Vestimenta socialista, fraudes y la canta popular venezolana

Martes, 10/03/2020 03:08 AM

Desde lejanos tiempos... desde que el hombre empezó a agruparse, a compartir con otros, se ha propuesto quizá impulsado por necesidades, y el desarrollo de la razón, mejorar lo que hoy llamamos “calidad de vida”. También de aquellos remotos momentos nos viene lo plural, las contradicciones, lo diferente, la otredad, el vivir humano, que es el vivir en la imperfección. Eso sí, hemos estado, estamos y estaremos obligados a desarrollar inteligencias para construir equilibrios sociales.

Un viejo texto impreso en el siglo XV, traducido “n” veces, seguramente con distintas visiones e interpretaciones, no deja de ser una fuente interesante del pensar y discurrir humano, se trata de la Biblia. Allí hay un relato sobre una experiencia de la búsqueda de convivencia de los creyentes cristianos y la formación de la primera comunidad:

“los fieles tenían un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba como propios sus bienes, sino que todo lo tenían en común (…) entre ellos ninguno sufría necesidad, pues los que poseían campos o casas los vendían, traían el dinero y los depositaban a los pies de los apóstoles, que los repartían según las necesidades de cada uno”

Aún en ese ámbito de cristianos creyentes dirigidos por líderes de alta espiritualidad, ocurrió el fraude de Ananías y Safira… (1)

A finales de la primera mitad del siglo XIX, asociaciones de trabajadores europeos (la liga de los comunistas) le asignaron a Marx y a Engels, la compleja tarea de elaborar un texto-programa, que caracterizara la grave situación que atravesaba el sector proletario, y sirviese a la “Liga” de guía teórico-práctica; de allí, “El Manifiesto Comunista”.

“Sin embargo, (Engels-dixit) cuando fue escrito no pudimos titularle: Manifiesto Socialista. En 1847 se llamaban socialistas, por una parte todos los adeptos de los diferentes sistemas utópicos(…) toda suerte de curanderos sociales que prometían suprimir con sus diferentes emplastos, las lacras sociales sin dañar el capital ni la ganancia (…) en cambio, la parte de la clase obrera que había llegado al convencimiento de la insuficiencia de las simples revoluciones políticas y proclamaba la necesidad de una transformación fundamental de toda la sociedad, se llamaba entonces comunista” (2)

Al decir del filólogo Ángel Rosenblat: “toda palabra, cualquiera que sea la; esfera de la vida material o espiritual a que pertenezca, tiene dignidad e interés histórico y humano”. La palabra socialista, desde su presencia en el habla y dada su densidad, no le ha sido ajena a la humanidad, contra ella se han alineado todos los cañones y se han articulado las más sutiles estrategias para desnaturalizarla, confundirla, degradarla. En esa ofensiva han participado desde eruditas plumas y voces, hasta vivianes y embaucadores de todo pelaje.

Sin embargo, la idea socialista, toda maltratada, ha logrado sortear tantas dificultades, y, solo hay una explicación, que, aún con tanto viento en contra, en estos confusos y calamitosos tiempos, sigue siendo el súmmum de las aspiraciones humanas, hasta que se demuestre lo contrario.(¿?)

Con el ascenso de Hugo Chávez, a la presidencia de la República Bolivariana, en 1999, se votó una Constitución, que en su preámbulo estableció que la sociedad a construir sería “democrática, participativa y protagónica”. Con esta Carta Magna, se abrían las puertas a una posibilidad de establecer una república, que superase a aquella que Bolívar nos legó y que le llevó a decir cuando renunció al poder Supremo, ante el Congreso en Bogotá, el 20 de enero de 1830: “me ruborizo al decirlo: la independencia es el único bien que hemos adquirido a costa de los demás”.

Chávez a raíz de su triunfo electoral del 2012, generó un conjunto de ideas para el próximo ejercicio gubernamental, que conocemos como “Golpe de Timón”, allí se asumía la ruta del “Socialismo Bolivariano del Siglo XXI”, habían transcurrido casi trece años de navegación en el rio revolucionario, no escasos de meandros y atascos.

En ese documento, Chávez, muy agudo, critico y autocritico, entre otras cosas, le parecía “sospechoso”, eso de llamar socialista a todo, arepera socialista, calle socialista, y echó el cuento del cochino y el Chigûire. Es que el Socialismo tiene como adversarios, no solamente a los teóricos del capitalismo y del libre mercado, sino también a los desinformados, sonámbulos políticos, aprovechadores y unos cuantos idiotas.

Las revoluciones son procesos complejos y dinámicos, que implican: grupos humanos, pueblo, necesidades, aspiraciones, entusiasmos, credibilidades, liderazgos creíbles, ideas, contextos internos y externos, y cuestión importante, la variable tiempo. Los marxistas todo esto lo sintetizan en: condiciones subjetivas y objetivas.

El historiador E.J Hobsbawm, hizo una revisión a la producción teórica sobre la “revolución”, que reposa en los archivos de la biblioteca del Congreso de Washington; trabajo amplio, complejo y difícil de sintetizar en un artículo como este. Entre las cosas que percibo del texto, es que toda revolución deja de serlo en un momento determinado, es este uno de los aspectos que el autor trata de precisar, no dejando de reconocer la dificultad que conlleva ubicar ese momento. Cualquier revolución al triunfar establece una estructura organizada que la sustenta, que le da piso solido al régimen. Esto puede llevar al establecimiento de grupos en el poder, que al final terminan defendiendo sus particulares intereses.

Como podemos observar el tema es muy delicado, puesto que puede conllevar a posturas deterministas, fatalistas, parálisis social, ceses de las ideas y utopías, y en consecuencia generar sociedades zombi o robotizadas. Sin embargo los humanos tenemos que afrontar lo humano, lo otro es el dogma “sin pecado concebido en el primer instante de su ser natural”, y Dios proveerá. Chávez, alguna vez dijo algo así: “Países y gobiernos viven de Cumbre en Cumbre, y los pueblos de abismo en abismo”. refiriendose a la pérdida de tiempo y ausencia de concreción de las, “nulidades engreídas y reputaciones consagradas” de los supuestos timoneles de nuestras repúblicas.

Hoy soy testigo de mi tiempo histórico venezolano y mundial, hago vida cotidiana, oigo, veo, leo, consumo, voy al mercado, a la panadería, al médico, me reúno con vecinos, escribo, y en una diabólica dinámica económico-social paso de una severa escasez de alimentos y medicinas, a una abundancia de todos estos productos, pero dolarizados e inalcanzables para el bolsillo de la mayoría de los trabajadores, pensionados y jubilados.

A veces la necesaria y respetable lucidez de los teóricos no es suficiente, y nos refugiamos en la canta popular, que son tan buenos para interpretar nuestras realidades políticas, sociales y culturales: “El pendejo amarra el bote aunque vaya de patrón”, y seguramente esta canta popular mira con el ceño fruncido al preámbulo Constitucional de pueblo “Participativo y Protagónico”. Es que historia tenemos, y es que, a los venezolanos, desde remotos tiempos nos pasa lo que: “Al árbol bueno que el matapalo abrazó” (3)


LA REVOLUCION ES CULTURAL

Rafael Castro

La Biblia (Latinoamérica) Hecho de los Apóstoles/Págs. 210-214/Editorial Verbo Divino /España 1995.
Manifiesto Comunista/Federico Engels/Prefacio a la edición inglesa de 1888/págs., 17-22/Editorial Progreso/Moscú 1985.(este prefacio lo escribió Engels, cinco años después del fallecimiento de Marx)
El Matapalo/joropo/golpe de Arpa y estribillo oriental/Arreglo Javier Marín/Grupo Pasacalle/Fundación Bigott/Caracas-Venezuela.

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