benjamín: la vida no es fácil. Además, es corta, y hay que aprovecharla al máximo. Yo la aproveché. A ti te toca no sólo aprovecharla, sino preservarla. La vida es un proceso que termina con la muerte. Y en ese proceso se presentan muchos peligros que tendrás que esquivar para que tus metas y tus objetivos se realicen. En el proceso de la vida se atraviesa el alcohol, el tabaco o cigarrillo, y el sexo desbocado, que son las puertas hacia el infierno de las drogas. Toda sustancia de esa naturaleza líquida los sueños de muchos jóvenes, como tú. Al momento de escribirte este mensaje, cuento con 82 años de edad bien vividos, en los cuales me mantuve alejado del alcohol y el tabaco. Llegué a ingerir licor, pero con moderación. Nunca llegué a fumar, y menos ser pasta de la mortífera droga. Por eso, a mi edad, disfruto de mi cerebro, de manera íntegra, y responde a mis exigencias, con prontitud.
Te toca vivir en una época, tal vez, más agitada que la mía. Cuando llegues a la Universidad, espero de todo corazón, que llegues indemne, y que así te mantengas por el resto de tus días. Las sustancias prohibidas, son utilizadas por almas perversas, para dañar a mucha gente y destruir a familias enteras. Te exhorto, como lo hago con tus hermanas, Arantza y Micaela, para que se mantengan alejados de las drogas y sus efectos mortíferos. Naciste un 14 de febrero, día del amor y la amistad. Espero, pues, que ames tu vida, que te ames a ti mismo para que puedas amar a tus padres. Recuerda: ¡La vida es corta, pero es buena! ¡Viva la vida!
Tu abuelo