Todo espacio en su interior tiene códigos propios, como los electrones que giran alrededor del núcleo, un tanto distante de la comprensión que se ha venido teniendo de la comunidad, un vuelco a la palabra común, que sé mal interpreto en su definición, digo mal, basándome en la buena fe de los que les encanta encasillar, todo lo espontáneo de la naturaleza, porque su significado ha estado asignado de una homogenización de sus características y comportamiento.
Su código inicial, está en la praxis de compartir un territorio común, un tanto superflua como asiento de una población, pero estratégico, para crear toda una carga de apego con lo tangible, si no que lo digan los amigos que se encargan de investigar los "topo", entre ellos la toposignia y la topofigológia.
Es la necesidad del otro, para la solución en conjunto de los problemas, es el reflejo de un espejo de la cotidianidad, en donde el otro es mi representación, es una auto-respuesta de esas condiciones naturales del ser humano, secreto divino que se esconde en el interior, donde los investigadores no pueden llegar. Es un don, que no todos los seres humanos logran desarrollar, porque las relaciones de colaboración, respeto, cooperación, humildad, reciprocidad, cortesía, participación, etc; se aprenden y se enseñan.
Es curiosos descubrir como la disposición en el espacio físico, revela las relaciones sociales o de poder. Los nómadas, cazadores-recolectores, interpretaban la superficie de su territorio en relación con su acción de búsqueda del sustento y los sedentarios, agricultores, estacionario, construían su mundo alrededor de círculos concéntricos, de ese lugar en donde guardaban sus semillas o los graneros. Pero un proceso aparentemente ordenado, se produce en cada contexto por circunstancias históricas particulares.
Esta característica espacial la señala Beatriz Ceballo, cuando puntualiza que la estructura del espacio está definida como un producto social, que resume la dinámica desencadenada por los grupos humanos al relacionarse con su medio; dinámica que responde a propósitos bien definidos propios de condiciones históricas dadas.
El espacio articulado con un tiempo crono, hace de las estructuras sociales, una especie de esquema cíclico ideológico, que tiene que ver con la transformación de las estructuras propiamente desde las lógicas capitalistas, que presentan un agotamiento en todos sus mecanismos de re-equilibrio que son insuficiente, en las condiciones históricas que estamos viviendo y que pueden provocar un estallido social.