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En la nueva Venezuela: ¡La política como apostolado!

Viernes, 21/02/2020 07:33 AM

"La política ha sido mi quehacer fundamental a lo largo de mi vida. Al aceptar el pedido de varias personalidades de la provincia de Castilla y tomar la decisión de participar en el proceso electoral en 1939, pensé que debía hacer de la política un apostolado al servicio del departamento de Arequipa y de sus hijos. Estuve muy lejos de aquellos inescrupulosos que toman la política con afán de figuración y, sobre todo, de los que van al cargo político con el impúdico propósito de enriquecerse; esos que impropiamente se llaman políticos son culpables del desprestigio que sufre la política, porque van a ella carentes de ideales y de propósitos constructivos; muchos van con el vergonzoso propósito de disfrutar de la influencia en los poderes del Estado y lo más condenable todavía para aprovecharse del cargo para negociar influencias y disfrutar ilícita y vergonzosamente de beneficios. Frente a este lastimoso cuadro es urgente que las nuevas generaciones reaccionen enérgicamente condenando la conducta vergonzosa de los oportunistas que hacen de la política un trampolín para obtener ilícitamente la influencia del cargo que ejercen. Frente a este cuadro sombrío e inmoral, es urgente que las nuevas generaciones con amor a la patria y a la moral, realicen una vigorosa cruzada cívica nacional para lograr la recuperación moral del Perú y poner toda su energía en provecho del desarrollo cívico y económico de nuestros compatriotas para lograr un Perú mejor para todos los peruanos. En esta tarea corresponde a Arequipa primordial papel". Fin de la cita. Javier de Belaúnde Ruiz de Somocurcio.

El gran desafío de la Venezuela pos hiperinflacionaria y corrupta, será el gran reto de desvincular a la política actual, de algo que lo han puesto "tan sucio", para convertirlo en un apostolado, que es algo "tan bello". En una sociedad como la venezolana, deshumanizada, y anárquica en todos los ámbitos de la vida, cotidiana, social y económica, y sobre todo, la falta de fe extrema por solucionar esta debacle, en un país, cada vez mas agnóstico y sin Dios. Es cuando un venezolano que padece de hambre, sin dinero para comer, y enfermo sin recursos para poder cubrir los costos de su enfermedad, y donde la mayoría vive apegada a la doctrina de Jesús, se hace más fuerte en sus convicciones. Ahí es cuando el líder político, debe buscar con más empuje ayudar a salir de ese letargo a sus semejantes venezolanos, demostrando el testimonio de su fe como político, el bien hacia esas personas desatendidas, en cada asunto de la desgraciada cotidianidad diaria. Con la familia, en el trabajo, con los vecinos etcétera.

En estos tiempos de la Venezuela hiperinflacionaria que corren tan difíciles, de crisis económica, y de desgarro moral de la sociedad. Es cuando los políticos tienen la obligación de poner en práctica la sagrada misión de su vocación de servicio, amplitud, de criterio, y sensibilidad humana.

Demostrándole al sufrido pueblo venezolano, que somos cristianos, y que nuestro fondo espiritual, por darle calidad de vida a nuestro pueblo proviene de lo sobrenatural del Dios creador. Somos personas, cuya fe, y creencias políticas aprendidas donde, muchos nos formamos políticamente, representa un todo, en nuestras vidas. Somos personas, que nos movemos entre todos los demás venezolanos sufridos, pero como la política es un apostolado, donde debemos tener un carácter que nos haga especiales, y diferentes, ante nuestro sufrido pueblo.

Creemos los formados dentro de la izquierda cristiana, en que la labor del apostolado político, es la pieza clave, para que esta sociedad venezolana, hoy llena de corrupciones a todos los niveles, mejore con el ejemplo, y las enseñanzas de nuestra clase política, que tenga la vocación de reconstruir a Venezuela con la ayuda de nuestro Señor.

Se está muy claro, que la población por la polarización de estos días tenebrosos, se ha ido radicalizando, sobre todo, en lo que se refiere a la postura, en cuanto a una posible salida electoral. Posiblemente torpedeada por asuntos oscuros de todo tipo, desde el mecánico que roba a una persona para repararle su vehículo, hasta temas, como la especulación, y la falta en muchas ocasiones, de la sensibilidad humana, y de adaptación con los tiempos que corren de la diáspora que deja sin juventud, y sin talento a nuestra querida Venezuela.

Pero eso no quiere decir, que los políticos, de todas las tendencias tanto de centro, izquierda o derecha, deben tener en alto, y muy enraizada su fe en la recuperación del país. No se puede seguir dando un mal ejemplo a nuestros semejantes, con malas actuaciones, y obras delictuales, con una forma peculiar perezosa de ver la vida. Intentando en el día a día, ser verdaderos apóstoles políticos, y discípulos del Maestro.

Hay muchas personas donde está, ese 1% que desangra al país, con la especulación, legitimación de capitales, trafico de dinero, drogas, minería ilegal, destrucción de las empresas públicas, y de su infraestructura, más de las que imaginamos, cuyas acciones les están ayudando mucho a destruir a Venezuela, enriqueciéndose groseramente bajo las sombras del poder, para vivir como reyes, en estos días tan duros, penosos, y aciagos de la Venezuela decadente.

Eso sí, hay que tener la convicción plena de que vendrán tiempos mejores. Y que nuestros futuros gobernantes se pondrán las pilas, para dirigir con alza de miras este barco, casi zozobrado, que se llama Venezuela, y llevarlo a Puerto Seguro.

Por eso, con el buen hacer de todos, y el trabajo común, llegaremos a buen puerto. Y por eso, los políticos con formación, y conciencia, que son la militancia de base de la fe, del sufrido pueblo venezolano, que es su verdadera fuerza laboral, social, económica, profesional, deben estar ahí.

Ayudando, a hacer una patria más justa y mejor, donde todos alcancemos el estado de bienestar que nos pertenece por derecho, y que hemos perdido, por la mala gestión de unos gobernantes, durante estos últimos años, que nos puede hacer desaparecer como nación, cuando permitimos que nos colonicen extranjeros de la peor calaña, que explotan sin misericordia al trabajador venezolano, y se roban las riquezas del país en detrimento de las nuevas generaciones que vienen atrás.

La política supone vivir en sociedad o comunidad. A veces somos pastores, a veces ovejas y, otras, nos perdemos, y nos tienen que ir a buscar. Estar en política no es sólo pertenecer a una comunidad, sino además ser servidor, y vocero de esas comunidades.

El apostolado político debe ser la prodigiosa inquietud, y la transformación de este "desastre social". Esto se hace desde una actitud de diálogo y respeto. No desde la imposición, que es lo que ha caracterizado en estos años.

En mi manera de hacer política. No ha sido el de hacer política totalitaria, es la inspiración cristiana para la política. En mi caso, es el encuentro de nuestro pueblo con Jesucristo, en un manantial místico donde se ordenen los afectos y se activen las convicciones para construir entre todos un gran país.

Creo que la militancia en un partido o movimiento no debe ser excluyente de otros tipos de apostolado público, o político. Hay muchas otras maneras de expresarlo. Tarek William Saab, por ejemplo, fue el mejor gobernador del estado venezolano de Anzoátegui hasta ahora, y pudo hacerlo bien, y como Defensor del Pueblo, y Fiscal General de la Republica, puede hacerlo, y lo ha hecho bien, dejando ver, que su figura es mucho más grande, y trascendente que la militancia especifica. El apostolado político debe funcionar como denuncia del pecado social, y por la restauración del bienestar socioeconómico una especie de tierra prometida, lo que me parece fecundamente apostólico. Será un gran desafío, también, reencontrar a la gente con la política. En mi criterio creo que debiera ser al revés, que la política se reencuentre con la gente: ingresando "la lógica" de la gratuidad en la política, alejando de ella lo que hasta ahora parece puro cálculo, retaliación e interés personal.

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